Marco Pérez llega junto a su padre a la hora citada. Las doce del mediodía del Domingo de Ramos. Aparcan a la puerta y avisan que ya están abajo. Salgo a recibirlos y el niño saluda con la madurez de un hombre hecho y derecho. De alguien que tiene las ideas muy claras y sabe lo que quiere. Nos sentamos alrededor de la mesa de la biblioteca y hablamos antes de comenzar la entrevista, mientras que Vicente Pérez, el padre, un novillero de finales de los 80 que apuntó grandes maneras, escucha con atención. Hablamos un poco de todo para romper el hielo y ver cómo se puede lanzar la caña antes de comenzar las preguntas, principalmente para medir el terreno, porque el personaje a quien se le iba a hacer la entrevista no deja de ser un niño de 15 años. E incluso le muestro fotos de su padre en sus años toreros, a las que observa con emoción, a pesar de conocerlas ya casi todas.

Pronto se disipa cualquier duda al ver la seguridad que maneja el timón de todos los palos de la vida y se puede mantener con él una charla de cualquier asunto; no digamos ya de Tauromaquia, donde además de tener revolucionado el mundo de los toros, le encanta leer la historia y profundizar entre los entresijos que cristalizaron la Fiesta. Tiene la mirada fija, viva y despierta, además de una enorme rapidez a la hora de contestar, siempre con las ideas muy claras.

Poco antes de iniciar la interviú hablamos también de fútbol y se decanta como seguidor de este deporte y declarado admirador de Vicente del Bosque. Entonces llamamos a la leyenda, al propio Vicente, para que lo saludase Marco y ambos mantienen una conversación donde el técnico se interesa por su carrera artística, por los estudios y también por su familia, despidiéndose ambos con el deseo de conocerse personalmente. “A este señor lo admiraba mucho por tanto como ha dado a España y al Real Madrid, pero ahora mucho más; me ha impresionado hablar con él, en su personalidad y aplomo, siempre me gusta fijarme en sus detalles”, señala Marco, siempre con aplomo, nada colgar el teléfono y despedirse de Vicente del Bosque.

Enseguida volvemos a hablar de toros y ya la charla gira alrededor de ese mundo donde él es la esperanza del futuro al tener revolucionada la Tauromaquia, “desde que tengo uso de razón me llamaba al atención el espectáculo en sí; la pasión de la gente y emoción que se vive en una tarde de toros. Después, enseguida me apunté a la escuela taurina y allí todo era un juego, pero a medida que pasa el tiempo y las cosas van siendo más serias descubres que en este espectáculo hay mucha verdad, al convivir la vida y la muerte en esos minutos intensos que estás en el ruedo. Y eso es lo que debes transmitir a la gente”. 

Hoy, todo el mundo habla de la revolución que tiene formada Marco Pérez, al que los públicos quieren ver y es demandado por los más destacados medios para recabar sus palabras, su pensamiento“soy consciente de la expectación levantada alrededor de mí y cuando toreo todo el mundo está pendiente. Creo que eso es lo bonito del toreo, sentirte, pese a que me queda todo por delante y no he hecho más que empezar. Pero claro, a la vez esa exigencia y sentir que la gente espera de mí y es lo que me motiva para crecer y darlo todo, tanto en el entrenamiento diario, como en los tentaderos. Jamás me dejaría llevar por una corriente triunfalista, eso lo tengo claro y tendré los pies sobre el suelo”. 

Aún está fresco para muchos la tarde que debutó en Salamanca al finalizar un desenjaule y ya empezó a tener el sello de niño prodigio, junto a otra posterior actuación al finalizar un festival celebrado en Ávila, “la verdad que no me gusta pensar mucho en esa definición, pero me motiva y da alegría que la gente piensa eso de mí. También soy consciente que cada día que voy a la plaza el público espera lo máximo de mí y nunca le puedo defraudar”. El pasado 12 de octubre escribió un hito para el toreo al cortar un rabo en La Real Maestranza de Sevilla.

Amante de la historia conoce los nombres de todos los niños prodigio que ha habido en el toreo, “me gusta leer mucho e informarme de los toreros antiguos; desde Joselito El Gallo, que tanto hizo por la evolución del toreo, la construcción de nuevas plazas, socializar la Fiesta… O los Bienvenida, que es una dinastía histórica y con enorme mérito al tener tan pocos avances médicos en esa época, hasta El Juli, que también estuvo en esa casilla de niño prodigio. Me interesa conocer el toreo desde todos los ángulos”. 

Marcos Pérez goza el reconocimiento y afecto de los grandes toreros, quienes son sus amigos, lo animan, dan consejos y aplauden en su carrera, “es muy gratificante y una gran suerte, soy un privilegiado de compartir tantos momentos con muchos referentes. No los puedo nombrar porque son todos quienes me apoyan para cumplir mis sueños, pero hay cosas que son inevitables. Recientemente fue muy emotivo que el maestro César Rincón, un referente en la Fiesta y héroe en su tierra colombiana, me sacase en hombros en Manizales; o haber podido compartir tantos momentos con el maestro El Viti, que me ha dado consejos tan valiosos; o con el maestro El Niño de la Capea, con quien he vivido tardes de tentaderos en su casa y siempre he aprendido tanto”.

Al hablar de los grandes toreros salmantinos, a Marco Pérez también le apasiona la historia de Julio Robles “lo admiro muchísimo y es otra referencia para mí. En Sevilla, el día que debuté en el festival y corté el rabo, lo quise homenajear con la roblesina y además me salió perfecto, porque sentí la inspiración de hacerlo en un homenaje íntimo a él. Fue en el momento exacto y sentí el orgullo íntimo de poder homenajear al maestro en un marco de tanta solera como es La Real Maestranza de Sevilla”.

Marco ya ha atravesado hasta seis veces el Atlántico para torear ante las aficiones de América “es otra forma de ver los toros, la gente se rompe enseguida y entran rápido en las faenas. Hay mucha pasión. Es un público muy apasionado y agradecido cuando disfruta de una buena faena”.

Precisamente, en uno de esos viajes, el pasado invierno en Colombia, Marco fue protagonista de titulares al ser utilizado por el actual Gobierno antitaurino del antiguo terrorista Petro, basado en las políticas del odio a España, “realmente intenté no pensar en la política, aunque es cierto que me sentí desilusionado en el momento; luego, la verdad, que al recibir ese trato tan cariñoso de la afición, tanto en Cali como en Manizales, lo compensó todo”.

La temporada avanza y Marco está anunciado en diferentes plazas “estoy anunciado porque esta temporada va a ser también la del debut con caballos, que será al final, el 15 de octubre, en Istres (Francia). Ahora, lo más próximo será el 15 de abril, en Mérida; el 16, en Granada; también iré a la feria de Aguascalientes, el 30 de abril y de ahí, la siguiente, ya será el 15 de mayo, en Las Ventas. Pero lo más importante es centrarme en el día a día, intentar superarme en cada entrenamiento, en cada tentadero y cumplir cada objetivo. Siempre centrado en el objetivo más cercano, o sea centrarme en el presente para que luego salga bien el futuro”. 

Antes decían los toreros que cuando se anunciaban los carteles de San Isidro le crecía la barba el doble le decimos a Marco ante su próximo debut en Madrid y si siente algo especial, “de momento mucha ilusión y cada vez que lo pienso tengo un escalofrío, aunque no por miedo, ni por nervios, sino por la alegría y la ilusión que me supone torear en la primera plaza del mundo; además de poder hacerlo el día de San Isidro, la fiesta de Madrid y estar arropado por numerosos aficionados de Salamanca, además de mis compañeros del instituto. Cada noche, cuando me voy a la cama lo hago pensando en ello”.

Marco nos habla de sus compañeros de instituto y le preguntamos por los estudios, “ahora curso 4 de la ESO, para mí los estudios son muy importantes y tengo muy claro que debo hacer una carrera universitaria, aunque aún no sé por cuál me decantaré, tal vez lo haga por Enfermería, al igual que mi madre y mi hermana; también he pensado en Medicina, pero lo veremos en su momento para poder compaginar con el toreo”.

Hablamos del sepulvedano Victoriano de la Serna, diestro de exquisiteces en la llamada Edad de Plata del toreo y también médico, con carrera cursada en la Universidad de Valladolid, además de otros toreros que compaginaron su paso por los ruedos con el de las aulas (Victoriano Valencia, Mario Carrión, Pepín Jiménez, Fernando Lozano, Fernando Cepeda…).

Al hablar de sus estudios es inevitable preguntarle por las notas, estoy muy contento, son muy buenas. Me encanta las asignaturas de Lengua, Bilogía, Historia…”. (el crío, que también destila humildad no nos dice nada de los resultados y es su padre quien nos informa que, Marco, en la mayoría de las asignaturas obtiene la nota de sobresaliente).

Continuamos con su vida, con el día a día de un niño que tiene revolucionado el mundo del toreo, “por la mañana, de lunes a viernes, asisto al instituto. Acabo a las 14.30 y voy a casa para comer; después hago los deberes, adelanto algún trabajo o estudio para algún examen. Al finalizar voy a entrenar, bien a la Escuela de Tauromaquia o, si estoy más apurado de tiempo lo hago aquí en casa, con mi padre”.

En las tardes de tentadero de las ganaderías del Campo Charro y de otras zonas de España, Marcos Pérez es habitual. Por eso le preguntamos cómo son para él esos entrenamientos, “me gusta vivirlos con la seriedad que deben tener y con la misma mentalidad que estoy en una plaza llena de gente. El campo es un laboratorio al que deben llevar todos los experimentos que has hecho toreando de salón  y atreverte a probar cosas nuevas para que luego te salgan en la plaza como tú quieres. También es súper importante para salir con más facilidad a la plaza y torear más relajado, también más desmayado”. 

El novillero ha estado en la Escuela de Salamanca y además ha bebido de más fuentes, por eso le preguntamos cómo quiere que cristalice su forma de torear, “en estilo, me gusta el corte de los toreros con gusto y sentimiento, para poder transmitir lo que llevas dentro para emocionar a la gente que está sentada en los tendidos. Además de ello es básico tener personalidad y ser diferente para que pasen los años y la gente continúe recordando tu manera de torear”.  

Sobre los toreros actuales lo tiene claro, “los admiro a todos, de cada uno se puede aprender una cosa distinta e incluso introducirla en tu repertorio. Por eso para mí todos tienen un inmenso valor y la mayor de mis admiraciones. Tanto los consagrados, como las novedades o la nueva generación que se curte en las escuelas donde hay compañeros que atesoran magníficas condiciones”.

Dejamos de hablar de toros y Marco no deja de sorprender por su inquietud y viveza, mientras ojea antiguas páginas taurinas de diferentes periódicos, donde le llama la atención los jóvenes que era algunos diestros que hoy gozan de su amistad (Andrés Sánchez, López Chaves, Urdiales, Miguel Ángel Perera, Talavante…) y especialmente al ver fotos y reportajes de Juan Bautista, su apoderado en sus tiempos de activo.

Las horas pasan y al estar tan a gusto, uno tiene la sensación que el reloj corre más deprisa, en la que es señal inequívoca de haber admirado a este joven llamado Marco Pérez que tiene revolucionado a todo el toreo. Y hasta ha paseado un rabo en La Real Maestranza de Sevilla, algo que son palabras mayores.

¡Mucha suerte!

Paco Cañamero