Puede que esas dos palabras sean las que mejor definan la tarde. Gris, porque los toros eran de ese color y su comportamiento también, y plomo, porque fue como una pesada lápida, que a medida que avanzaba la tarde, iba cayendo más sobre nosotros. La corrida de Adolfo fue desrazada y venida a menos, y con este material, poco pudieron hacer los tres matadores.

El que abrió plaza fue un animal corniabierto y veleto, que recibió una tibia ovación. Humilló y repuso en el capote de Curro Díaz, donde evidenció ya que el recorrido no era su mayor virtud. Fue alegre y se dejó pegar en dos puyazos que cayeron traseros. Inició por doblones, y desde el primero hasta el último pase, al astado le faltó transmisión, y pronto se vino abajo. Intentó el de Linares sacar los pases de uno en uno, y por el pitón derecho lo logró en algún instante. Una estocada trasera y caída y un golpe de verduguillo dieron fin a la lidia. Palmas y pitos en el arrastre.

Fue protestado el vareado segundo, con bastante cara y un cuerpo de Albaserrada. Pronto se puso la plaza en su contra y a su discreta presentación se sumó una falta de fuerzas bastante evidente, pues se cayó en un par de ocasiones durante el recibo capotero. En el jaco tuvo una pelea parecida a la de su hermano: acudió alegre y se dejó pegar. Bregó Chacón de manera soberbia. López Chaves hizo lo imposible para mantener de pie al animal, que tenía buena clase. Con cites muy suaves consiguió llevar la embestida del «Adolfo» hasta el final, sacando pases templados y largos. Una buena labor que fue emborronada con el estoque. Silencio tras aviso y nuevamente pitos en el arrastre.

Recibió en la puerta de toriles Escribano a su primer oponente, que tardeó y lo empujó de un pitonazo en el costado sin mayores incidencias que un susto. Humilló con recorrido en el capote del de Gerena y empujó en los dos encuentros con el caballo. Se le atragantó el tercio de banderillas a Manuel, donde el toro esperó acortó muchos las embestidas. Fue pronto en la muleta, pero pegaba un gañafón al final y reponía. Escribano se peleo con él y a medida que avanzó la faena el animal se fue asentando, pero no llegó en ningún momento al tendido. Lo pasaportó con una estocada trasera y tendida. Silencio para ambos.

El cuarto fue el mejor de la tarde sin duda. Humilló y repitió en el recibiento con el capote, donde tocó mucho las telas. Se empleó en el tercio de varas, pero sin ser nada espectacular. Basó la faena de muleta en el pitón izquierdo, por donde el animal iba largo y humillando. Arrancó los olés de la plaza, pero el toro se le estaba yendo. Ni un pase por el derecho. Detalles de toreo de gusto y naturales ligados con un tiempecito entre ellos. Pichó y tras una estocada en buen sitio el animal dobló. Ovación con saludos y ovación para «Bonito».

El quinto tuvo una peculiar salida, volviendo a entrar hasta tres veces en toriles. Chaves se fue a por él y lo lidió de manera vibrante, llevándolo muy cosido al capote y sacándolo a los medios, consiguiendo poner a la plaza en pie. El basto animal se dejó pegar y en la muleta se comportó como evidenciaban las hechuras. Muy desrazado, embistiendo a media altura y con medio recorrido. Se justificó y lo despacho con cierto atasque, pues un pinchazo precedió a una estocada muy baja. Silencio y pitos en el arrastre.

El que cerró plaza fue un toro feo de enconadura y acarnerado de cara. Lo recibió nuevamente Escribano en la puerta de toriles, esta vez con más soltura y vistosidad. Empujó en varas y en banderillas fue pronto, lo que ayudó a Manuel a cuajar un tercio bastante mejor que el anterior, con un tremendo par de violín al quiebro desde tablas. El toro parecía que iba a tener cosas para exhibir, y el sevillano se fue a los medios para recibirlo con un pase cambiado por la espalda. Al ver que el animal tardeó mucho, se fue a por el y lo toreo por bajo. Soso y hueco, tambien se vino a menos el que cerró plaza, imposibilitando el lucimiento del diestro, que a pesar de todo, insistió en sacar pases por el pitón derecho. Una estocada un tanto trasera puso fin al trasteo y a la tarde. Silencio para ambos.

Lo más positivo de la tarde la entrada, que ya hacía presenciar que la cosa no iba a pintar bien, pues como dice el refrán, «Tarde de expectació, tarde de decepción»

Plaza de Toros de Las Ventas:
Última de Feria. Casi lleno en tarde agradable (19.130 espectadores) . 6 toros de Adolfo Martín, desiguales de hechuras, algunos mal presentados por bastos. De muy pobre juego, descastados y venidos a menos. El mejor fue el 4°.
Curro Díaz: Palmas y ovación con saludos.
López Chaves: Silencio tras aviso y silencio.
Manuel Escribano: Silencio en ambos.

 

Por Quique Giménez