Ese pobre hombre llamado José Luís Ábalos que dice ser ministro de España arremete contra su país, su cultura, sus ancestros, sus tradiciones, como pueda ser el caso de las corridas de toros. Es penoso, como dije miles de veces que las personas que nos rigen nuestros destinos al frente del Gobierno de la nación, sean todos incultos y, lo que es peor, descerebrados. Ábalos, como tantos de sus correligionarios viene a demostrar que, en el ejercicio de la política cabe todo el mundo, hasta los analfabetos; no es que quepan todos, es que lo son.

Visto desde fuera, nos verán y se mofarán de todos nosotros. No creo que exista un país en que sus mandatarios renieguen de las tradiciones de sus países porque esa es una falta de responsabilidad al más alto nivel. Pero claro, ellos, los políticos de izquierdas, torpes al más alto nivel, son incapaces de comprender al pueblo al que rigen. Atentar contra la fiesta de los toros es un ejercicio de crueldad e irresponsabilidad al más alto nivel, algo que no se le ocurre ni al más tonto del lugar; digo tonto porque no son políticos, si los políticos, tontos hasta decir basta son capaces de cometer la peor de las infamias.

Si estos mandatarios que nos rigen, llenos de odio y de rencor a todo lo que huela a España, ante todo deberían de haber leído a las grandes plumas de nuestro país que a lo largo de la historia han sido, caso de D. Miguel de Unamuno que no era aficionado a los toros pero sí un hombre cabal y auténtico en que nos decía: – LOS TOROS SON EL COMPENDIO DE TODAS LAS BELLAS ARTES Y DE ELLAS LA MÁS ORTODOXA, PUES ES LA QUE PREPARA EL ALMA PARA LA CONTEMPLACIÓN DE LAS GRANDES VERDADES-. Así era la cultura de antaño en España puesto que, Unamuno, con su axioma, nos viene a demostrar la grandeza de aquellos seres irrepetibles capaces de convivir con todo el mundo. Así era nuestro país en aquella generación del noventa y ocho. Para colmo, Unamuno era de izquierdas y fue diputado por Madrid. Vamos, como los de izquierda de ahora que solo quieren destruir y prohibir.

Eso sí, como consuelo para todos los españoles debemos de recordarle al tal Ábalos, que no sufra nada, que les queda estar en el Gobierno hasta las próximas elecciones. Los españoles no queremos a gentes que detesten las costumbres de España, sus tradiciones, sus ancestros y su forma apasionada de vivir. Las urnas, una vez más, nos liberarán de tanto desaprensivo que, por estar en política se creen los reyes del universo cuando en realidad son unas pobres criaturas al servicio de su amo que, día sí y otro también, se desdice de lo dicho en el día anterior.

En los toros y en cualquier ámbito de la sociedad en que vivimos, todos, sin distinción, añoramos la figura y obra de Felipe González, un político de izquierdas como Dios manda al que nadie cuestionó; nadie de los suyos, no como ahora que distintos barones de socialismo español están hasta los «cojones» del tan Pedro Sánchez y sus adláteres. González no nos privó de nada, ni siquiera de la derecha a la que adorábamos.

Pla Ventura.

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