Se registró mas media entrada en lo que fuera la segunda corrida del serial texcocano. Se lidiaron 4 toros de Torreón de Cañas para los de a pie extraordinariamente presentados que dieron un juego desigual, destacando el sexto de la tarde, mientras que para rejones se lidió un novillo de Santoyo y uno de Fernando de la Mora, bien presentados.
La Silverio Pérez es una plaza que al estar tan cerca de la ciudad de México, a escasos 40 kilómetros de distancia, conlleva a que la mayoría de los espectadores sean capitalinos y por este hecho, las cosas deban darse con suficiente seriedad, por eso de la importancia que ésta tiene en la temporada taurina mexicana.
Debutaba en esta plaza el joven Guillermo Hermoso de Mendoza y sin lugar a dudas y a pesar de que ha tenido muy buenas tardes en el interior de la república, hoy no se le vio con esa parsimonia de la que se habla cuando se menciona al caballero. Y es que volvemos al tema. Aunque la capacidad del coso es de 5280 espectadores, cierto es que el público exige. Y no por ser un novel se le van a perdonar las carencias. Es decir, se le vio muy precipitado al poner dos rejones de entrada y que mermaron mucho las condiciones del de Santoyo que se amarró al piso sin romper. Y ahí es donde por más que traiga los extraordinarios caballos del padre, las cosas se tienen que resolver por sí mismo. Tuvo buenos momentos con las banderillas que le fueron jaleadas por el cónclave pero no hubo esa entrega esperada. Falló con el rejón de muerte y escuchó leves protestas.
Con su segundo, un novillo de de la Mora, volvió a clavar dos rejones, mismos que mermaron el comportamiento del animal. Y es que en México, lamentablemente ya es muy difícil ver que se clave mas de un rejón pues la falta de bravura en muchas ocasiones no permite que el toro siga peleando y se quedan parados, y eso le pasó al navarro. Muy lucido con los quiebros en que el toro colaboró mínimamente y esforzado por tratar de levantar la faena pero en mi personal punto de vista, la plaza le pesó.
Los forcados queretanos no pudieron lograr la pega y luego de tres intentos se cambió el tercio para que nuevamente el rejón se pusiera pesado y no lograra Guillermo el ansiado triunfo. Silencio en su segundo.
Joselito Adame sin duda está en un momento muy importante de su carrera. Salió a entregarse con el público asistente que sin duda estuvo con él desde el paseíllo. Una faena en la que ya empezaba el aire a aflorar. Sin embargo ante un toro con recorrido, que iba a más, él se superó y como un buen director de orquesta, marcó el compás, y fue matizando las notas una a una, generando una tremolina entre quienes se encontraban en el tendido. In crescendo para buscar llegar a la cúspide del acto y escuchar la ovación al concluir. Y como no podía faltar, el remate perfecto, gran estocada recibiendo que hizo eco y concedió una merecida oreja.
Su segundo apuntaba para algo similar, sin embargo aquí el aire hizo de las suyas. Vendavales se soltaron impidiendo el lucimiento, pero a pesar de, Joselito salió decidido a mostrar ese lugar por el que pelea y a justificar cada momento que se encontraba en el ruedo, con el agradecimiento obvio de la gente que lo fue a ver. Un torero tesonero que ha pasado por una temporada muy difícil. Juzgado por muchos y repudiado por otros tantos, siendo que siempre está dispuesto a demostrarle a quien sea, quien es y porqué está ahí. Lamentablemente al tirarse a matar, el choque con una banderilla desvió la espada pegando un bajonazo tremendo que le hizo perder lo que seguramente hubiese sido un apéndice más. Escuchó palmas
Sergio Flores se abrió de capa con elegancia y pulcritud. Un toro que quizá fue el que tuvo menos atributos y que aunado a que ayer Eolo nos soltó la ventisca la cosa se complicó. Y a pesar de, hubo muletazos extraordinarios por ambos lados, con mucho temple y prestancia. Con la largueza a la que nos tiene acostumbrados y que hicieron eco en ambos tendidos. Fue ovacionado
En el sexto de la tarde, un toro bravo y con acometividad, se ha recreado, ha podido interpretar una obra operística. Como el mismo toreador de Carmen, con esa profundidad en la voz, con ese color de Barítono que resuena en los oídos y penetra cada fibra de la piel, cada poro, estremeciendo los sentidos y explotando en todos los mismos. Porque cuando se está escuchando una voz que te hace vibrar, se alerta el oído, pero el gusto cambia, y la piel se enchina, y el aroma es otro, y las pupilas se dilatan pues se genera esa sensación de endorfinas que cambia hasta el PH. Y es que Sergio nos arrulló con su sonido, elegante y sobrio, pero con la voluntad y el deseo de triunfo a tope. Lamentablemente una estocada defectuosa sonó como un agudo mal alcanzado que echó abajo lo realizado y no hubo premios a la labor. Sólo el recuerdo de una gran faena, a un gran toro.
El domingo serán de Fernando de la Mora dos de rejones para Pablo Hermoso de Mendoza y de Jaral de Peñas los de a pie para Arturo Saldívar y Juan Pablo Sánchez. Cambia el horario en el país y a las 4 en punto sonarán parches y metales.
Por Alexa Castillo
Fotografia Juancho Cervantes