Tarde de toros triunfal en Utrera (Sevilla), culminada con un indulto a «Tahonero», nº 42, de pelo negro, cuya lidia y muerte (que, al final, no tuvo lugar) correspondió a Manuel Escribano. Tomó dos puyazos en bravo y arrancándose desde lejos a ambos encuentros. En la muleta, embistió con casta y transmisión, según confirman las primeras informaciones. Se trata, sin duda, de un indulto histórico, dado que es el primero que se produce en la larga vida de la vacada sevillana.

 

Hubo otro indulto en la jornada, el de «Jilguero», de Victoriano del Río, nº 89 y de 525 kgs., que correspondió a Antonio Ferrera en Badajoz. Tomó un único puyazo. En el tercio de banderillas, cogió a Javier Valdeoro. Cuando se produjo el indulto, el subalterno seguía siendo intervenido, motivo por el que Ferrera pidió que no sonara la música. Según rezan las primeras informaciones, el toro tuvo clase y duración en la muleta. Se pidió y concedió el indulto. Me gustaría reseñar la hipocresía de los medios oficialistas y todos los satélites: mientras criticaban, insultaban y denostaban al público de Madrid al «Español», tras cornear a Escribano en Madrid, callan por este indulto, tras prender a un banderillero.