La vida de Juan Asenjo, cuando menos, debería de ser narrada en un libro extraordinario puesto que, sus vivencias, como he podido comprobar dan para todo. Se trata de un personaje por excelencia, un tipo singular donde los haya que, para nuestra suerte, desde hace muchos años se dedica a la risa, es decir, en aquello tan difícil para que todos riamos y olvidemos nuestras penas.

Desde muy joven, yo diría que siendo un niño, más que los libros lo que le apasionaba era el mundo de los toros; no precisamente por aquello de ser figura del toreo pero, el “veneno” ya corría por sus venas, razón por la que ha dedicado toda su vida al mundo de los toros, en su faceta cómica, pero siempre dentro de una plaza de toros. Asenjo fue recortador, acudió a cientos de capeas por toda España, siempre por aquello de sentir la cercanía del toro en su cuerpo.

Como digo, no quiso ser torero pero, un buen día descubrió que tenía una faceta cómica que podría desarrollarla en los ruedos, razón de enorme peso la que le llevó a enrolarse en las filas del grupo taurino musical llamado Ovaciones en el Ruedo, en el que estuvo varios años. Pasó por el grupo El Toronto Torero, todo ello durante muchos años y haciendo las delicias de jóvenes y mayores en su faceta cómica. Ha estado varias veces actuando por toda Hispanoamérica y, desde hace casi tres decenios creó su propio grupo al que hoy todos conocemos como Popeye Torero.

-Señor Asenjo: ¿Le molesta que le llamen payaso?

Para nada, es más, todo lo contrario, siento una satisfacción muy grande como me pasa con usted ahora puesto que, definirme como payaso es lo más lindo que pudiera pasarme en la vida, sencillamente porque hago reír a la gente que, en los tiempos que corremos no es causa baladí.

-¿Cuándo descubrió usted que tenía esa faceta cómica que tanto bien podía hacerle a la gente?

Eso hace ya muchos años. Creía que podía ganarme la vida con este menester que usted alude, le pedí “trabajo” al director de Ovaciones en el Ruedo, me contrataron y ahí empezó todo.

-Usted comparte su vida profesional con personas de baja estatura mientras usted es una persona normal, sin ánimo de herir a nadie, por Dios. Payaso, humorista, actor, director del espectáculo, ¿cómo prefiere que le definamos?

Hago de todo, esa es la pura verdad pero, cuando usted me ha llamado payaso he sentido una sensación muy especial en mi cuerpo porque, si mi persona es capaz de que los demás rían, con eso a tengo el éxito asegurado.

-Popeye Taurino se compone de un nutrido grupo de personas, la mayoría son enanitos que, como he podido saber, algunos los trajo usted de América en aquellos triunfales viajes que hizo allende los mares. ¿Qué hubiera sido de estas personitas si usted nos los hubiera cobijado?

Me queda la satisfacción de haberlos traído y, para mayor dicha, con mi espectáculo y al margen del mismo, darles trabajo a todos que, en definitiva es lo más hermoso del mundo. Fíjese que, nosotros, en España, pese a todas nuestras limitaciones, somos ricos si nos comparamos con Hispanoamérica que, como se sabe, caminan muchos años atrás que nosotros. Allí para que usted se haga una idea de la economía de aquellos países, en cualquier ciudad de América Latina, para poder comprar el boleto de entrada a nuestro espectáculo tienen que ahorrar durante meses, con eso creo que se lo he dicho todo. Pero pese a ello, allí siempre he saboreado el éxito.

-No quisiera hacerle esta pregunta pero, es de pura obligación. ¿Cómo ha resistido usted los envites de la pandemia?

De forma catastrófica, como todo el núcleo taurino y todo el mundo en general. Si no tenemos espectáculos no hay trabajo y si falta el trabajo, no tenemos pan. Ya puede usted figurarse la vorágine que nos arrastró. La pandemia ha sido, sin lugar a dudas, la peor tragedia que hemos conocido, la que le pedimos al destino que se vaya de una vez para siempre porque, pese a ello, ya sabe usted de las restricciones de aforo en las plazas de toros, algo que nos impide poder actuar con toda normalidad.

-Fíjese, señor Asenjo, que todavía quedan políticos que siguen cuestionando la fiesta de los toros, algo que ha sucedido en muchas plazas y de forma concreta hemos tenido que sufrir el avatar que el cierre de la plaza de toros de Gijón sea cerrada para siempre por culpa de una alcaldesa estúpida, retrógrada e inútil para el ejercicio de su profesión. De igual modo, la consejera de Igualdad de Andalucía ha mandado una carta ordenando a todos los ayuntamientos para que no les contraten a ustedes. ¿Qué piensa usted de estas locuras, cómo se digiere semejante trago tan amargo como criminal?

Lo ha dicho usted casi todo pero, nuestros políticos, en su mayoría, son puros barriobajeros, gente sin escrúpulos que no les importan para nada sus conciudadanos porque, en realidad, como los hechos demuestran, solo viven para ellos y al pueblo que le parta un rayo o que reviente que, en definitiva es lo mismo.

-Permítame que le diga que yo quedo atónito cada vez que escucho a un político para hablar de toros porque, con toda seguridad, en dichas palabras va implícito un mensaje criminal. Suerte tuvo usted hace pocas fechas que desde la Junta de Andalucía no se había dictado semejante orden de prohibición y pudo usted triunfar por lo grande en la feria de Huelva. ¿Qué daño le hace usted, con sus enanitos, a la sociedad en que vivimos?

Todo lo contrario porque lo nuestro es repartir felicidad pero, en los tiempos que vivimos en que, el odio se ha apoderado la ingente mayoría de los políticos, hacer reír para ellos es un delito. Para que la tristeza sea todavía mayor, con sus acciones nos quitan el pan, el sagrado pan que nos ganamos haciendo reír a todo el mundo algo que, por lo que veo, está en desuso. Son acciones criminales las que tenemos que soportar sin que nadie nos defienda. Tras tantos años deambulando por el mundo, ha tenido que ser ahora cuando me han coartado para que me gane el pan, el mío y el de todos los componentes que formamos parte del grupo.

-Por cierto, por favor, deténgase usted en Huelva y cuéntenos los pormenores de dicha tarde.

Lo dicho. Resultó un éxito de clamor, primero porque pese a las restricciones, acudió mucha gente, se lo pasaron genial, las ovaciones se sucedían una tras otra y, al final del espectáculo comprendí que habíamos regalado dos horas de felicidad a niños y mayores. ¿Cabe éxito más grande? Pues mire usted que, siendo tan evidente, nos siguen poniendo zancadillas.

-A mí se me eriza la piel cuando escucho a un político que dice que hay que prohibir su espectáculo porque la gente se ríe de los enanitos. ¿Cómo entiende usted semejante dislate?

Los que así opinan están todos locos porque espectáculos como el mío, llevan más de cien años por las plazas de todos de todo el mundo porque, los aficionados o espectadores, no se ríen de los enanitos, RÍEN, -con mayúsculas-, con ellos y con todo el grupo. Es más, dichos enanitos tenía que usted verles fuera de la plaza que, si en la misma son graciosos a más no poder, fuera de los toros, si los tratas como personas te enamoras de todos ellos porque tienen una gracia tan particular que, muchos hasta les llaman para amenizar fiestas de todo tipo, sencillamente porque saben que venden alegría y la risa está garantizada.

-¿Qué sería para usted el escarnio hacia un hombre bajito?

Entiendo, por ejemplo, que sería grotesco que sacaran en una cancha de baloncesto a los enanitos para que encestaran el balón. Eso sería lo más frívolo del mundo pero, que desarrollen su actividad en su faceta cómica en los ruedos, le digo que no existe otro espectáculo más bello en el mundo.

-Los retrasados mentales de nuestros políticos, cuando denigran y atacan a personas como ustedes, los que nos regalan sonrisas a diario, deberían saber que, el espectáculo, como tal, es grandioso pero que, crematísticamente, como han confesado muchos empresarios, grupos como el suyo que lo ha habido por doquier, eran los que salvaban a muchos empresarios de la ruina que podía haber sido la feria en su conjunto. ¿Qué piensa usted al respecto?

Que dice usted verdades como catedrales aunque, en realidad, tampoco hace falta ser muy listo para entender ese mensaje subliminal en todos los órdenes que supone un grupo cómico taurino. Durante muchísimos años, estos espectáculos se han dado por doquier en todas las partes del mundo sin prohibición alguna y, llegan ahora unos iluminados y nos quieren quitar nuestro sagrado trabajo. Al margen de todo ello, como usted sabe, los espectáculos cómicos siempre han llevado a un novillero que empieza y, en su parte seria del espectáculo, que dicho chaval diera sus primeros pasos como torero, es el caso de Ortega Cano, Espartaco………y una larga lista de toreros que empezaron su andadura con este tipo de espectáculos.

-Imagino que, este año, por las condiciones que todos sabemos, ustedes tampoco habrán echado las campanas al vuelo en lo que ha actuaciones se refiere, ¿verdad?

Digamos que, tibiamente, la temporada ha sido un poquito mejor que el año pasado que, como usted sabe, no existió. Hemos actuado en cinco ocasiones y se nos han suspendido siete festejos por diversas causas, un calvario que hemos sobrellevado como Dios nos ha dado a entender.

-Suspensiones que, como barrunto, serían de tipo político. ¿Estoy en la cierto?

Sí. Esa es nuestra desdicha que te contrata un empresario para un pueblo determinado y, a la hora de la verdad, el citado organizador te dice que desde el ayuntamiento les han prohibido el festejo.

-Y en esos momentos llenos de dramatismo e incertidumbre ¿qué piensa usted?

Lo dicho anteriormente, que estamos en manos de políticos esquizofrénicos que, su única finalidad es destruir todo aquello que encuentran en su camino y, si lo que destruyen atenta contra el ser humano, al parecer sienten un gozo especial; vamos, no quiero hacer la comparación pero, son como los asesinos que, cuando cometen el crimen se sienten felices y dichosos.

-En tantos años de profesión, señor Asenjo, ¿llegó a pensar usted alguna vez que pasaríamos por donde estamos pasando a nivel político?

Ni yo lo pensé ni nadie que tenga su sano juicio podría atreverse a pensarlo porque, entre otras cosas, todos, sin distinción, entendíamos que los políticos deberían de estar para ayudarnos, para potenciar todo aquello que tenga que ver con el trabajo, en definitiva, para velar por nuestros intereses que, por eso cobran sueldos astronómicos. Nos equivocamos todos, yo el primero porque jamás creí que pudiéramos llegar a una situación tan macabra como la que vivimos.

-Al respecto de lo que contamos, amigo Juan Asenjo, en estos días hemos podido saber que, un señor, por matar veinte sapos lo han condenado a pagar una multa de cinco mil euros y, esos mismos ecologistas despiadados junto con los políticos que sufrimos, todos se alegran del mal del ser humano, en este caso de que tanto usted como su grupo de enanitos no pueden ejercer en su profesión de cómicos porque les restringen y prohíben sus actuaciones. ¿Lo entiende usted?

Como antes decía, ya no entiendo nada, solo puedo afirmarle que estamos en manos de unos dictadores despiadados que, comparados con los dictadores de Hispanoamérica, aquellos son unos incipientes alumnos al lado de estas gentuzas que dicen gobernar para el pueblo. Falso, todo es falso. Y mientras diversos colectivos nos quedamos sin trabajo, nadie ha salido a la calle para defendernos. Ya me pregunto quiénes son peores, los que ejercen la dictadura desde sus poltronas o todos aquellos que les auparon a tan siniestro estrado. Que este país, como usted apunta, que tenga más valor un sapo que un ser humano, mire, dejémoslo así, sobran todas las palabras.

-Quiera Dios que el próximo año todo vuelva a la normalidad y usted pueda tener muchas fechas contratadas, un hecho que barrunto que así será porque como he podido saber, está usted en las manos de un apoderado honesto, Gregorio de Jesús, y eso debe de dar mucha tranquilidad. ¿Cierto?

Sí, esa es la dicha que alberga mi ser de cara al año venidero porque, entre otras gestiones, estamos en conversaciones con empresarios de México que, si allí se reanuda la actividad digamos normal, tenemos muchas opciones para presentar el espectáculo en el país azteca, por cierto, el único que no conozco tras todos mis viajes a América.

Pla Ventura