Como ya nos adelantó  la empresa de Valencia –Simón Casas Producciones- a finales de abril, y cuando las autoridades valencianas se lo comunicaron, empezaron el proceso de devolución de los abonos y entradas adquiridas de la malograda feria de fallas 2020. La devolución se está produciendo con total normalidad, para satisfacción de los interesados y  pesar de algunos.

Con esta acción, Simón Casas, ha cerrado muchas bocas, ha invitado a muchos a dejar volar su imaginación –Veremos que inventan ahora-, y finiquita algunas críticas que afirmaban que estaba pasando por un momento económico difícil y que la devolución no se iba a dar. Probablemente esta no será la temporada soñada por Simón Casas, que tras la adjudicación de dos de sus plazas más míticas –Nimes y Alicante-  y el doblete de José Tomás en su bastión francés, le esperaba una esperanzadora temporada, tal vez incluso… triunfal. Madrid y Valencia podrían ser testigos. Al final el señor Casas se ha llevado uno de los mayores palos del covid19, al suspender a dos días su feria, y verse compuesto y sin novia.

Las malas lenguas han criticado, matado y enterrado a Simón Casas miles de veces. Al final, nunca han podido acabar con él. ¿Cómo lo hace? No lo sé. En vez de productor ahora le pueden llamar el brujo. Siempre ha estado ahí, gestionando sus plazas, intentando darle una visión diferente a sus ferias, saliendo del círculo de confort. Creando diferentes cosas. Tirando guantes para que la juventud los recoja. No es perfecto, pero no es el peor, como algunos afirman.

Zabala y Madueño lo han intentado defenestrar, y masacrar, sin razón aparente, ni tampoco por un alarde de ética y moralidad, puesto que no tienen. Hoy el tolón y el cencerro, se meriendan sus palabras y están obligados a entonar el mea culpa, a través de un artículo. Eso es lo que pasa, cuando apuntan sin munición, cuando hablan sin contrastar, cuando no tienen personalidad, que acaban por no tener ninguna credibilidad. El Mundo es una prensa amarillista, que vive de las glorias del pasado más que los triunfos del presente.

Hoy Simón Casas piensa desde su casa, su próxima jugada,  en sus próximas ferias, al final, tiene 4 plazas, 3 de ellas de 1. ¿Cuánta vida le queda a Simón? ¿Quién sabe? El romántico que vive en su interior no le deja descansar, todavía tiene mucho que hacer, muchos proyectos que materializar, muchas plazas que administrar, muchos carteles que rematar. A día de hoy, el productor vive y paga.

Por Juanje Herrero