El príncipe del toreo americano hace su debut en esta nueva normalidad,  el próximo 24 de agosto en Astorga frente a los toros de El Pilar, y acompañado de Finito de Córdoba y Juan Leal saltará al ruedo la localidad leonesa. Un cartel muy atractivo para los aficionados.  La esperanza que hay en los toreros jóvenes por parte del mundo taurino es total y necesaria. Necesitamos un toque de aire fresco, para volver a ilusionar a nuevos aficionados, fomentar la tauromaquia y demostrar que tiene relevo y salud.

La fiesta es como un ser vivo, y se alimenta de nuevos focos de atención. Hoy en día, es fundamental generar expectación, es vital. El torero peruano tiene aroma y esencia, la ha ido mostrando en varias plazas de postín española,  Sevilla, Madrid, Granada entre otras muchas. Poco a poco, su toreo de mano bajo, clásico y puro va madurando como el bueno vino. Una tauromaquia apoyada en los pilares básicos, con valor y gusto, el toreo clásico, el toreo eterno, el que nunca pasa de moda.

Necesitamos abrir paso a esos toreros que tienen ganas de comerse el mundo taurino. Abrir los carteles es necesario para el futuro de la fiesta. Joaquín Galdós es uno de esos que deberían verse un poquito más por las ferias del circuito, estoy seguro de que sorprendería gratamente.

Un año difícil, duro y atípico. La calma del torero es idónea para sacar lo mejor en los peores momentos. Hasta de una pandemia se puede sacar algo positivo. Son momentos duros, que te hacen madurar. Nadie podría imaginarse esto, y sin embargo entrará en los libros de historia del siglo XXI. “Ha sido muy difícil para todos. Pero no creo que los matadores nos hayamos llevado la peor parte. Siempre se le puede buscar la lectura positiva y aprovechar para seguir creciendo sin la presión de tener que resolver en la plaza. Creo que la peor parte se la han llevado sin duda los ganaderos, los toros comen todos los días… son los héroes de todo esto”.

Astorga quedará clavada en la memoria del torero peruano. Una efeméride para contar a sus nietos. La primera después de la pandemia, en esta nueva normalidad a la que estamos sometidos. Y la feria de Astorga será la feria más larga de todas las que van a acontecer esta temporada 2020. “Me parece una feria muy interesante. Es de admirar que un empresario haya apostado por dar una feria así en una ciudad que lleva tiempo sin toros y en plena crisis del coronavirus. Merece que todos pongamos lo mejor de nuestra parte”.

“El príncipe” como ya le bauticé  en un artículo la temporada pasada, está en el momento idóneo para dar un golpe en la mesa. Es el momento, para apostar y ganar, salir al ruedo a matar o morir. Y dejar ver su actitud con el futuro.  Muchas expectativas puestas en un torero, que tiene la cualidad. “-Carcajadas- espero que lo de “Principe” sea por algo bueno. Creo y espero estarlo. Afronto esta cita más preparado aún que otros años donde la primera cita podría ser en Sevilla o Madrid. Y aun si cabe con más ilusión. El “invierno” ha sido larguísimo y he tenido tiempo de probar cosas nuevas, mejorar las malas y profundizar en las buenas”.

La desigualdad, y la desunión campan a sus anchas por el toreo. Una rutina constante, y en ocasiones muy repetitiva, que desanima mucho al aficionado. La unidad es esencial, y no solo en tiempos de crisis. El amor al toro por encima de todas las cosas, tiene que ser el primer mandamiento de cualquier taurino. “Yo diría que falta un poco de amor al toro. Todo lo que se hace desde el amor al toro y al toreo siempre es positivo. Y de ahí nace todo. Es ahora en los tiempos difíciles donde se ve quienes están más comprometidos con el toreo y quienes están por puro interés”.

La regularidad, la esencia, el momento. Pero realmente el toreo es evolución. Y cada temporada nos podemos encontrar un torero diferente. Eso le pasa a Joaquín Galdós, en tres años ha ido creciendo a la sombra de los egos. En el anonimato, hablando con su muleta. Ganando la confianza de un aficionado que al principio fue demasiado duro  “Es la típica pregunta donde todos decimos que estamos mejor que nunca. Me gusta decir que estoy en una evolución constante. Creo que eso si se ha visto en la plaza. El no parar de crecer artísticamente y ser cada vez más ambicioso es lo que te lleva a un triunfo seguro. Y en ese sentido si creo estar en ese camino. Busco siempre rodearme de gente que me aporte positivamente y que el tiempo no pase en vano”. 

Los toros de encaste “Aldeanueva” de la ganadería charra El Pilar, serán jueces y testigos, del momento en el que se encuentra el torero del país del Cóndor. La temporada pasada, rozaron a gran altura, con toros bravos y encastados en plazas de postín como Madrid y Sevilla  “Es una ganadería que me gusta mucho. Aparte de ser con la que tomé la alternativa por lo que le tengo un cariño especial. Es un animal que suele tener mucho ritmo y con el que te tienes que entregar mucho. Tienen mucho volumen y exigen al torero verlos pasar muy despacio. Como todas las ganaderías buenas no es una embestida fácil pero si muy apasionante”.

Una temporada reducida en espectáculos. Con aires de incertidumbre, cada semana puede pasar cualquier cosa. Pero la ilusión es lo último que se pierde. Y la vida sigue, y hay que  mantener la ilusión “Con Astorga serían 2 corridas de toros. Toree una en marzo en Tobarra que se dio muy bien. Y después de Astorga hay alguna cosa más pero sin concretar, todo es muy incierto. América está mucho peor, dudo mucho que se puedan dar toros. Aquí debemos hacer nuestro mayor esfuerzo por dar corridas porque lo peor de todo es ver un camión de toros bravos ir al matadero. Eso me da mucha pena”.

Por Juanje Herrero