Todos, sin distinción, hemos seguido muy de cerca la enfermedad y evolución de Vicente Ruíz El Soro puesto que, como él mismo ha confesado, estuvo más cerca de la muerte que la vida puesto que, hasta se casó en lo que llamamos “artículo mortis”, algo que dice todo de este singular personaje al que la vida no debería de arrebatarnos jamás.

Tras haber superado el trance más amargo de su vida, y mira que los ha tenido duros, correosos, dificilísimos, graves, e incluso sin muchas esperanzas, en la ocasión actual El Soro ha tenido el mayor de sus éxitos puesto que, como los médicos le confesaron más tarde, es decir, cuando salió del trance, la muerte le rondaba con ansia desmedida.

Si una persona humana le debía una factura horrible a su propia existencia, cosa que dudo mucho, El Soro la ha pagado con creces. Digamos que, imaginemos que El Soro hubiera sido un ser despreciable y que tenía que pagar una dura condena como el más dañino de los delincuentes, ésta la ha pagado pero con creces; y todo ello, pese a ser una buena persona. Pero la vida es así de cruel y, lo que es peor, en ocasiones se ensaña con sus hijos más dilectos como pudiera ser el caso de El Soro.

La voluntad más exacerbada nos la mostró El Soro hace cuatro años cuando tuvo hasta el valor de reaparecer en su Valencia amada cuando, su actitud, más bien rozaba la más grande locura pero, ya vimos que, su fuerza, su raza, su valor, su voluntad inquebrantable pudo con todo. Un ejemplo de poderío con todas las de la ley que, desdichadamente no pudo tener continuidad puesto que, sus facultades, por culpa de su horrible lesión estaban muy mermadas; pero lo hecho, ahí quedó.

Es subyugante comprobar en las palabras de Vicente Ruíz El Soro su tremenda gratitud hacia los médicos que, una vez más le salvaron la vida; a los doctores, a la vida, al destino, a Dios, a todo el mundo se amparó el bueno de El Soro como lo hubiera hecho el primer creyente que existiera en el mundo. Pensar, como decía en enunciado que El Soro ha vuelto a la vida es algo que nos reconforta a todos porque, el diestro de Foios, es un ejemplo de superación, un hombre del que todos debemos de aprender, en el peor de los casos para superar los duros trances del destino.

Escuché las palabras de El Soro y, hasta daba la sensación de que había terminado de nacer que, en definitiva, así era, no podía entenderse de otro modo puesto que, si la guadaña de la muerte ya le había rozado la “yugular”, muchos motivos tenía el diestro para sentirse vivo, es decir, sentir que había nacido de nuevo. Como él confesaba, su cuerpo seguirá postrado en la silla de ruedas pero, lo primordial, el hombre está vivo pese a todas las limitaciones que el destino quiera ponerle.

La historia de El Soro tiene un paralelismo tremendo con David Silveti, aquel mexicano singular que enardeció a los aficionados en tantísimas ocasiones y que, como Vicente, pasó un calvario tremendo que, más tarde no pudo superar. El Soro, digámoslo muy alto, está dotado de una fuerza interior que le permite superar tres mil obstáculos como se han presentado en su camino y, lo que es mejor, quiere seguir viviendo para dicha propia y para todos los que le admiramos como hombre y como torero.

Es cierto que El Soro no podrá torear nunca más pero, su más grande éxito ya lo ha logrado, volver a la vida que, como él confesó, por momentos, se vio metido en el túnel negro de la muerte que, casi sin avisarle, quería llevárselo para “dentro” Menos mal que, Dios, en su infinita misericordia, como Vicente confesara, sacó el pañuelo naranja para concederle el indulto que, sin duda, es el indulto más justo que se ha concedido en los últimos años. Cualquiera se alegra con el triunfo más grande que ha cosechado El Soro en toda su vida puesto que, tras conversar con la muerte y pactar con ella para que le diera un “tiempito” más, eso no tiene precio, de ahí la dicha que todos sentimos.

¡Ánimo, Visentet!

En la fotografía, El Soro en su última reaparición.