Toro indultado en Arevalo, Justo Hernández lo alquila alguna ganadería, por 10mil euros.

  • Garcigrande y Justo Hernández están en las corridas, novilladas, capeas, toros de cajón, concurso de recortes, encierros.

De una década hasta ahora, la ganadería de Garcigrande y Justo Hernández ha tenido una evolución asombrosa. Algo curioso y llamativo el meteórico ascenso, de ser una ganadería discreta, a comandar las ferias. Una buena publicidad, con algunos resultados interesantes, y un buen comercial como Julián López “El Juli” ha propiciado que tengamos a estos toros hasta en la sopa.

Garcigrande está vendido sus productos a buen precio a ganaderías de toda índole, desde Pedraza de Yeltes a Valrubio, desde Francia hasta América, es la ganadería puntera, de moda, y todos quieren tener un semental suyo. Respetable la decisión de los ganaderos, pero que no pierdan de vista el producto final, que el exceso de nobleza edulcora la bravura.

Justo Hernández siempre se ha posicionado en contra del tercio de varas, del caballo como termómetro de la bravura y del actual reglamento. Es algo normal, sobretodo sabiendo que sus toros no aguantan dos puyazos en condiciones, aunque siempre hay alguna excepción.

Con un volumen de más de 400 toros de saca, como puede tener una buena selección. Cerca de 1000 madres de vientre, tal vez más entre los dos hierros. Cifras escandalosas para un ganadero, pero no tanto para un especulador de la bravura o empresario. La ganadería extensiva ha muerto para él, y propone un modelo de ganadería intensiva de su producto, algo casi inédito en la dehesa brava.

Ya no se conforma con abarcar y suministrar todo el circuito de las ferias taurinas, y el festejo mayor, sino que ahora también ha entrado directamente a los festejos populares, y los concursos de recortes. Hace un mes Toro Pasión adquirió varias decenas de toros al ganadero madrileño afincado en el campo charro. Algo parecido a la venta por saturación está haciendo Justo para apoderarse del mercado entero de la tauromaquia. Triste, pero cierto.

Las ganaderías más modestas, más humildes y de encastes minoritarios están perdiendo su última salida para lidiar su camada, que por desgracia para muchos, eran y son los festejos populares, concursos de cortes, y algunos festivales.  Que injusta en la vida, mientras unos ganaderos miran por la bravura, la tradición de su familia y el amor a su encaste minoritario, otros llegan para quitarles, vulgarmente lo que se dice, “el pan del morral”. Sin ningún tipo de complejo, ni remordimiento por saturar el mercado, lo malo para Justo, puede ser  que algún día la tauromaquia se llene y lo aborrezca. Hay precedentes, y esto paso en su momento a Luis Algarra, Daniel Ruiz, tal vez algún día se repita la historia.

En algún momento esto tiene que cambiar, no puede ser que mientras otros se lucran a espuertas, otros tengan que luchar sobremanera para no extinguirse. Tiene que haber alguna solución. La tauromaquia tiene que volver a sus orígenes, donde la variedad de encastes estaba instaurada en todas las ferias, pueblos y plazas.

Por Juanje Herrero