Lamentablemente, dentro del taurinismo propiamente dicho todavía se hacen distingos sobre si un medio tiene muchos “periodistas” o “aficionados” a las letras taurinas. O sea que, para algunos, no quiero citar nombres porque les daría publicidad, el periodismo solo se puede ejercer si se es titulado, algo que me parece muy loable lo del título pero, amigos, escribir lo puede hacer todo el que sepa y, con respeto y educación, puede contar sus vivencias de la forma que le apetezca.

Fijémonos que, a lo largo de la historia, los grandes “periodistas” no tenían título como tales y, centrándonos en nuestra materia taurina no quiero ni contarte como diría el otro. Mi admiración hacia todas las personas, hombres y mujeres que han cursado ciencias de la información y han obtenido el título pertinente pero, ¿es dicho título garantía de que vas a encontrar trabajo como periodista? Por supuesto que no. Como a su vez, he conocido muchos periodistas de enorme talento y no tenían el título como tales, ahí está el caso de Alfonso Navalón que, como sabemos, fue el mejor y jamás mostró título alguno.

Sigo creyendo que ejercer como periodista no es otra cosa que tener esa rara habilidad para contar las cosas y, por encima de todo, caso de los toros, de saber contar lo que ha pasado en una corrida de toros que, si se me apura, eso no se enseña en ninguna parte. Otra cosa muy distinta es querer vivir, saciar el hambre mediante el ejercicio del periodismo que, como sabemos, solo unos pocos han tenido esa suerte. Recordemos como axioma verdadero cuando nos dicen que, letras son el sinónimo del hambre y, nada es más cierto.

Ahora, gracias a Internet y sus técnicas tan elogiables como son la creación de las llamadas páginas Web, todos los que siempre tuvimos hambre y sed por aquello de contar nuestras vivencias, gracias a este medio hemos logrado nuestro objetivo. Y, lo mejor de todo es que con estos medios, hasta el momento, nadie nos ha preguntado –salvo algún imbécil- en qué lugar de la casa hemos colgado el título como periodistas.

Repito que, gracias a mi veteranía como “periodista” he conocido a personas de muchísima relevancia con la pluma pero que, su profesión quedaba muy alejada del llamado periodismo. Los he conocido abogados, médicos, directores de grandes empresas, agentes comerciales y, miles de profesiones que, como afición, ésta no es otra que contar vivencias y, en el caso que nos ocupa, narrar al respecto del mundo de los toros y, llegado el caso, hasta para ejercer la crítica taurina que, como único requisito no es otro que valer y saber y eso te lo dicen luego los lectores.

¿Quién puede poner en tela de juicio las apreciaciones maravillosas al respecto del mundo de los toros del doctor Carlos Crivell, por citar un hombre referencial? ¿Acaso no ha sido una primera figura del periodismo Manolo Molés que llegó a Madrid con una mano delante y otra detrás, como mayor título? Pero su valía la demostró a los tres segundos de estar delante del señor Emilio Romero, director del diario Pueblo que le dijo: “Vete y tráeme una entrevista con Alberto Closas que está actuando el Reina Victoria”. Allí se fue Manolo Molés, de tal forma empezó y, sin título alguno, como el mundo sabe, llegó hasta lo más alto de la profesión del llamado “periodismo”

Para dicha de miles de personas por el mundo, el “periodismo” es de las pocas profesiones que se puede ejercer sin haber estudiado nada. A su vez, es lamentable que los medios poderosos de la información taurina se aprovechen de los titulados para ponerles caramelitos en la boca prometiéndoles de todo para chuparles la sangre. ¿Para eso sirve un título? Pobres todos los que han estudiado al respecto que, de mi parte tienen toda mi admiración porque el saber no ocupa lugar. Pero si ese mismo título tiene que servir para que se mofen de ti, se burlen y te engañen, sinceramente, prefiero ser agente comercial para ganarme la vida y, en mis ratos libres ejercer el periodismo como tabla de salvación para mi alma.

No puedo negar que debe ser muy reconfortante que, al final, con ese título que referimos, por un golpe de suerte una persona encuentre trabajo en un medio de relevancia y pueda vivir de dicha profesión; eso es como tocar las manos de Dios porque, lamentablemente, son los menos los que llegan a dicho estrado. En España tenemos cientos de miles de chavales y muchachas que han cursado periodismo y la gran mayoría morirán de viejos y no habrán encontrado el puesto que sueñan porque, ya vemos que en los grandes medios están los periodistas que hacen falta y, salvo que alguna que otra jubilación, ¿qué hacer para ocupar un puesto digno para subsistir? Y no digamos ya si el periodista en cuestión se centra en el mundo de los toros puesto que, ahí el hambre y la miseria la tienen asegurada.

Nosotros, Toros de Lidia.es, que nacimos de la nada hace apenas dos años y, en la actualidad tenemos treinta mil visitas diarias,  y  decenas de miles de seguidores en las redes sociales. Sin ayuda de nadie, totalmente independientes, con opinión propia y sin medio a decir la verdad ¿Cabe título más prestigioso que el nuestro? Y digo lo mismo para todos aquellos que se encuentren en idéntica situación que la nuestra. Y no tenemos título específico en esa materia, pero le damos lecciones de profesionalidad a unos cuantos; bueno, en realidad si tenemos un título, ser propagadores de la verdad y defensores de la autenticidad de la fiesta engrandeciendo al toro y respetando a todos los toreros que son  capaces de enfrentarse a ellos.

En la imagen que mostramos, el gran Alfonso Navalón.