Los inicios de las Fiestas del Torico de la Cuerda en Chiva (que tengamos certeza escrita) se remontan al Siglo XVII, concretamente al año 1648, según consta en un escrito hallado en la antígua iglesia de la población.
La Asociación Peña Taurina El Torico se funda en 1965 con el encargo de organizar las fiestas del torico, actualmente cuenta con casi 3.000 socios y un presupuesto aproximado de 150.000€ anuales de los que 50.000€ son aportados por el ayuntamiento.
Se realizan cuatro días de Torico. Los tres tradicionales, 17, 18 y 19 de agosto, junto al día especial que cierra las fiestas el 25 del mismo mes. A las 7,30 y las 18,30 horas sale puntual el astado que recorrerá el pueblo en un itinerario abierto. La carrera, como aquí se denomina, mantiene su original sentido de incertidumbre, y aunque las paradas en las casas estén predeterminadas, el toro puede circular por cualquier calle. Estos cuatro día se complementan con entradas de vacas, toros embolados, desafíos de ganaderías o toros cerriles, reservándose un día entero para los niños. Desde el año 2005 se viene realizando un Concurso de Ganaderías de Toro de Cuerda, donde se dan cita ganaderos de gran parte de España exhibiendo sus mejores reses, de la Comunidad Valenciana hasta el País Vasco, pasando por Teruel podemos disfrutar de grandes toros de cuerda.
Se utiliza una sola cuerda que va por delante. La cuerda se corta según avanza la carrera para adecuar el peso de la misma y la cantidad de corredores al estado físico del toro, aliviándolo así y permitiendo que recupere fuerzas para ofrecer su mejor versión de bravura. En la actualidad la cuerda utilizada lleva los colores amarillo, rojo y azul de La Señera o el Amarillo y el rojo de la bandera de España.
Los mozos llevan el toro por todo el pueblo parando en las casas en las que le esperará la madre, o la amada. El mozo les brindará la carrera y las ofrendará, atando la cuerda a la falleba de la puerta. El toro descansará unos minutos y tras lanzar la cuerda al aire para que la recojan los que esperan en la calle, emprenderá de nuevo su veloz carrera hacia la nueva parada. Mientras, en la casa se agasaja con mistela, refrescos y algún dulce o plato preparado con ilusión por la dueña de la casa, que devuelve así el detalle de haber llevado el toro hasta su puerta. Los corredores lo guiarán con limpieza, pues el protagonista es el animal, que debe conservar su estado físico para que la carrera sea excepcional. Se evitan los tirones y enganchones, cuidando al máximo estos detalles para que regrese a la ganadería en perfecto estado.
Al terminar la carrera de la mañana, la dulzaina acompaña a la muchedumbre hasta la plaza, donde se volverán a bailar las Torrás y los más atrevidos harán la Torre. Después, los bares del pueblo se llenarán de comensales de todas las edades para almorzar. Este momento es tan tradicional como el propio torico, y será el preludio de una gran fiesta con música y agua a raudales. En sustitución de las antiguas cucañas, puedes esperar cualquier cosa, desde un disfraz improvisado hasta una carrera de bicicletas.
Eso sí, a las seis y media de la tarde en punto el toro volverá a salir a las calles de Chiva, y lo recibirán en perfecto estado de limpieza y orden, pues al fin y al cabo lo más importante aquí es el toro.
Por la noche se rememoran los cantos de ronda, esta vez improvisados, a diferencia de las albaes, que se escriben en castellano por versadores locales y que suponen el chupinazo de estas maravillosas fiestas.