Les muestro la foto del libro en cuestión, MIS AMIGOS MUERTOS, para decirles que aquí empezó todo. Yo no sería nadie sin aquel libro que guardo como un tesoro inmaculado puesto que, gracias a la pluma de Juan Ignacio Luca de Tena, el que suscribe pudo empezar su singladura en el mundo de los toros; digamos que, con las letras que tanto me motivaron para iniciarme en la bella tarea de contar las vivencias del mundo de los toros que siempre me habían apasionado.

Tras leer aquel libro comprendí que, a partir de aquel momento, como quiera que convicciones me sobraran, podía empezar la singladura narradora que tuvo lugar junto a Juan Bosch Iglesias en la revista EL MUNDO DE LOS TOROS de Palma de Mallorca. Recuerdo el primer ensayo que escribí, JUSTÍCIA PARA UN VALIENTE, dedicado al gran Paco Ruíz Miguel que, por aquellas fechas ya estaba harto de lograr triunfos apoteósicos mientras que, el toreo le seguía dando la espalda; ya se sabe, se trataba de luchar contra las injusticias en el toreo que, tantos años después sigue siendo mi norte. Como se sabe me inicié en el mundo de los toros pero, pasados los años, la vida, como si de una especie de premio se tratare, me obsequió con la posibilidad de contar vivencias de toda índole que, mejores o peores, eso nunca me quitó el sueño, pero si me llenaron de alegría porque pude expresar mis sentimientos que, a su vez, a tantas gentes les gustaron.

¿Qué pretendo con estas letras? Mi única finalidad al respecto no es otra que invitar a todo el mundo a la lectura porque todo está en los libros y, sin duda, es la única fuente del saber. Es cierto que, tras lo que uno va a prendiendo compruebas al final lo poco que sabes, pero ese poco sabe a gloria para desenvolverte en el mundo. Mi libro fue, en primera instancia, como dije, MIS AMIGOS MUERTOS, un título que podría sonar al más puro dramatismo pero que, tras su lectura comprendí la grandeza de un hombre genial llamado Juan Ignacio Luca de Tena que, gracias a él, estoy yo aquí ahora puesto que, de mis manos y sentidos han brotado miles de ensayos y, para mayor dicha, a mis años, sigo tan ilusionado como el primer día. No es que descubriera a Juan Ignacio Luca de Tena, descubrí la grandeza de todos los que fueron sus amigos puesto que, en aquel cántico que Luca de Tena hizo de los suyos, en dicho envite aprendí a respetar a los más grandes que, para nuestra dicha, en España, los hemos tenido por doquier en todas las épocas.

Hablan las estadísticas de lo poco que leemos los españoles y, de alguna manera es cierto; nos atrapa la televisión y, en la actualidad, las redes sociales en las que, como me han contado, la gente suele expresarse sin reparar en ningún léxico y, mucho menos en lo que a ortografía se refiere; es decir, se comunica todo el mundo pero, ¿de qué manera? Leer es un manantial de paz para, llegado el momento, poder escribir y, ese “vicio” sigue siendo el más barato del mundo. Hace unas fechas pude comprobar en una librería de Castellón que, un libro vale menos que un cigarrillo. Cuando comprobé que en dicha librería se vendían cuatro libros por el precio de un euro, aquello me dejó sin palabras. Me dije: ¿Habrá un vicio más barato que el de la lectura?

Desde mi humilde posición en la que apenas soy capaz de juntar cuatro letras para comunicarme, pero que me asiste la ilusión de un jovencito que tiene todo un mundo por descubrir, repito la invitación a la que antes me refería que, leer es la única manera de saber. Yo sigo vivo gracias a MIS AMIGOS MUERTOS que me inició en la lectura para, más tarde, coger la pluma y contar todo aquello que mi alma sentía pero que no era capaz hasta que llegó aquel momento inenarrable. Lo logré. Alabado sea Dios.

Luego, pasados los años, confieso no tener fortuna alguna, pero sí de fortuna hablamos, los tres mil libros que adornan mi biblioteca son el tesoro más grande que anida en mi humilde hogar. Todo eso y mucho más logró en mi persona la lectura de aquel hermoso libro que, narrado por un escritor sensacional, tantas lecciones me aportó.

Pla Ventura