Un zapatito es el toro que salió en segundo lugar de la tarde en Olivenza, de nombre Atajante y de la ganadería Garcigrande –Como siempre-, Ferrera en su nueva faceta volvió a contentar al público, -si señor público porque aficionados buenos, habrán muy pocos-, con su nueva faceta llena de inspiración, retorcimientos, pico, fueras de cachos y ventajismo. Al pan… pan, y al vino… vino, igual que cada vez torea peor con la muleta, con el capote cada vez es más variado, que tampoco quiere decir que toree mejor, pero tiene más pausa.
Da gusto el sentimiento de hacer las cosas bien con el capote, si lo recibió por delantales, lo llevo al caballo por chicuelinas, y con mucho mimo lo sacó del caballo. El toro metió la cara, recibió picotazo justo para análisis de sangre, y acabó dejándose pegar debajo del penco. La suerte fue como fue… de la de mírame y no me toques. El tercio de banderillas, el toro colaboró, ya venía templadito.
La gente en los primeros compases empezaron a gritar indulto, indulto, indulto, primero un par, luego se le unió algunos más, Ferrera sacó el Ferreri , y lo empezó a torear deprisa, tuvo momentos buenos al natural, sobre todo la primera serie, luego se fue perdiendo seriedad y respeto, a los cánones, al toro y a la tauromaquia.
Este toro indultado servirá para alquilarlo alguna ganadería, o misteriosamente morirá en el campo.
Por Roberto García