No lo digo ahora, lo dije ayer en que teníamos que tener cuidado con los toros de Juan Pedro en este día grandioso en Sevilla. Domingo de Resurrección, domingo de decepción al por mayor. Una vez más, Juan Pedro ha fracasado sin paliativos. Corrida decepcionante con apenas fuerzas, sin humillar, sin peligro aparente mientras que Juan Pedro rezaba para que le saliera la tonta del bota que en ocasiones suele salvarle un festejo, hoy, dicha tonta, no apareció por lado alguno. Algunos de los toros lidiados si salen en Ciempozuelos, por citar una plaza de pueblo, los apedrean por la apariencia de novillos que tenían. Se devolvieron dos toros y salió como sobrero, además del hierro titular una de Virgen María que, más que virgen parecía satanás vestido de negro.

Quisiera saber quién es el que elije los toros para Sevilla porque hay que ser muy torpes para ello. Se trajeron catorce toros para aprobar la corrida que se ha lidiado que,  como digo, algunos ejemplares no pasarían por novillos en los pueblos de Madrid. O sea que, el que ha visto los toros en el campo no sabe diferenciar lo que es un toro o un novillo. Seguro que no, las pruebas son elocuentes.  Como siempre dije, Sevilla tiene un marco incomparable pero, lo que sucede en el ruedo y en derredor del mismo es toda una burla hacia las gentes pero, como son santos, que sigan rezando ave marías que mucha falta les hará.

Morante hizo un gran esfuerzo porque tras la fea voltereta de ayer, tener valor para acudir a la Maestranza, se necesita mucho empreño. Su esfuerzo no le sirvió de nada porque, en su primero, el animal venía y volvía sin el menor atisbo de casta; o sea, un funeral de tercera. Es cierto que Morante estuvo trabajador, un valor que ahora le conocemos que, no sé si sirve de algo pero, el hombre ahí se pone venga o no a cuento. Faena insulsa, insípida como el toro en la que los feligreses ni se pronunciaron. Le tocó como sobrero el de Virgen María y, ahí sí pasó Morante un trago. El toro parecía Satanás con muy malas ideas. Morante estuvo digno y lo mató.

El primero de Juan Ortega mostró un puntito más de casta de lo que viene siendo habitual en este tipo de burros con cuernos. El animal que se había dejado torear muy bien con el capote de Ortega, con la muleta no se entendió lo más mínimo. Ese puntito de casta que tenía el bicorne fue el motivo por el que Ortega decidió quitárselo pronto de encima. No está este chico para muchos trotes porque siempre espera el toro santificado que, como se sabe, no sale todas las tardes y menos en la ganadería de Lo Álvaro. En su segundo, enclenque por completo, anovillado de por más, lo intentó Juan Ortega sin el menor resultado. Silencio se jueves santo cosecho el hispalense.

Muchas ganas mostró Pablo Aguado que, en ambos toros toreó maravillosamente a la verónica. e incluso en un quite por chicuelinas. Es cierto que, Aguado con el capote se siente muy a gusto y eso se refleja en el ruedo. Ya, muleta en mano, más de lo mismo. Dos toros desclasados que no albergaron ninguna esperanza pero, como quiera que los aficionados hispalenses son santos hasta el límite de los altares, nadie alzó la voz para abroncar aquella parodia que estábamos viendo.

Hay un dato revelador que hace mucho daño a la torería andante. Se trata de que cuando te instalan en el olimpo de las figuras no pasa nada; eres figura  y ya torear en todos las ferias, triunfes y dejes de hacerlo. Por el lao opuesto, cuando cada festeje es una oportunidad que no hay que desperdiciar, cambio el curso de la vida pero como de la noche al día. Morante es el sumo sacerdote del toreo pero, Ortega y Aguado podían tener alguna culpa del desaguisado de hoy. Nada. Ya tienen la bendición empresarial e incluso ya tienen todos los toros de Juan Pedro comprados las empresas para que los maten ellos. Esa es la diferencia, que se lo digan a Sergio Serrano y Tomás Campos que no han podido triunfar hoy en Madrid y, la cuesta que se les presenta es mucho más alta que el Everest. Suerte que tengas que el saber poco te vale.