«Ni el torero mata al toro, ni el toro mata al torero. Los dos se juegan su vida a un mismo azaroso juego. No trafiques con su alma, no le perdonéis la vida al toro bravo en la plaza, que humana cobardía robarle al toro su muerte a solas y en su agonida. Yo adivino el parpadeo de las luces a lo lejos van marcando mi retorno…»

  • En otro tiempo, estas palabras de José Bergamín fueron valoradas.

De esta forma Estrella Morente empezaba su dueto en la gala de ayer en Operación Triunfo. Un alegato en toda regla a favor de la tauromaquia en la televisión de todos los españoles. Ahora los animalistas de sofá, y toda esa dictadura moral intentan criticar a una de las mejores voces del panorama español por pensar diferente a unos cuantos, y expresar en la letra de su canción un par de estrofas dedicadas a una de sus pasiones.

Es el momento ideal, una ocasión única para que todos los taurinos cerremos filas en torno a la cantante, para apoyarla y defenderla. La andaluza ha hecho gala de una valentía épica, que muy pocos artistas o famosos hoy en día atesoran en sus palabras o pensamientos. Se ha librado del yugo del que dirán, ese miedo que en ocasiones nos impide pronunciarnos libremente, por culpa de la dictadura de los animalistas y modernos, que no han pisado un pueblo, una granja, o han visto un animal doméstico en su vida.

Parafraseando a mi amigo y colaborador Jaime Bravo, “me declaro fan incondicional de Estrella Morente desde este momento, voy a comprar la discografía completa.” Y este gesto lo tendríamos que tener todos los taurinos, porque por desgracia el rodillo de la censura, seguro que la trae consecuencias.

Este alegato no es solo reivindicativo sino un toque de atención a la tal Maialen, que nos tachó de Nazis y psicópatas, tanto a toreros como aficionados. No olvidemos que la cantante está casada con el torero Javier Conde, formando en su momento una de las parejas más mediáticas, y siguiendo con el tópico de una cantante de flamenco casada con un torero.

Por Juanje Herrero