Paseamos por los cercados de “La Zamorana”, un pulmón a campo abierto, un deleite para los sentidos, ecología en estado puro. La tierra todavía se acuerda de esa formidable primavera que nos regaló el 2020 –El único regalo de momento de este nefasto año-.

Los “Torrestrella” pastan armoniosos, luciendo orgullosos sus bonitas capas. Un hierro añejo -Hb coronada, Hidalgo Barquero 1843-   para una ganadería con aires renovados. Buscando volver a instalarse en el circuito de las grandes ferias, donde puedan demostrar la bravura, que con tanto ahínco están buscando desde hace años.

Una camada preciosa para una temporada incierta. Esta temporada tienen la intención de sacar una novillada de erales, y tal vez alguna novillada picada -24 utreros esperan en el campo-. Para el año que viene, hay 3 corridas de toros serias y con mucho trapío que encajarían en cualquier feria. Una corrida cinqueña que es simplemente impresionante. También quieren lidiar una novillada de erales, y alguna novillada picada.

Tanto Fernando Sánchez, como su hija Tatiana Sánchez tienen mucha ilusión en la próxima temporada. Quieren volver a meter a Guadalest en lo más alto. Son conscientes de la responsabilidad que tienen, pero están seguros del arduo trabajo que están realizando por encontrar el toro perfecto. Aunque la perfección no existe, ellos buscan ese toro con bravura, recorrido, transmisión y clase, que llegue al tendido, y emocione al aficionado.

Una amplia ganadería, necesita un trabajo constante. Son 190 vacas madres las que pastan por los cercados de “La Zamorana”. Una amplio abanico de capas dan color a la verde dehesa. Las diferentes sangres que corren por sus venas, Torrestrella, Núñez y domecq lo demuestran. Memoria genética también tienen los sementales, de hechuras perfectas, 9 son los que forman la ganadería de Guadales en la actualidad.  Aunque Tatiana, como madre de todos ellos, no tendría que tener favoritos, pero al final siempre hay alguno que te gana el corazón, «Vitorito y Fantasioso«, sus preferidos.

Momentos únicos, que la ganadera cada día está viviendo en una finca que la vio nacer. Un reto por delante que la llena de orgullo. El trabajo incansable para dar con la fórmula de la bravura. La alquimia del tentadero, del caballo, de la muleta. Buscar el toro perfecto, aun sabiendo que no existe la perfección. Mucho por vivir, retos por afrontar, pero con su perseverancia, sacrificio, entrega y pasión seguro que pronto lo conseguirá.

Por Juanje Herrero

Fotografía Diego Alcalde