Nuestra gratitud, fuerza, ánimo y deseos de recuperación para los diestros que se encuentran heridos que, por desgracia, siempre son los mismos.

Tenemos que hacer hincapié al respecto puesto que, los toreros heridos, por ejemplo los últimos, Tomás Campos y David Galván, si Dios no lo remedia tienen para rato en el dique seco, como le ocurriera en Pamplona a ese bravo diestro de Murcia llamado Rafaelillo.

Y, como decimos, si lo analizamos, nos ponemos a temblar porque ni una sola figura del toreo ha sido herida en la presente temporada, ni por supuesto en las anteriores; la lectura, al respecto, entendemos que tiene mucho que digerir, ¿verdad?

¿Quién cae herido? Sencillamente, todos aquellos que se enfrentan a todos auténticos que, como primer fundamento de dichos toros, no es otro que coger a los toreros, cosa que si se nos apura es totalmente lógica. En este caso, además de los toreros humildes citados, han caído novilleros, banderilleros, incluso recortadores o rejoneadores, pero jamás una figura del toreo.

¿Son más listos las figuras del toreo que el resto de sus compañeros? Por supuesto que no. Pero si juegan con la ventaja de matar el burro fofo, el toro adormilado, sin alma, sin peligro, solo con bondad y sin el menor atisbo de mala idea.

Ante todo lo que está ocurriendo debemos de convenir que existen dos clases de fiesta, la de la pura «fiesta» de los señoritos y la otra, la que los chavales se juegan la vida de verdad con el consabido riesgo de perderla ¿verdad?

Es tremenda la diferencia de clases que existe en el toreo y, las cornadas y lesiones son las que marcan la pauta, las que lo dicen todo sin mediar palabra, pero con los hechos tenemos más que suficiente para entender las miserias de unos y la grandeza absurda de otros.

Ánimo para todos los chavales que, en busca de la gloria, en su paso por los ruedos, han encontrado la dura respuesta de la cornada, de la grave lesión, de la pérdida de contratos de todos aquello que los tuvieran; sin duda alguna, una desdicha permanente que, como decimos, siempre afecta a los desamparados de la fortuna.

Toros de Lidia.es

En la foto, Tomás Campos, sufriendo el duro azote de la cornada que, al final se tradujo en durísima lesión.