Céret es quizá la más valiente de todas las plazas del orbe taurino mundial, con el permiso de Vic-Fezensac. Una vez más, por enésima, decidió la ADAC apostar por el caballo que todos los oligarcas del toreo (a excepción de pocos) pintarían perdedor en este caso: la Casta Navarra resucitada en la ganadería del sobradamente conocido pastor del encierro pamplonés Miguel Reta, casi una institución en Iruña.

Reta de Casta Navarra es el nombre de este hierro cuyos efectivos pastan en La Tejería, en el término de Grocin, Navarra. Hasta allí llegó la ADAC para llevarse los protagonistas de una corrida que, seguramente el mismo día de su presentación, se convirtió en una de las de mayor expectación de la temporada 2020 (tristemente truncada por esta pandemia). En cualquier caso, la novedad estaba servida al aficionado en bandeja de plata gracias al duro trabajo durante años de Miguel y su familia y el consejo de ganaderos de la talla de Victorino Martín, por ello es lo menos agradecer por parte de la afición la apuesta por una de las castas fundacionales del toro bravo, única y en pureza. Se ha de recordar también que fue, de manos de la ADAC también, en 2003 cuando por última vez se apostó por la Casta Navarra en lidia ordinaria con una novillada de Arriazu, que tocó en suerte a Mario Campillo, Javier Solís y Julien Miletto, y que la crónica calificó de “mansa y complicada”, ya que “no facilitaron el triunfo de la terna” (aún se desconoce qué esperaba el susodicho cronista aquel día).

Y es que esta histórica casta es así, son toros duros y complicados, rápidos, con una inteligencia superior a la de cualquier otro vacuno de lidia, podríamos decir, incluso, que son la antítesis del toro de línea Juan Pedro Domecq. No sin méritos se ganaron en el siglo XIX el apodo de “diablos”, por el picante que tienen en su sangre y lo rojo de su pinta. Decir cabe que la historia de esta casta es amplia a más no poder, y está emparentada con la raza Betizu y la raza del Ebro (esta también utilizada antaño para la lidia a pie y hoy prácticamente desaparecida):

En su momento, dominaron el panorama ganadero a la zaga de los toros del Raso de Portillo con hierros como Guendulain, Lizaso, Pérez Laborda (más tarde Manuel del Val) o Carriquiri (hierro al que perteneció el legendario “Llavero”, toro indultado en Zaragoza el 8 de Octubre de 1860 por “El Nili” y que tomó 53 varas y mató 14 caballos). Además, tiene también su influencia en vacadas de la talla de Miura, ya que en 1760 Marcelino Bernaldo de Quirós forma su ganadería con reses de La Cartuja (1637) a través de los monjes Dominicos de Sevilla y Casta Navarra, y Juan Miura compró a Alvareda lo procedente de Bernaldo de Quirós. Si a ésto le sumamos al conocido toro “Murciélago” de Manuel del val (toro de 24 puyazos), que en 1879 y en la muleta de Lagartijo fue indultado, observamos la influencia de esta sangre en la vacada de La Puebla del Río, al menos en su comportamiento inteligente y peligroso. Con todo ello se comprueba la importancia de la antigua sangre de las vacas y toros que guarda Miguel Reta en La Tejería que, en 2021, volverá a pisar los ruedos. Un tesoro genético, en resumidas cuentas eso es lo que se guarda tras el hierro de Reta de Casta Navarra que en este reportaje se expone, conformado por las sangres de las 5 diferentes líneas que componen esta estirpe del toro bravo: Aranda, Lahuerta, Arriazu, Laparte y Vicente Domínguez.

Y así, en un trocito de paraíso en Grocin, viven y se desarrollan los encendidos toros colorados de Navarra, que no tardarán en hacer su vuelta triunfal al circo taurino, bajo la atenta mirada y a los cuidados de Miguel Reta.

Por Quesillo

Fotografía Paul Ribat