La feria de Valencia está discurriendo según todo lo previsto y, como dije tantas veces, ese toro que se lidia en el coso de la calle de Játiva cuando torean las figuras, dichos toros, no pasarían como novillos en la plaza de Madrid y, como dicen los entendidos, amblas plazas son de primera. Claro que, mientras Madrid tiene una afición de primera, en Valencia, sus huertanos se conforman con poco, la prueba son los animalitos que allí se lidian que, como en el caso de ayer, un jandillita, quiso poner emoción ante una infumable corrida de Borja Domecq.

El citado toro era como el Padre Ángel con sotana, es decir, con toda la bondad del mundo. No es menos cierto que a dicho toro no se le picó, parecía lo que era, un novillo engordado y, en el colmo de toda la algarabía es que los huertanos pidieron el indulto. Para que un toro deba ser indultado, ante todo tiene que ser un toro, ser muy bravo en el caballo y, más tarde, como así ocurrió, que se deje torear; mejor dicho, que embista de la forma que Horroroso lo hizo. Todo perfecto, pero tenía razón el presidente, no era toro de indulto porque, repito, dicho animal, como sus compañeros de camada eran novillotes engordados.

En la tarde anterior estuvo muy bien Paco Ureña que, a la postre, si le consienten y le siguen poniendo en cartelitos como el que compartió con Ponce, con un ojo solo, como le ocurriera a Padilla, se hará rico, algo que me alegraré muchísimo. No es menos cierto que Ureña, con dichos toros, dice muy poco porque el lorquino es diestro de más y mejores arrestos y, con el medio toro no encandila a nadie. Es cierto que Valencia le trató con un respeto desmesurado, algo muy plausible ante un hombre que venía de pasar un calvario. Repito lo que digo, si le consienten, como hicieran Padilla, Ureña nos demostrará que con ese tipo de toro que tanto alardean las figuras, con un solo ojo le basta y le sobra para torearlos. Otra cosa será el calado que este hombre tenga ante los aficionados que, cierto y verdad, tampoco pasa nada; si supera el examen de Madrid, lo demás le vendrá todo rodado.

Todo el mundo lo ha visto y, como dije hace unos días, cuando torean las figuras todo es muy previsible. Es más, con esos animalitos bobalicones, tontos hasta decir basta, es ahí cuando Enrique Ponce disfruta una barbaridad. Sí, amigos, la técnica de Enrique Ponce es maravillosa, fantástica, hasta el punto de que dudo que en el mundo existe un técnico mejor que Ponce, vamos que si se entera la compañía  Boeing de los aviones americanos, seguro que lo contratan como técnico, ahora que dicha empresa está pasando por un mal momento en cuanto a sus aviones.

El hombre que debe tomar nota de toda la cuestión que explico no es otro que Diego Urdiales que, con semejantes animalitos gazapones y sin alma, el fracaso del gran artista de Arnedo lo tiene asegurado. Hagamos memoria, ¿con qué toros ha triunfado por lo grande Diego Urdiales? Con esos burros seguro que no. Pudo haberle tocado el jandillita que se indultó, pero eso ya suena más a milagro que a otra cosa. Y convengamos que la suerte no es para el que la busca, sino para el que la encuentra. Y fijémonos en la gran suerte de Sebastián Castella que, en una tarde horrible por el viento que tanto molestó a los toreros, en el momento en que apareció Horroroso en el ruedo, hasta Eolo se marchó de la plaza para que todo le salieron redondo al francés.

Al final, suerte que tengas que el saber poco te vale. Y Diego Urdiales es un sabio de la torería actual.

Pla Ventura

Fotografía Jose Joaquin Diago