Cualquiera que sienta la justicia como arma reivindicativa ante lo realizado por un individuo, tiene que estar al lado de Luís Gerpe, es decir, junto al débil que no tiene nada y no lo escucha nadie.

Son ya varios días en huelga de hambre frente a la plaza de toros de Las Ventas en los que, Gerpe, valiente como pocos, ha querido exponer su vida, no frente al toro como era su deseo, pero sí en esa brutal huelga de hambre que, sin duda, puede afectarle mucho a la salud.

Lo triste de la cuestión es que, como le sucediera a Pedro Marín, Luis Gerpe tampoco será escuchado por la empresa puesto que así lo han declarado por aquello de evitar medidas de presión, excusa que les viene como anillo al dedo para hacer sufrir el diestro toledano.

El chaval expone en una gran pancarta lo que han sido sus éxitos en Madrid, razones de mucho peso para que haya sido escuchado en estos cuatro años que lleva como matador de toros; pero no, nadie le ha escuchado y, lo que es peor, ninguna figura del toreo se ha arrimado a dicho matador con la intención de darle lo único que se le puede dar, ánimo, torero o, en su defecto, a llevarle una botellita de agua.

Siempre dije que el toreo es peor que una enfermedad, una droga dura que se lleva por delante de decenas de chavales que, locos por su profesión, no dudan en llevar a cabo la hazaña más dura que la vida pudiera presentarles. ¿En qué otra profesión se puede encontrar situaciones como la de Luís Gerpe en huelga de hambre durante más de ocho días?

Mis respetos para este muchacho que, desde aquí le invito a reflexionar y, posiblemente, el camino que ha emprendido no es el más adecuado; para mí, aquello de tirarse de espontáneo hubiera tenido más eco, pero «eso» ya no se lleva. Recordemos que los hizo Manuel Díaz en Madrid, por citar a un caso de los más significativos y, a partir de aquel momento, como se sabe, Manuel Díaz ha toreado más de dos mil corridas de toros.

Por el sendero que camina, Luís Gerpe no hallará la meta, lo digo con todo el dolor de mi corazón, a sabiendas de que, como él esgrime en su pancarta, en sus actuaciones en Madrid ha tenido tardes muy importantes que, sin duda, son su aval, su legítimo «pasaporte» para poder torear en Madrid pero, Simón Casas está en Madrid para ganar dinero y, sin duda, no se acuerda cuando dormía en los escalones del Congreso de los Diputados, es decir, Casas fue pobre, hasta el punto de dormir en la calle. Claro que, como dice un refrán popular, Dios nos libre de un pobre rico y, aquí tenemos el ejemplo.

No es menos cierto que, me subyugaron las declaraciones de Luís Gerpe  que, como confesó no es ningún chalado porque como afirmaba, de tener la oportunidad y desperdiciarla, ya no molestaría jamás a nadie; hay que ser muy hombre para hacer dichas declaraciones. Solamente por su hombría merece la oportunidad a la que anhela puesto que, tras la misma, de no haber suerte, Gerpe sabe que en la vida la esperan muchas sorpresas al margen del toro y, sin duda, todas serán buenas.

Mucha suerte, matador; si puede ser en los toros, mejor que mejor y si es lo contrario, seguro que en la vida hallará la forma y manera de ser un hombre de bien, por tanto, un tipo importante. Como fuere, ánimo, matador.