López Chaves es un ejemplo torero y espejo para mirarse, por la entrega y afición. Un hombre que siempre ha salido adelante por la constancia, sin desfallecer jamás, ni siquiera cuando ya no contaba con las empresas y su reducto quedó reducido a la corrida del Corpus de Ledesma. Entonces, Chaves, con su enorme tesón, fue capaz de resurgir y con sus zarpazos de león volver a conseguir un sitio en las ferias, donde su nombre se escribía con la tinta del respeto. Y de la admiración ganada entre compañeros y públicos, porque López Chaves a nadie dejaba –ni deja- indiferente.

Ahora, en este 2021 que abre la puerta a la esperanza y a la nueva Fiesta post-Covid, López Chaves ha dado otro golpe en la mesa de la reivindicación tras un éxito rotundo en Francia, en la feria de Vic-Fezensac, uno de los templos sagrados del torismo, donde puso la  plaza boca abajo tras cuajar un santacolomeño de Hoyo de la Gitana. Fue un triunfo legítimo y grande, la llave para volver a torear en las ferias de Francia. El triunfo que asolera el respeto a un torero íntegro, porque decir López Chaves encierra la definición de entrega al toreo. Y eso nadie puede arrebatárselo y menos intentar mover la silla a quien se lo ha ganado con las armas del valor y la torería.

Bayona fue la primera feria que llamó a su puerta para sustituir a Ponce. Fue una sustitución aclamada y pedida desde todos los frentes taurinos de la ciudad atlántica que siempre ha sido un referente de Las Galias. Sin embargo, contra todo pronóstico y cuando ese sitio no tenía otro nombre que el de López Chaves, uno se entera con rabia e indignación cómo han hecho la cama a tan gran torero para quitarlo del cartel.

Cuando contaba con las bendiciones de toda la Bayona taurina y de quien iba a ser su compañero de cartel, el gran Emilio de Justo (que dijo palabras elogiosas y de reconocimiento a López Chaves). Sin embargo, las sombras negras del toreo volvieron a aparecer y su nombre desapareció porque molestaba a un apoderado (Carlos Zúñiga) y a su torero (Daniel Luque), quienes directamente vetaron a López Chaves, ninguneando sus méritos en otra página triste del toreo que jamás se puede ocultar. Porque la nueva Fiesta debe tener como bandera la legitimidad de quien se gana los contratos en la plaza, jamás las sombras de los despachos y las artimañas sucias.

Vaya desde aquí mi respeto y admiración a este ledesmino que escribe su nombre en los carteles con la tinta de la entrega, la pasión y el culto al arte del toreo.

Paco Cañamero