Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes. Se trata de una metáfora del maestro Cabral que, en la actualidad ha tomado más fuerza que nunca. Digamos que, a nivel individual siempre ha sido así porque, ¿cuántas veces hemos hecho planes a medio o largo plazo y todo se nos ha venido abajo? Decenas, centenas, miles….

Que tampoco tiene porque ser así pero, la gran verdad es la que cuenta, hagan memoria. En la situación en que vivimos, a modo de escarnio hacía tiempo que veníamos contándole a Dios nuestros planes en todos los órdenes; nosotros, los taurinos los primeros. Tras las ferias de Olivenza e Illescas todos teníamos nuestros planes taurinos al respecto. Nuestras ilusiones, como siempre, eran desmedidas en todos los órdenes para aferrarlas a las ferias que les seguían a las mencionadas y, ya vimos, nuestro gozo en un pozo.

Ha tenido que ser el destino, es decir, el mismísimo Dios el que nos ha recordado que, planear algo más allá del propio día es una insensatez porque en este día que vivimos es la única estación en la que pasaremos el resto de nuestras vidas. Pero no, obcecados como nunca, queremos seguir haciendo planes de futuro sin dejar que la vida fluya por sí misma; es decir, lo que tenga que suceder sucederá, pero de forma natural, sin planes previos puesto que, el mundo ha sido testigo de que los planes no sirven para nada.

Como quiera que, sin pretenderlo, sin maldad y sin darnos cuenta, estábamos retando al Universo con nuestras acciones, muchas de ellas llenas de insensatez y de lo más absurdo. ¿Qué ha sucedido? La hecatombe que estamos viviendo que tiene nombre de pandemia pero que, en cualquier otra ocasión puede suceder lo mismo con nombre de guerra entre hermanos.

La tristeza nos ha invadido por completo puesto que, nadie en todo el globo terráqueo podríamos llegar a pensar que, el mundo, por completo quedaría confinado durante mucho tiempo, disipando millones de planes que todos habíamos concebido. Queríamos que se riera Dios y lo hemos conseguido. ¡Qué pobres somos! Y creíamos que éramos ricos que es la peor desdicha que nos podía asolar. Si de esta no tomamos lección, la siguiente ya no tendrá remedio; no lo digo yo, nos lo está diciendo el Universo con su grandiosa lección que en estos días nos ha mostrado.

Lo juro que, me asombro cuando recuerdo que a primeros de enero nuestro director escribió un artículo al respecto de la pandemia en la que nos avisaba que peligraban mucho las ferias postineras de primeros de temporada, Castellón, Valencia, Sevilla, Madrid……y pensar que el vaticinio de este amigo se ha cumplido por completo, la cuestión me deja sin alientos. ¡Qué clarividencia, por Dios! Digamos que, Juan Jesús Herrero ya se había percatado de que le estamos contando a Dios nuestros planes, razón por la que nació su ensayo como medida preventiva, pero nadie le hicimos caso, le tomamos por loco y la vida y el Universo le han dado la razón. ¡Gracias, amigo!

En mi humildad, así lo confieso, jamás me gustó hacer planes más allá del día presente, es decir, a día hoy sin atreverme al mañana que es el día siguiente. Para mi dicha, siempre me gustó vivir el presente que, como decía Cabral, es la única estación en la que pasaremos el resto de nuestras vidas. Tampoco estoy criticando a nadie puesto que, ya lo hemos visto, era el mundo entero el que había planificado millones de eventos, por otra parte algo lógico en el devenir de la vida, pero que se ha ido todo al pozo del olvido y, mientras que, nosotros, los soñadores ilusionados en proyectar cosas nuevas para el tiempo indefinido, se nos ha venido todo abajo y solo queda esperar y seguir rezando como antes dije.

Tomo la retórica de nuevo para decir que, debemos de ser humildes para tomar lección de todo lo que nos está sucediendo que, en definitiva, no deja de ser una guerra fría en la que no habrá vencedores ni vencidos; habrá muchos muertos, pero lo más horrible vendrá después de que hayamos vencido a la enfermedad en que habrán millones de “muertos” llenos de vida; pero sí, apenas seremos muertos vivientes porque lo habremos perdido todo, si acaso, para que tomemos lección y, generaciones venideras encuentren un mundo mejor del que notros hemos forjado.