Como sabemos, Juan Bautista se retiró del toreo para ejercer las funciones de empresario, justamente, en la empresa que heredó de su padre que no es otra que ser dirigente del coliseo romano de Arlés. Es cierto que, como torero, Juan Bautista era lo que podríamos llamar un buen profesional, que estuvo bastante comprometido con la diversidad de encastes.

Nuestra sorpresa, ante Juan Bautista, no ha sido otra que ver los carteles que ha confeccionado para su feria de Arlés en los que, como digo, el diestro francés, ahora en funciones de empresario ha demostrado que tiene una cabeza muy bien amueblada que, sin duda, le abocará al éxito.

Es aleccionador comprobar la actitud de Juan Bautista puesto que, como sabemos, los toreros son toreros  y nada más puesto que, salvo excepciones, los que han conseguido fortuna viven de ella y, el noventa y nueve por ciento de los restantes tienen que trabajar en cualquier menester para poder seguir adelante. Por ello, hay que elogiar a Bautista que, además de saber manejar los trebejos toreros domina el despacho como pocos.

Comprobar que, Juan Bautista ha hecho unos carteles con alma de aficionado, ello ya es elogiable al máximo y, seguro que como empresario pretende ganar dinero, lo más lícito del mundo pero, a su vez, ha dado rienda suelta a su alma de aficionado y ha procurado que, como ocurre en tantas plazas de Francia, que el toro sea el auténtico protagonista, algo que no defraudará a nadie y que, por el contrario, le aportará grandes beneficios, económicos y artísticos.

Digamos que, el torero y empresario arlesiano ha confeccionado unos carteles con mucha imaginación, con enorme interés para crear, en su conjunto, una ilusión que desbordará a todos los aficionados galos que tengan la suerte de acudir a dicha feria. Nada es baladí de lo que ha hecho Juan Bautista, todo lo contrario puesto que, gracias al toro y a su sagacidad como empresario, su feria ha quedado “redonda”, una definición que gastan las figuras cuando se agrupan ellos mismos pero que, de redondo no tiene otra cosa que el albero de la plaza.

Por ejemplo, el hecho de que Bautista haya sido capaz de que reaparezca en su plaza Alejandro Talavante es un plus de autenticidad puesto que, además de hacerlo lidiando toros de varias ganaderías, incluidas algunas de las más encastadas, lo hará en un mano a mano con Juan Leal, ese torero legionario francés que, a dentelladas y cornadas se está abriendo camino en el toreo. ¿Qué otra figura del toreo aceptaría dicho reto? ¡Nadie!

Me pongo en el lugar de Sergio Serrano y hecho a temblar. Es decir, ese chico al verse anunciado con la de Miura en Arlés, su dicha no puede ser mayor tal y como nos ha confesado puesto que, su legendaria actuación del pasado año en Madrid ante el llamado Desafío Ganadero está teniendo sus primeros frutos a nivel de contratos. ¡Qué grande es el toreo cuando se ejerce con autenticidad! ¿Y qué decir de Rafaelillo que, tras su gravísima cornada en Pamplona puede reaparecer en una plaza emblemática para seguir lidiando el toro que mejor conoce?

Muchas son las circunstancias que se darán cita en Arlés, pero todas para dignificar una fiesta hermosa que, en Francia, como sabemos, toma aires de grandeza, que se lo digan a Luís Francisco Esplá que, de la mano de Juan Bautista, hace tres años tuvo el valor para reaparecer por un solo día, tarea que solo han logrado dos personas en el mundo tras la retirada del maestro; el primero fue Alejandro Esplá, el vástago del maestro que, por amor y cariño hacia su hijo reapareció para darle la alternativa y, en segundo y último lugar, fue Juan Bautista en que convenció al maestro de Alicante para que reapareciera por un día en la feria arlesiana, al tiempo que la engalanó con su obra pictórica. Todo un logro el que consiguió Juan Bautista.

A no dudar que el empresario arlesiano está abocado al éxito, no ya al económico que todo el mundo persigue; digo éxito a nivel de los aficionados que le vitorearán por completo ante los carteles tan significativos que ha montado puesto que, hasta el diestro francés, Máxime Solera, tiene la oportunidad de doctorarse con los toros de Miura, amén de llevarse el galardón de ser el tercer torero en la historia de la tauromaquia doctorándose con los toros de Miura, algo que hasta la fecha solo había conseguido el maestro Antonio Bienvenida y el baturro Fermín Murillo.

En la foto que mostramos, Juan Bautista, un gran empresario.