GANADERÍAS CON HISTORIA EN LA FERIA DEL TORO DE PAMPLONA
HOY, 10 DE JULIO: MARQUÉS DE DOMECQ
Muy pocas ganaderías existen con tanta tradición y veneración en Pamplona como la del Marqués de Domecq. Sus 28 comparecencias en la Feria del Toro (tan solo superada por las 54 de Miura y las 31 de Cebada Gago), así lo avalan. Y eso sin contar, claro está, los 4 trofeos «Feria del Toro» y otros tantos premios «Carriquiri» que le han sido otorgados a lo largo de este tiempo.
Don Pedro Domecq Rivero, Marqués de Domecq entre los años de 1960 y 1979, adquiere junto a sus hermanos en 1951 la ganadería que en aquel tiempo venía a pertenecer a don Salvador Noguera, y que hasta el años 1945 había estado en propiedad de los hermanos don Ramón y don Jaime Mora-Figueroa, hijos de los marqueses de Tamarón. Tomó antigüedad la ganadería el 18 de mayo de 1966, pero su debut en los sanfermines data de unos años antes, concretamente el de 1962. Así pues, el 10 de julio de aquel año fue el día en que lidió por primera vez en Pamplona, y lo hizo con un importantísimo encierro que fue estoqueado por Fermín Murillo, Diego Puerta (quien se entretuvo aquella tarde en cortar tres orejas y un rabo) y Mondeño. Los dos sanfermines siguientes también estuvieron presentes los toros del señor Marqués en Pamplona, tras lo cual efectuaron un parón de 10 ferias sin que pisaran ni la Estafeta ni la Monumental. Concretamente, hasta el 12 de julio de 1975, sustituyendo con tres toros, junto a otros tantos de Torrealta, la inicialmente anunciada corrida de don Atanasio Fernández. Un sobrero el 12 de julio del año siguiente y la ausencia en los sanfermines de 1977 fueron el preludio a 18 sanfermines consecutivos: desde el año de 1978 hasta el de 1994 no faltaron a una sola cita en Pamplona, si bien en la de 1978 no llegó a lidiar por suspenderse las fiestas debido a razones extrataurinas de fuerza mayor, y en 1988 lidió únicamente la tradicional novillada, celebrada el 6 de julio y que fue lidiada por el Niño de la Taurina, Antonio Posada y Sergio Sánchez. Entrado el nuevo siglo siguió siendo habitual verlos anunciados en los sanfermines, hasta que en 2010 lidió su último festejo en Pamplona, que no fue otro que la novillada con picadores estoqueada por Cristián Escribano, Juan del Álamo y Diego Silveti. Su último encierro por las calles de Pamplona, que luego derivó en la lidia por la tarde a cargo de Jesulín de Ubrique, Sebastián Castella y Alejandro Talavante, data del 12 de julio de 2007.
Muchas tardes de toros históricas ha dado esta ganadería a lo largo de la historia de la Feria del Toro, no es por ello casualidad que los aficionados pamplones la tengan en tan buen lugar entre sus prioridades. El año de su debut, 1962, lidió una extraordinaria corrida de toros y al año siguiente el toro «Escorpión» fue premiado con el premio «Feria del Toro», realizando ante él una gran faena Luis Segura, por la que le fueron concedidas las dos orejas. Tres premios «Feria del Toro» más recayeron en sus vitrinas: tras el de 1963, llegó otro más por su corrida lidiada el 12 de julio de 1983 por Ruiz Miguel, José Luis Palomar y Yiyo. Una grandiosa tarde de toros fue esta, y en la que Yiyo dio una dimensión de torero grande que fue, cortándole las dos orejas al 3° y proclamándose triunfador. También fue premiada la corrida lidiada el 8 de julio de 1991, aunque esta vez hubo de compartir premio con otro corridón de Guardiola Fantoni lidiada el 13 de julio de ese mismo año. Aquel 8 de julio los pupilos del Marqués estuvieron a la altura de lo que en una feria llamada «Feria del Toro» se espera, sacando mucha casta y bravura durante toda la tarde. Condiciones que la terna, conformada por Morenito de Maracay, Emilio Muñoz y Litri, desaprovecharon por completo, quedando los toros por encima de los toreros. El último premio «Feria del Toro» que le fue otorgado llegó en 1998 a causa de la corrida que el 13 de julio lidiaron Emilio Muñoz, Rivera Ordóñez (cortó las dos orejas del 5°, al que se le otorgó la vuelta al ruedo) y Morante de la Puebla (cortó una oreja). Por otro lado, los 4 premios «Carriquiri» que hoy reposan en su haber, cayeron de la siguiente forma: en 1985 fue premiado el toro «Helador», lidiado por Ortega Cano el 11 de julio (cortó oreja); en 1986, «Vidriero», lidiado el 12 de julio por José Antonio Campuzano, y que compartió premio con «Bilbaíno», un toro de Murteira Grave lidiado por Roberto Bermejo el 13 de julio; en 1993 el premio recayó en «Fresón», al que César Rincon le cortó las dos orejas el día 9 de Julio tras una gran faena; y por último, «Marcador» en 1994 por su buen juego el 13 de julio, y correspondiendo de nuevo su lidia y muerte a César Rincon, si bien a diferencia del año anterior, esta vez el buen torero colombiano no se las entendió con el toro.
Más allá de los premios y tardes de importancia que hayan dado, lo cierto es que a lo largo de su currículum en Pamplona las figuras de hoy y de ayer han tenido a bien de apuntarse con ellos. Toreros como Diego Puerta, Paquirri, Jaime Ostos, El Viti, Niño de la Capea, Julio Robles, Espartaco y Ortega Cano, se las vieron y hasta algunos triunfaron ante ellos en el ruedo de la Monumental. Famosas fueron algunas de las tardes que, a principios de los años 90, César Rincón protagonizó ante estos toros; y Emilio Muñoz, ídolo en Pamplona, también se sirvió de los «marqueses» para alcanzar esa condición de ídolo. En sus últimas comparecencias en los sanfermines, fue algo normalizado que ante ellos se midieron toreros como El Juli, Manzanares Jr., Talavante, Castella, Morante de la Puebla, o los entonces punteros Eduardo Gallo y César Jiménez.
Desde su último encierro allá por 2007, más de una década ha pasado, y en este tiempo el devenir de esta ganadería cambió rotundamente hace algunos años: en 2011 se dividió en varios lotes que fueron vendidos a diversos postores, por lo que se puede decir que la ganadería del Marqués de Domecq es una de esas tantas ganaderías con mucha historia ya desaparecidas. Pero, aparte de su buena historia (que no ha sido poca) lo que sí ha dejado tras de sí ha sido una buena estirpe en otras muchas casas ganaderas que, sin duda, recuerdan en muchas cosas las grandezas que en otro tiempo dieron los primitivos toros de don Pedro Domecq Rivero.