De negro y catafalco llegaba Javier Conde a Osuna, el color adecuado para la peor noche del mundo.

Ayer por la mañana me las prometía muy feliz. Una tarde/noche de toros por televisión. Doble dosis de afición ¿Qué más se puede pedir? Primero en Brihuega y los jóvenes valores de la tauromaquia. Luego el plato fuerte, la corrida mixta de Osuna que yo mismo defendí ante el intento de boicot de Carlitos Zuñiga.

Con una sonrisa empecé la tarde. Para acabar la noche con un desasosiego e impotencia que no cabían en mi alma. Nadie iba con la predisposición de ver a un gran Javier Conde, pero tampoco nadie esperaba lo que pasó ayer en Osuna.

Bendito Enrique Ponce que se empeñó en dar una corrida a su “compadre”. La próxima vez, si le quiere hacer un favor que le invite a comer. Javier Conde no esta para torear. Decir las verdades también es de amigos.

El espectáculo protagonizado por Javier Conde fue lamentable, de principio a fin. Un sainete en toda regla. La tauromaquia es una cosa muy seria para que algunos quieran hacer de ella su cortijo particular. El torero del barrio de la Malagueta fue el protagonista «negro» de una corrida que debería haber sido un canto a la libertad. Quitando merito a sus compañeros, y boicoteando al ganadero Don Julio A. de la Puerta.

No tiene condiciones para ponerse delante de un toro. Ni piernas, ni valor, ni mentalidad, ni seguridad, ni ganas. Sus manos temblaban cada vez que cogía los trastos de torear ¿Qué necesidad tiene de pasar esa desazón? Ayer no quiso ver los toros. Gritaba, bailaba, sudaba, corría, y sufría. Realmente parecía cualquier cosa… todo menos un torero.

Lo que hizo ayer no fue un atentado contra el público, el ganadero, el empresario o simplemente a su persona, sino que fue un ataque directo a la tauromaquia. Una navajada al arte de cuchares. Un insulto a muchos toreros que han vertido su sangre en la arena.

Enrique Ponce también tiene parte de responsabilidad. Fue el artífice de que Javier Conde estuviera en el cartel. Si quieren coincidir, “ronear” y presumir que lo hagan en los tentaderos. Cuando hay un espectáculo, un festejo, una corrida de toros, hay que honrarla y dar lo mejor.

¿Dónde está la mítica vergüenza torera? Si  Javier Conde tuviera vergüenza torera se hubiera cortado la coleta. Si le importase la tauromaquia no la hubiera ultrajado de esa forma. Realmente, no se merecía cobrar ni un duro. Malogro un toro bravo, que tuvo que ser apuntillado desde el burladero… todo por miedo. Has deshonrado el rito más litúrgico de la tauromaquia, la muerte del toro.  Hizo malos a dos toros con casta y bravura. Por el bien de la tauromaquia… no vuelvas a vestirte de torero. No robes ni un puesto más a ningún compañero. La tauromaquia no necesita arte. Necesita compromiso, valor, integridad, honradez y amor propio.

Por Juanje Herrero