Nunca la agradeceremos bastante al canal CMM por aquello de las retrasmisiones que nos obsequia, un modelo a seguir por parte de cualquier ente televisivo que se precie. En el día de hoy, el gran espectáculo que hemos visto gracias a dicho canal ha sido en Bargas, Toledo.

Se ha lidiado una corrida del Conde de Mayalde que, en honor a la verdad, ha sido un espectáculo grandioso donde desde el primer instante del festejo hasta su último aliento, hemos visto cómo se jugaban la vida tres hombres sinceros, toreros, cabales que, despreciando su único bien, su vida, han puesto su valor, torería y agallas al servicio de una plaza que, totalmente abarrotada ha vibrado con los toros y con los toreros. Me río yo cuando hoy he leído las crónicas de ayer en Sevilla y, los revisteros de turno, todos quedaban derretidos con las cuatro verónicas de Juan Ortega -ya es figura, claro- al torito de Jandilla; aquello, comparado con lo de hoy era de pura broma porque mientras los jandillitas eran toros de Sevilla -o sea, el medio toro sin casta y sin alma- en Bargas ha salido el toro con todo su esplendor; animales para ser lidiados en Pamplona, por poner un ejemplo y, ha sido en este pueblo toledano donde han vibrado hasta la locura.

Manolo Escribano es un modelo de sinceridad cabal y auténtica. Todo un prodigio de ser humano que, cuando viste de torero entrega lo mejor de su ser que, en definitiva es el todo. Capote, banderillas, muleta y espada, son los elementos clave con los que dirime esa entrega apasionada desde aquel glorioso día que un Miura -sustituyendo a El Juli- al  que cortó las dos orejas en Sevilla le catapultó a las ferias, con el toro de verdad, pero gracias a ese toro ha conocido las grandes ferias españolas que, de otro modo jamás hubiera conocido. Escribano se ha jugado la vida con una verdad inusitada porque, amigos, había que estar frente a aquellos toros con unas guadañas que, la denominada de la «muerte»  es de broma si la equiparamos con aquellas perchas inmensas. Ha cortado una oreja en su primer toro y ha sido ovacionado en su segundo al que marró con el acero pero, nada que objetar a un hombre sincero que nos ha emocionado con las banderillas y nos ha apretado el corazón muleta en mano.

Lo de Sergio Serrano es para enmarcar. Todo empezó en Madrid, ha continuado la racha en distintas plazas, llegó a Albacete, se erigió triunfador de la feria frente a los de Victorino Martín y, en Bargas ha sido capaz de conquistar a un público que, pese a ser un pueblo, allí veneran al toro, razón por la que el empresario eligió esta grandiosa corrida. Una oreja en cada toro -en Bargas las orejas están más caras que en Sevilla, lo puedo afirmar- han sido el gran premio de este diestro que dibuja naturales con una despaciosidad increíble y, lo que es mejor, en cada muletazo se percibe de lejos que se está jugando al vida. Un torero importantísimo que no puede faltar jamás en los «banquetes» donde se lidie el toro auténtico y verdadero. Sin duda, es la revelación del año, no me cabe la menor duda; si retrotraemos la mirada hacia Madrid entenderemos muy pronto todo lo que vengo diciendo.

Ángel Téllez llevaba más de dos años sin torear y, menudo lío ha formado en su primer enemigo que, posiblemente, ha sido el que le ha dado las opciones más claras para el lucimiento; digamos que, los tres  primeros toros, con casta y bravura, han permitido a sus lidiadores sus mejores momentos. Téllez, en su primero, como digo, ha dibujado naturales de una belleza fuera de lo común, destacando un natural que lo llevará siempre en su corazón; faena pletórica, rotunda, llena de  imperfecciones si se me apura, pero con una verdad tan aplastante que, todavía no comprendemos -aunque sí lo sabemos- porque este chico no figura, en el peor de los casos, con este tipo de corridas. Tras un estoconazo ha cortado dos orejas justísimas, nada que ver con lo que pasa en otros pueblos, Sevilla sin ir más lejos donde le dieron una oreja de Roca Rey por moler a mantazos a un animalito que le embistió con mucha claridad y sin peligro alguno. Por cierto, paradojas del destino, Roca Rey confirmó su alternativa en Madrid con estos toros -yo estaba de testigo- salió por la puerta grande pero, aquel torrente de bravura, tanto a él como a sus compañeros les impactó tanto que, «ahí los tienes, Conde de Mayalde, te los comes con patatas» Así tuvo que ser la cosa porque dichos toros los matan los primeros espadas de la verdad, sin vitola de figuras, pero sí de tíos machos que dan lo mejor que tienen en la incesante búsqueda de la verdad que siempre se opaca cuando torean las figuras. En su segundo, quizás el toro más complicado de la tarde ha estado valentísimo, con un valor a prueba de bombas y como ha sucedido a lo largo del festejo, despreciando su vida por complacer a esos buenos aficionados de Bargas que, como tales, merecían todo el respeto del mundo. Ha fallado con la espada y ha sido ovacionado.

Ha sido curioso cuando el reportero de CMM le ha preguntado al ganadero, digamos que le ha afirmado diciendo que, tras la corrida presenciada, las figuras se pegarían por matar estos toros encastadísimos y, el ganadero, de forma lacónica, ante semejante afirmación del reportero ha dicho: «No crea, ellos eligen otros toros» Blanco y en botella, ¿verdad?

Insisto por millonésima vez, las figuras seguirán matando el torito a modo, con esos pitoncitos gachos, recortaditos, son las fuerzas justísimas, razón de no ser picados jamás, y seguirán triunfado, pero la verdad, como sigo sosteniendo, solo aparece cuando vemos al toro en todo su esplendor, lo ha ocurrido en el día de hoy en Bargas. ¡Viva la fiesta con mayúsculas! ¡Abajo la parodia el fraude!

Pla Ventura

Mostramos distintas foto pero, la última, por gentileza de Pablo Ramos, vemos uno de los ejemplares que hoy se  lidiaron en Bargas, igualitos que los de Sevilla con Juan Ortega veroniqueando.