392 días después se vuelve a anunciar una gran feria en España. Comienza la era COVID en las ferias importantes tras más de un año de hibernación. De nuevo es en Sevilla, y lo que nos ofrece la empresa Pagés es muy similar a lo de años anteriores. Mismos espadas y ganaderías combinados de forma monótona que siguen la estela de años anteriores; podríamos decir que se trata del “conservadurismo taurino”. Aún así, hay un manojo de combinaciones interesantes, con el cartel de toreros de arte, el del día 24, a la cabeza.
La primera conclusión que se extrae es que las repeticiones son innecesarias, salvo en casos puntuales. Llevamos unos 20 meses sin festejos en las plazas de primera, y el sistema de repeticiones es de lo más nefasto. ¿De qué sirve derramar lágrimas, de cocodrilo, por los ganaderos si luego se repiten ganaderías en 12 días de toros? Y que Morante, Ortega, Aguado o Roca Rey estén acartelados tres tardes -cuatro en el caso de Morante- me parece desproporcionado. Actuarán dos tardes El Juli, Perera, Manzanares, Ferrera, Luque y Urdiales. Ahora es cuando el aficionado se pregunta ¿Y Ponce, Curro Díaz, Román, Talavante y demás nombres por qué no están? Acaso ganaderías como Luis Algarra, La Quinta, Torrestrella o La Palmosilla, ¿no tienen toros? Antes de escribir esto he leído el análisis que hice de los carteles de 2020 y seguimos tropezando con la misma piedra…esto es predicar en el desierto.
Pero este año hay algo que se desmarca de ese “conservadurismo” del que hablaba, y es que Morante matará la corrida de Miura. Sea por el motivo que sea, esto es muy de agradecer, a pesar de que le llovieron palos cuando salió la exclusiva hace unos meses. No entiendo a quienes protestan por ver algo y cuando lo van a ver siguen protestando. Y todos sabemos que pase lo que pase ese día Morante, Miura o los dos van a ser criticados. Otro cartel bastante interesante es el mano a mano de los victorinos, aunque hubiera sido mejor una terna completada por Roca Rey. La tarde de Santiago Domecq también puede ser interesante y la primera de Juan Pedro también.
Y lo peor de todo es la falta de novilladas. Si 2020 sirvió para algo fue para ver lo importante que es la cantera. Apostar por los novilleros es apostar por el futuro, y Sevilla ha apostado por ello con sus novilladas a lo largo del verano. Esperemos que esto sólo sea por la situación actual, pues sería nefasto que esto se instalase en la Maestranza.
Pero todo esto puede venirse abajo en cualquier momento. El panorama es totalmente incierto, y el grueso de los carteles están situados en unas fechas nefastas. La vuelta de Semana Santa puede ser como la vuelta de navidad, con rebrotes por todo el país y un endurecimiento severo de las medidas. Y aunque ahora no son nada halagüeñas, la tendencia es hacia la relajación. Pero la jugada de Ramón Valencia le beneficia y mucho. A él ya no le pueden criticar, pues los carteles están presentados y la intención es, o nos hacen creer, dar toros. Si la Junta de Andalucía da luz verde, se darán toros y la opinión no se le echará encima, y si, por el contrario, el gobierno andaluz no autoriza su celebración Ramón tendrá el escudo de los carteles presentados.
La afición tiene ganas de toros, y a pesar de las críticas, es esperanzador ver movimiento en los despachos de las principales plazas. La situación sanitaria y política no está a nuestro favor, pero habrá que tener esperanza en este año, aunque nos quede poca.
Por Quique Giménez