He visto con ojos de estupor lo que ha sido la ruptura de Ana Rita con el que fuera su apoderado José Luís Cazalla y, he quedado anonadado; y lo digo porque, para mi fortuna o desdicha, he sabido siempre de la lucha de Cazalla por todos sus toreros y, si cabe, con Ana Rita, se ha esforzado muchísimo más. Y no son palabras mías lo que digo, es la pura realidad de lo que ha acontecido con esta dama singular y lusitana que, como ella misma ha demostrado es una gran rejoneadora que, por otra parte, lo dicen sus éxitos.

Para cualquier aficionado medianamente instruido en la materia, aquello de que Ana Rita, dentro del  magno escalafón que tenemos en lo que a rejoneadores se refiere, que esta dama haya quedado la tercera en el escalafón, ello tiene tintes de milagro, amén de la realidad de la que hablo. Esto viene a demostrar dos cosas; primero la capacidad creativa de esta señorita lusitana que, como sabemos, vive por y para el rejoneo puesto que, como se sabe, su único vicio no es otro que perfeccionarse cada día un poquito más en el ejercicio de su profesión, labor que la ha traducido en éxitos para su fortuna y para la de todos los aficionados. Y, acto seguido, y aquí ya entra en escena su apoderado, no es nada sencillo que una dama como Ana Rita pueda quedar tercera en un escalafón repleto de figuras de altísimo nivel, lo que viene a certificar lo que ha sido la labor de su apoderado José Luís Cazalla que, en breve me entrevistaré con él para que me cuente los pormenores de dicha ruptura.

Yo no vivo del mundo de los toros y esa razón es la que me permite toda la libertad del mundo para que, con respeto pero con verdad, pueda pronunciarme al respecto del tema que me ocupe, caso de Ana Rita que, para su suerte o desdicha, ella sí que vive del mundo de los toros, razón por la que debería de tener más sensatez ante la decisión que ha tomado. Convengamos que las rupturas siempre vienen por lo mismo; falta de contratos, impago de los mismos, traiciones inesperadas; muchos son los motivos de las rupturas pero, jamás he visto una desunión como la citada puesto que, ni por asomo, allá por el mes de marzo de este año que fenece, Ana Rita iba  a sospechar que, pese a su valía, terminaría en los puestos cimeros del escalafón. Y voy a decir algo que no puedo certificar pero, seguro estoy que Cazalla le ha pagado hasta el último céntimo del dinero por el que se le contrataba; lo digo porque, para mi fortuna, hace muchos años que conozco a José Luís Cazalla y puedo hablar de su honradez.

¿Será que Ana Rita ha escuchado algún canto de sirena que la ha obnubilado? ¡Eso tiene que ser! Pero, cuidado, Ana Rita, que las palabras se las lleva el viento mientras que los hechos quedan en el anal de la historia y, la que Rita ha logrado este año de la mano de José Luís Cazalla, igual pasan mil años y no se repite. Y sí, es cierto que otra bella dama, Lea Vicens, ha terminado como líder del escalafón; pero son dos historias distintas, valías al margen; mientras Lea Vicens ha estado arropada desde siempre por las altas esferas del taurinismo, Ana Rita ha luchado desde abajo y, como se sabe, de la mano de un hombre humilde como José Luis Cazalla, de ahí el milagro del que hablo. Siendo así, ese tercer puesto en el ranking de los rejoneadores, tiene mucho más peso y sabor que el número uno de la bellísima Lea Vicens.

No sé cómo se habrá quedado José Luís Cazalla cuando Ana Rita le dio la noticia de la ruptura pero, conociéndole, imagino que estará roto de dolor porque, repito, a primeros de esta temporada me hablaba Cazalla de la tremenda ilusión que tenía con la amazona lusitana y, pensar que una vez que se había hecho realidad lo que en aquel momento soñaba, su ilusión no podía ser mayor. Ahora, como queda dicho, se ha roto todo; ese manantial de ilusiones que albergaba a Cazalla se ha roto cual vidrío al uso cuando cae al suelo. Ana Rita, como quizás podamos sospechar, igual está contenta con lo que ha hecho escuchando el canto de sirena del que hablaba, pero si tiene un mínimo de sensatez debe de pensar dos cosas; primero que ha dejado en la estacada al que ha sido su gran mentor y, acto seguido, veremos en qué posición termina la temporada en el año venidero, 2019.

Dios quiera que tenga muchos triunfos pero, de cualquier manera, ella sabe, para sus adentros, que la labor de Cazalla no es tarea baladí, más bien todo lo contrario. El que quiera que le imite.

Pla Ventura