Un millón de pesetas que, en la actualidad son seis mil euros, justamente lo que les piden a los chavales para torear en cualquier tipo de novilladas con picadores. Lo dicho es un secreto a voces, pero no he visto todavía denuncia alguna al respecto. ¿Qué lectura le damos a semejante dislate? Sencillamente la que tiene, la desdicha que impera en el mundo de los toros que, para infelicidad de todos, pícaros que puedan haber al margen, las novilladas son deficitarias y nadie quiere arriesgar su dinero a sabiendas que va a perder.

Como siempre dije, en el mundo de los toros, figuras al margen, es el único negocio en el que la materia prima es en un altísimo porcentaje gratis y, si nos adentramos en las novilladas, no es que sea gratis es que, encima, hay que subvencionar al empresario para que monte las novilladas. ¿Existe alguna solución al respecto? ¡Ninguna!

Han cambiado los tiempos a velocidad de vértigo puesto que como todo el mundo sabe, hace treinta años cualquier novillero no es que no pusiera dinero para subvencionar las novilladas, es que ganaban dinero, que se lo pregunten a Pepe Luís Vázquez Silva que, de novillero se compró una finca. Sin duda, las novilladas interesaban, la gente acudía a los cosos taurinos y, como se desprende, había dinero para todo y para todos.

Convengamos que ha bajado en un cincuenta por ciento o quizás más la celebración de novilladas, al igual que las corridas de toros, si lo comparamos con treinta años atrás; aquellos años hermosos no volverán jamás por miles de razones, entre ellas porque el taurinismo, poco a poco, ha ido degenerando el espectáculo para que éste no tenga interés alguno, algo que de momento no se notaba pero que han pasado los años y ahí tenemos el resultado. Ente todos la mataron y ella sola se murió.

Y ahora nos quejamos.

Y así son las quejas de los apoderados puesto que, hace pocas fechas, uno de ellos me contaba su indignación por aquello del dinero que hay que “poner” para que pueda torear su torero. En semejante embrollo, ¿quién tiene la razón, el que pide el millón o el que lo pone? Difícil la disyuntiva, pero muy aplastante la realidad en que vivimos puesto que, montar novilladas no es negocio para nadie. ¿Cuál será el futuro de la fiesta? Sin duda, muy negro, hasta el punto de que dentro de muy pocos años la fiesta será una historia lejana a la que contaremos a nuestros nietos todos aquellos que la conocimos.

Es cierto que, el dinero no lo arregla todo. Lo digo porque según dicen las lenguas de doble filo, Toñete, es decir, su señor padre, invirtió en la carrera de su hijo como novillero lo que no está en los escritos y, para colmo, lo que está invirtiendo, cosa que me parece muy “lógica” pero, ¿salvará de la quema el dinero de don Antonio Catalán la carrera de su hijo? Lo dudo muchísimo porque el chaval, Toñete, será muy rico, pero es uno más de los tres mil que quieren ser toreros; o sea que, ni con dinero se puede arreglar la carrera de un torero.

Toñete, naturalmente, ha despertado muchas envidias puesto que la financiación que el padre ha puesto para el desarrollo de la carrera de su hijo, ha desatado la ira de todos aquellos que, igualmente quieren ser toreros pero no tienen dinero.

No nos quejemos nadie puesto que, todo el mal que existe dentro del mundo de los toros lo han propiciado los de dentro; entre todos, empresarios y toreros, al paso de los años han dejado el mundillo como un solar desmantelado y ahora estamos sufriendo las consecuencias de aquellos desacatos. Y menos mal que, dentro de todos los males, como reclamo particular tenemos a Roca Rey que, el hombre es capaz de concitar la atención de los aficionados puesto que, de lo contrario, con los de siempre, la fiesta, como está montada ahora no le interesa a nadie. ¿Acaso creían tantos malhechores que no pagarían la factura? Ahí la tienen pero, para desdicha, dicha factura la están pagando inocentes que no tienen culpa de nada porque un chaval que empieza ahora no es culpable, pero si están pagando el resultado de tantos años de engaños que, como se comprueba, ha llegado el momento de la catarsis al más alto nivel.

Tenemos claro el motivo por el que a los chavales se les pide un millón de pesetas por torear una novillada. ¿Es una acción justa o injusta? Que cada cual aplique la lectura que crea más conveniente. Ese dinero que se pide, con permiso de los golfos que puedan haber en el empresariado, no se pediría si la gente acudiera a los toros pero, como dejaron todo como un solar desmantelado, la gente dejo de creer en el espectáculo, dejó de asistir a las novilladas y, el que quiera que intente ser torero. Milagros en el toreo se dan cada cincuenta años, el de ahora se llama Roca Rey, pero no es menos cierto que él solo no puede arreglar un problema que venimos arrastrando desde hace cuarenta años.

Pla Ventura