Hay una frase que pronuncio Coco Chanel que marco una revolución en el mundo, y los derechos de las mujeres, “Una mujer debe  ser dos cosas: Quien ella quiera, y lo que ella quiera”. Tal vez estas 18 mujeres que forman la cuadrilla de emboladoras “Con un par o varios” en su humilde expresión también son ejemplo de fuerza e independencia, de libre elección, de coraje, de esfuerzo, de afición, de valentía y de pasión por el toro y las tradiciones.

Mireia, Carmen, Dunia, Cris, Almu, Laura Martínez, Laura Amate, Ainhoa, Nati, EMI, Rut, Cris Rodríguez, Sonia, Janet, Celia, Laia, Ana, Emma. Son los nombres que forman esta única cuadrilla, que rezuma personalidad. La integrante más joven tiene 19 añitos, y las más veterana 52 años, pero la edad suele oscilar entre los 30, se conocen todas, se admiran las unas a las otras y mientras que todo fluya… la cuadrilla tendrá una longeva vida. Estas mujeres no solo tumban prejuicios, sino que crean afición.

Todo empezó como una broma, como un juego, el destino las junto, y de sus experiencias nació una cuadrilla, algo más que amistad, casi hermanas… no de sangre, pero sí de sentimientos. Una relación de confianza, de apoyo, de amor al toro, al fuego, a la calle, y a lo que juntas van logrando, temporada tras temporada.

Un vínculo especial el que mantienen estas 18 mujeres, que esta temporada están de aniversario, concretamente el décimo aniversario, desde que empezaron en el año 2009. Muchos km juntas, anécdotas, ilusiones, sueños, todo de la mano de una afición que las hace ser libres, únicas y admiradas.

La valentía es vencer los miedos, a pesar de saber las consecuencias. Estas chicas ya habrán embolado 350 toros en una infinidad de pueblos, barrios, regiones de la geografía valenciana. Esta última temporada pusieron las bolas, los cascabeles, y cortaron la cuerda a cerca de 40 toros de diferentes ganaderías. Poco ganan, no lo hacen por dinero, lo hacen por afición, por crear un ejemplo que más tarde llegue al interior de otras mujeres. Una fórmula perfecta para crear afición y dar la bienvenida a otr@s jóvenes.

Cada fin de temporada a fuego quema sus hierros, y como ave fénix vuelven a renacer de sus cenizas, para volver a pintar de ilusiones otra temporada. El padre de Cristina Aibar, se encarga de ensamblar las piezas dañadas, para que cada embolada sea vistosa, y profesional.

Al principio todo era caótico, hubo tal vez gente que no las veían preparadas, pero el tiempo ha demostrado que tienen la maestría, personalidad y perseverancia para lograr la embolada perfecta, rápida y limpia.  Sus moratones, magulladuras, varetazos e incluso cogidas, demuestran que esta afición tiene mucho peligro, pero lucen con orgullo sus marcas en la piel, porque son medallas al trabajo bien hecho.

Estas 17 valientes seguirán llevando su afición por los pueblos, luciendo sus “par o varios” ante los aficionados. `Porque todavía es el principio, y falta mucho camino por andar. Con todo el cariño y respeto que se merecen, este” juntaletras” ha querido homenajearlas y demostrar en estas líneas su admiración al trabajo, afición y destacar su capacidad de fomentar la tauromaquia.

Por Juanje Herrero