Con alegría y estupefacción hemos recibido la noticia de que, ayer tarde se reunieron en La Maestranza, Ramón Valencia como empresario y José Antonio Morante de la Puebla por aquello de ultimar –aunque sea muy pronto- lo que serán los compromisos del diestro de La Puebla en su feria de Sevilla.

El hecho no es que se reunieran que, eso se puede hacer en cualquier momento, lo grande del asunto es que, al parecer, al menos así lo creemos, Morante, hastiado de las críticas que siempre le hacemos al respecto del burro adormilado que suele matar, en esta ocasión, para darnos en la cara –olé por sus cojones- le pidió a Ramón Valencia matar la corrida de Miura, la de Torrestrella y, para quitarle hierro al asunto, la de Juan Pedro.

El gesto no puede ser más bello y, según hemos podido saber de las informaciones que nos han filtrado nuestros compañeros de Sevilla, el cartel con los Miura es el que sigue, El Juli, Morante y Manuel Escribano, todo un lujo que, sin duda alguna, en dicha tarde, todavía por confirmar la fecha, reventará La Maestranza como no podía ser de otro modo. Las otras dos corridas contratadas por Morante, pese a que sabemos las ganaderías a lidiar, todavía no se conocen las fechas ni los compañeros. Claro que, apuntarse a la de Torrestrella tiene su misterio porque, aunque su dueño se apellide Domecq, nada tiene que ver con los animalitos adulterados de Juan Pedrito.

Cuando uno ve estas actitudes por parte de los toreros, sinceramente, cualquiera es capaz de volver a creer en la grandeza que entraña la fiesta de los toros; es más, convencidos estamos de que nuestras críticas han hecho recapacitar a Morante para darnos la razón; que no queremos razón alguna, pero sí la verdad de la fiesta que no es otra que el TORO y el Torero. Sabíamos, convencidos estábamos que al final nuestras críticas tendrían el refrendo que esperábamos que, por otra parte, tampoco es tan difícil puesto que, en otras épocas, diestros de relumbrón ya mataron los Miura. Morante, lógicamente, espoleado por las críticas más honestas no quería quedar como un cobarde al uso para rechifla del personal.

Eso que siempre dijeron que Morante, cuando pasaba por la finca de don Eduardo y leía, ZAHARICHE y que se ponía a temblar al pensar que allí dentro pastan los terribles toros de Miura, se ha comprobado que todo era pura leyenda urbana, la prueba no es otra que Morante matará la de Miura en Sevilla pero, ya lo veremos todos, lo hará con la gorra porque a profesional no le gana nadie.

De igual modo, que Morante haya arrastrado, con su gesto, a El Juli para que sea partícipe de dicho festejo, la gloria no puede ser mayor. Como decía, ambos diestros han sido siempre lo más castigados por la crítica honrada, razón por la que han querido darnos una lección, algo que agradecemos infinitamente. De que ellos pueden con la de Miura, la de Saltillo y la que les echen, eso es la prueba evidente de que son unos grandes profesionales, acomodados, pero con una técnica desmesurada que les permitirá lidiar dicha corrida con igual parsimonia que la de Juan Pedro, al fin y al cabo, todos son toros y tienen dos pitones.

El que estará más contento no es otro que Manuel Escribano que, cuando se vea haciendo el paseíllo con Morante y El Juli, seguro que para el paseo para que los fotógrafos le hagan una instantánea que perdure para siempre el momento porque, sin duda alguna, Escribano no se lo creerá. El bueno de Manolo debe de creérselo porque, en realidad, muchas veces, lo que hacemos sobre las figuras son juicios de valor que, llegado un caso como el presente no nos queda más remedio que rezar el mea culpa.

Será ante todo, una prueba fehaciente para Manolo Escribano que, sin duda, habrá oído hablar de estos diestros, pero que nunca les había visto en un cartel en toda su vida. Ahora, como decimos, tiene la oportunidad, la gran ocasión de abrazarles dentro de una plaza de toros y, sin duda, poder llamarles compañeros. ¡Qué grande es el toreo cuando se conjuga la verdad dentro de una plaza de toros!

Ahora, tras ver el gesto de Morante, lo que hace falta es que cunda el ejemplo y que los demás señoritos tomen nota de la grandeza de El Juli y Morante y, aunque se les haga cuesta arriba, primero que todo debe ser la autenticidad de la fiesta, puesto que, para festines y festivales ya los tienen a raudales en todas las feria provincianas y en los pueblos.

Nosotros en calidad de aficionados estábamos contentísimos, la pena, queridos amigos, es que la dicha nos ha durado un suspiro puesto que hoy, para desdicha de todos, es la festividad de los Santos Inocentes, y eso somos nosotros, unos pobres inocentes que seguimos luchando para que la fiesta sea grande y auténtica para que todo quede en una pura broma por la festividad indicada. Al final, como sabemos, todo ha quedado en un puro sueño del que no hubiéramos querido despertar nunca.

En la foto, uno de los toros de Miura que ha reseñado Morante para Sevilla.