Nadie le negará a Paco Ureña los méritos que ha contraído en calidad de torero puesto que, desde que empezó, su carrera la basó junto a la épica en la búsqueda de la estética que, como se sabe, la consiguió en el año pasado. En sus primeros años como matador de toros era conmovedor verle en sus actuaciones por aquello de los toros que solía lidiar que, como digo, todo lo sostenía con la épica, justamente, la que le abocó al éxito.

Es cierto que nadie le ha regalado nada, más bien, todo lo contrario porque le han quitado todo lo que han podido, pero en cuestiones de administración y finanzas los aficionados no pintamos nada y, lo que es peor, nada podemos hacer para que se equilibre la balanza, es decir, que los triunfos vayan equiparados con el dinero a percibir que, en su caso, debería ser mucho, crematísticamente dicho.

Sorprende, eso sí, que Ureña vaya lamentándose por no estar en la feria de Sevilla cuando, como es notorio, el empresario, según sus palabras dichas en público, le ofreció las corridas de Santiago Domecq y Juan Pedro Domecq, las que el diestro rechazó. Bueno, como se comprueba, hay que estar muy sobrado para rechazar dichas corridas y que lo haga Paco Ureña tiene más miga la cosa cuando él, como todo el mundo sabe, ha matado los Albaserradas en Sevilla en varias ocasiones.

Está clarísimo, todo el mundo quiere llegar a figura para no hacer el más mínimo esfuerzo, algo muy distinto a lo que hace por ejemplo Carlos Sainz que, siendo figura en lo suyo acomete el mayor de los riesgos, el último Dakar es el ejemplo de lo que digo. Como se demuestra, el mundo de los toros es el único espectáculo donde todos quieren llegar a lo más alto para, de tal modo, tener el menor riesgo posible, la actitud de Ureña en Sevilla nos viene a demostrar lo que decimos.

Pese a todo, Paco Ureña es un consentido; es el sinónimo de Juan José Padilla que, tras sufrir ambos la misma desgracia el destino ha querido congratularle con ellos para que alcancen el rango de figura para, de tal modo, evitar riesgos para que no suceda nunca los percances de antaño, cosa que la veo lógica. Ureña, como sabemos, el pasado año reapareció tras su horrible percance del año anterior en Albacete y, a partir de aquel momento, ya nunca más mató una corrida encastada. Gracia la suya la que deseamos disfrute en plenitud.

Pero que nadie se equivoque puesto que, Paco Ureña, con el medio toro es uno más del montón que puedan existir puesto que, como se demostró, sus triunfos más legítimos los obtuvo con el toro fiero y encastado donde se jugaba la vida, que no es que ahora no se la juegue porque un toro como sabemos hace daño hasta con el rabo. Pero eran otras ganaderías donde el lorquino brillaba con todo su esplendor. La prueba de todo lo que digo es que Ureña no es imprescindible en ninguna plaza y, como en el caso de Sevilla que le ofrecen los bombones y los rechaza. ¿Qué querrá este hombre?

Yo, en su lugar, intentaría por todos los medios analizar lo que ha sido su carrera puesto que, el pasado año, con una temporada jalonada de triunfos éstos le reportaron muy pocos beneficios puesto que, las exclusivas o apoderamientos por parte de un gran empresario tienen esas cosas, te ofrecen bombones por doquier pero, más tarde, que no se te ocurra pedir dinero puesto que, tras dicha petición viene la bronca. A las pruebas me remito.

En la imagen, Paco Ureña jugándose la vida frente a un Victorino en Madrid.