Hace algunos ayeres, me llamaba mucho la atención de ENRIQUE PONCE, era un joven torero que le daba mucha dimensión a sus pases. Me gustaba la largueza de su toreo. Como siempre ha sido un atleta, sus formas al flexionar su cuerpo le daban ese toque de calidad, dimensión, largueza y temple.

Es un torero, que tiene una gran experiencia, siempre ubicado entre los primeros lugares del escalafón mundial desde la toma de su Alternativa en Valencia el día 16 de marzo de 1990. Y cada que torea impone un doble récord mundial en toros lidiados ( más de 5, 500 ) y más corridas, con alrededor de 2,500. Le preguntamos el número exacto y no nos lo supo contestar, pero asintió a que son cercanos los números.

Este año, desde su reaparición después del percance de Valencia el lunes 18 de marzo, cuando fue herido en el glúteo izquierdo y levantado alto, al caer mal y todo su cuerpo sobre la pierna izquierda resultó con rotura del ligamento lateral interno. Fue operado y tras gran rehabilitación regresó hasta finales de agosto. A su regreso a MÉXICO, se ha presentado en las tres plazas más importantes: Aguascalientes, Guadalajara y México. Lléndose en Blanco en las tres.

Físicamente se le ha visto bien, pero algo trae, porque no está dando rendimiento, es en el aspecto anímico, tal vez no ha superado el trauma mental de la cornada de Valencia. Igual que ayer en la Plaza México, en las otras plazas se le ha visto medroso, indeciso, buscando pretextos, en el viento, en el agua, en el Toro y en lo que sea. Pero no lo hemos visto con entrega. Es muy diferente al Ponce bullidor que terminaba porque se le rindieran los Toros.

Ayer en la MÉXICO cuando observamos que salió con el mismo vestido que en Valencia, con el que recibió la cornada, presagiamos que su actuación sería discreta. En Aguascalientes en entrevista nos decía que “hay PONCE para rato” que “mientras me sigan contratando estaré dispuesto a presentarme”, “por lo pronto me siguen pidiendo de muchas partes”.

Esto nos da a entender que quiere seguir toreando por largo tiempo, pero, su actitud y disposición a la hora de su actuación está dando mucho de qué hablar. Los caprichos y poses que siempre lo han acompañado, se han acrecentado últimamente. Valdría la pena recapacitar serenamente y no estar despilfarrando el prestigio que un día tuvo.

Por Jorge García Delgadillo