Volvían los festejos populares a Navarra, concretamente a Tudela, con un fin de semana de casta navarra. Y antes de empezar con la crónica agradecer a la empresa por dar el primer paso para volver a dar festejos. Pero sobretodo agradecer y reconocer al público que respondió de maravilla aguantando, a pesar del frío, hasta ver entrar al último animal.

El sábado se daban cita en el coso tudelano José Manuel González «El Poca», Jaume Orenga, Julio Pérez y Quique Otero para enfrentarse a los animales de Arriazu. Una tarde de frío invernal donde las damas de la JA y el toro calentaron el ambiente. En líneas generales los capones, todos de idéntica e impoluta lámina, desarrollaron algo más de nobleza durante su lidia.

Abría la tarde un espectacular capón de nombre «Cumbrero», de capa negra, portando el número 1, de gran caja y dos tremendas astas. Quédense con esta descripción ya que todos los capones de la tarde eran idénticos, en cuanto a presentación, a este.
Un capón con codicia que estuvo trabajando todos los obstáculos. Eso sí, había que llamarlo de largo para que acudiese pero el respondía acudiendo pronto al cité. Haciendo el hilo hasta el final detrás de los recortadores y rematando, como es habitual en esta casa ganadera, en tablas. La tijera pequeña y la grande la trabajó sin parar y dominó la pirámide, subiéndola y bajándola sin ningún problema. Recibió una ovación del público al final de su actuación.

Le tocaba el turno a la número 124 de nombre «Espigadora» que realizó una explosiva salida, una pequeña muestra de cómo iba a ser esta buena vaca durante toda su lidia.
Lidia que trascurrió en todos los obstáculos ya que no se dejó ni uno solo sin trabajar.
Remataba en tablas con el mínimo estímulo, saltaba fácilmente la tijera pequeña y trabajo de maravilla la pirámide. Alegre se arrancó también a los quiebros del Poca. Una de las estrellas de la tarde.

A continuación otro capón de idéntica lámina que el primero de nombre «Mensajero» que también portaba el número 1. Un capón que trabajo insistentemente la tijera grande, demostró su codicia en el tablado y arremetió con bravura contra el cuadrilátero. Fue ovacionado al final de su lidia.

Otra gran vaca fue «Luna» con el número 745 una vaca encastada que se adueñó por completo de la pirámide. «Luna» también dominó a la perfección la tijera pequeña y se arrancó con alegría al quiebro del Poca haciéndole el hilo, sabiendo lo que se dejaba detras. Llegó el momento de meterla en corrales y tanto tiempo sin salir a la arena había dejado a «Luna» con ganas de más guerra. Sacaron a los cabestros pero «Luna» se encampanaba y arrancaba a los pastores. Merecida ovación para otra de las estrellas de la tarde.

«Vencedor» con el número 11 era el quinto animal en saltar a la arena. Realizó una explosiva salida, rematando en tablas y rompiendo una de ellas. Acabo cogiendo la querencia en el tablado desde donde divisaba todos los movimientos de los recortadores. Allí fue donde se desarrolló el resto de su lidia demostrando tener una gran codicia al ir a por el trapo.

La siguiente fue «Pueblerina» la número 175, colorada de capa, y a mí juicio lo mejor de toda la tarde. Durante los 10 minutos de su lidia, que a la mayoría nos supieron a poco, trabajo todos los obstáculos. Subió a la tijera grande, trabajó sin ningún problema la pequeña y se apoderó por completo de la pirámide desde donde miraba a las gradas con una actitud arrogante, con la cabeza siempre alta. En este obstáculo es tan importante la subida como la bajada, detalles que te van marcando y diciendo cómo es el animal. En este caso «Pueblerina» subía y bajaba veloz la pirámide siempre y cuando no se diese la vuelta para coger al recortador que tenía detrás. Llegaba la hora de recoger a «Pueblerina» y al igual que su hermana se resistía a irse, seguía queriendo más, salieron los cabestros y se arrancaba a por ellos. Al final acabo entrando en los corrales con una merecida ovación de fondo.

«Ablitero», con el número 2, era el siguiente capón en saltar a la arena. Trabajó muy bien la tijera pequeña pero salía muy suelto y mirando siempre hacia el callejón, así que intentaron que saltase pero se quedaba a medias. El público, que la mayoría había acudido para ver saltar a los animales de arriazu intento, insistentemente con llamadas desde los tendidos, a que el capón saltase al callejón pero no lo consiguieron. En los últimos instantes de su lidia, «Ablitero» se fue centrando más y creciendose sobre todo en el tablado donde demostró la codicia que llevaba escondida. Trabajando además la tijera pequeña y la pirámide.
Si el público no se hubiese centrado tanto en que saltase hubiésemos visto una buena actuación.

El penúltimo en salir fue «Tesorero» con el número 1 y un pelaje negro chorreado que realizó una corta y discreta actuación. Trabajó, eso sí, la tijera grande e intento subir por el lateral de la pirámide.

Y para terminar, como es habitual en los especiales de Arriazu, le tocaba el turno a «Lastimoso» número 44 que volvía a Tudela. Un toro que me encantó, peligroso y midiendo muy bien las distancias. Saltando y trabajando sin ningún problema la tijera pequeña en donde se arrancaba sin casi llamarlo. También protagonizó un momento de peligro cuando se arrancó a traición a por uno de los especialistas. Demostrando, una vez, más su condición de bravo en el cuadrilátero. Destacar también que «Lastimoso» media muy bien las distancias y no se arrancaba a menos que viese seguro que podía coger a su oponente.

Al día siguiente nos volvíamos a dar cita en Tudela, los especialistas eran José Manuel González «El Poca», Julio Pérez, Isidro Pelaez y Jaume Orega pero esta vez los que saltaría a la arena eran 9 impresionantes toros. Todos ellos de gran presentación y juego muy variado que dejaron un muy buen sabor de boca entre la afición tudelana.

Abría la tarde con una explosiva salida el número 57, de capa negra y de nombre «Negral». Trabajó todos los obstáculos y dejó un gran detalle cuando se arrancó y saltó al callejón detrás del Poca, y es que una de las cualidades de este toro era su prontitud.
Además el Poca citó y quebró a «Negral», que respondió con una alegre y magnífica arrancanda. En definitiva un toro encastado y muy al gusto del aficionado.

El siguiente era «Azulejo» de chorreado pelaje, con el número 75, que realizó una salida algo más fría que su hermano. Fue un toro que trabajó todos los obstáculos dominando la tijera pequeña y trabajando muy bien la grande. Acudía pronto a los cites y hacia el hilo hasta llegar a tablas, donde terminaba rematando.

Le tocaba el turno a «Cañamero» un colorado herrado con el número 46. Al igual que su hermano realizó una discreta salida, huyendo en los primeros instantes. Al principio este número 46 empezó a trabajar la tijera pequeña pero le costaba, así que después de varios intentos para que trabajase los demás obstáculos se optó por recortarlo. Y ahí fue donde los especialistas lucieron a «Cañamero», que protagonizó buenas arrancadas a por los recortadores. Al final de su lidia acabo trabajando algo mejor la tijera. Puede que el animal no sirviese para obstáculos o puede que al calentarse trabajase mejor.

El cuarto de la tarde era «Delincuente» luciendo en sus chorreados costillares el número 48. Una de las estrellas de esa tarde. Trabajó todos los obstáculos, en especial la tijera grande donde dejó uno de los detalles de la tarde, cuando casi consiguió saltarla. Encastado y codicioso fueron las cualidades de «Delincuente», cualidades que fue demostrando desde su salida y durante toda su lidia. Subirlo a la pirámide era todo una prueba de valor ya que subía y bajaba la pirámide velozmente para intentar coger a su oponente.
Peleó y movió el cuadrilátero el solito debido a una capa que estaba ahí movida por el viento. Otro detalle que valore mucho fue la boca cerrada de principio a fin, detalles que dicen mucho del toro. Tocaba devolver a «Delincuente» a los corrales y aún seguía queriendo más pelea, así que decidió arrancarse a por los pastores. Finalmente entró con una gran y merecida ovación de fondo.

El siguiente fue un toro colorado, con el número 31, de nombre «Marlofero». Un toro que desde el principio hasta el final estuvo rematando en tablas. Quiso trabajar los obstáculos pero le costaba un poco más, «Marlofero» prefería perseguir a sus oponentes alrededor de la tijera. Aún así nos dejó muy buenas arrancadas, desvelando su fondo de bravura y codicia. Finalmente consiguió saltar la tijera pequeña.

Negro de capa, portando el número 91 y respondiendo al nombre de «Rapiño» así era el sexto toro en saltar a la arena. En teoría iba a salir más adelante pero «Rapiño» había roto una puerta de chiqueros y tuvo que salir en séptimo lugar.
Protagonizó una explosiva salida, pegando y moviendo la tijera grande, arremetiendo contra el tablado y levantando las tablas de este. En apenas unos minutos ya se había ganado a todo el público de la plaza. Trabajó muy bien las dos tijeras pero acabo rajandose y cogiendo la querencia en tablas donde solo remataba.

«Campanillo» con el número 82 era el siguiente en salir, otro de los toros estrellas de la tarde. Trabajó muy bien los obstáculos en especial la pirámide. Donde subía y bajaba velozmente persiguiendo hasta el final a su oponente. Otra gran características de «Campanillo» era su atención, no se le pasaba nada en la arena. Prueba de ello mientras estaba trabajando la tijera grande se revolvió y fue a rematar en tablas donde estaba el Poca. En definitiva un toro bravo y encastado que además se arrancaba con gran alegría.

«Tulipán», herrado a fuego con el número 23, uno de mis favoritos por su gran presentación que delataba su procedencia navarra. Este toro castaño y chorreado realizó una discreta salida, aunque levantó gran expectación entre el público. En sus primeros instantes en la arena, miraba por encima de las tablas, fijando su objetivo: en el callejón. Empezó a crear en los tendidos muchas sospechas de que podría saltar, sospechas que finalmente, y para alegría del público, se confirmaban y «Tulipán» acabo saltando al callejón el solo. Salto que podría parecer signo de mansedumbre que fue descartado por el resto de su actuación.
Trabajó muy bien la pirámide pero el público quería verlo en el callejón y tras varios cites de los especialistas acabo saltando dos veces más.

Y «Planetario», colorado, luciendo el número 45 fue el encargado de cerrar la tarde. Trabajó la tijera pequeña y con gran codicia la grande. Los especialistas lo citaban desde el callejón y «Planetario» no dejaba de rematar hasta que acabo saltando al callejón.

Por Ana Mateo