Nosotros, los valencianos, sentimos esa envidia sana cuando hablamos de la televisión; en este caso, envidiamos, claro que sí, a Castilla la Mancha Televisión, CMM que es su logotipo que define a la cadena. Es más, me consta que son muchos los aficionados valencianos que, por Internet siguen las retransmisiones taurinas de la cadena citada puesto que, el bodrio de televisión que tenemos en Valencia, no es que no atiendan las demandas de los aficionados a los toros, lo triste de la cuestión es que el citado canal no es otra cosa que un elemento para difundir la propaganda política de la maldita izquierda que nos rige.

Admirando el canal CMM y satisfechos con la labor del mismo, hemos querido conversar con el hombre que le pone voz a las retrasmisiones taurinas, como digo, un señor en el uso de la palabra el que atiende por José Miguel Martín de Blas.

-Decía el maestro Facundo Cabral, señor Martín de Blas, que todo aquel que hace lo que ama está benditamente condenado al éxito. ¿Es el amor hacia la fiesta de los toros el que le ha llevado a usted a ocupar ese lugar de privilegio que ocupa?

El único privilegio que tengo, y no es poco, es trabajar en lo que más me gusta: periodismo y toros. Lo valoro muchísimo. Cada día. Hay muchas personas que trabajan, por obligación, en cosas que no les gustan. Yo he tenido la inmensa suerte de ganarme honradamente la vida y, además, poder desarrollarme profesionalmente en lo que me apasiona.

-No sé si es usted consciente del gran bien que le hace a la fiesta mediante su trabajo en CMM. ¿Cuántos miles de espectadores cree usted que tiene su canal? Se lo pregunto porque barrunto que debe ser muchos miles. 

Los únicos datos fiables para todas las televisiones son los datos de audiencia. Son nuestro examen diario a todos los niveles. Y estos datos de los audímetros hablan de una media de 100.000 espectadores aproximadamente en cada festejo taurino en CMM y unas cuotas de audiencia, el llamado «share», que colocan a las retransmisiones taurinas de CMM en los primeros puestos de audiencia y demuestran, tarde a tarde, que los toros sí interesan al gran público.

Pero hay otros elementos intangibles que nos devuelven muchas alegrías: la respuesta personal de tantos y tantos aficionados cuando nos encontramos con ellos en las plazas o en la calle; el respeto de los profesionales, ganaderos y toreros; el respeto de otros profesionales de la televisión que conocen las dificultades para hacer una buena retransmisión directo; las cartas que recibimos para agradecer nuestro trabajo…

En esa respuesta del público también encontramos críticas y observaciones que nos sirven para mejorar, por supuesto. El que crea que todo lo hace bien está perdido.

-¿Qué baremos adoptan ustedes a la hora de la retransmisión de un festejo taurino?

La programación taurina es una de las bases de cada temporada en CMM desde su nacimiento hace dos décadas. Por eso es importante poder ofrecer toros en directo durante toda la temporada, de marzo a octubre. Esa regularidad consigue fidelizar a la audiencia, que toma con total naturalidad y normalidad que haya toros en la televisión todos los fines de semana o casi todos. Eso implica un volumen de festejos en el que no siempre están los toreros más conocidos o las mejores ganaderías, como algunos reclaman olvidándose de los más modestos y de la necesaria oportunidad que también merecen.

Esta situación facilita que en CMM podamos disfrutar de toreros en buen momento justo antes de su despegue, cuando necesitan la visibilidad que ofrece una televisión en abierto. La televisión se convierte así en una extraordinaria plataforma de lanzamiento. Podemos recordar casos concretos y tan recientes como Paco Ureña, Emilio de Justo, Juan Ortega, y tantos otros, entre ellos el inolvidable Iván Fandiño.

Por otra parte, CMM presta mucha atención a la cantera del toreo con novilladas con y sin caballos. Son festejos que conectan con la base de la tauromaquia, con su origen, y además consiguen muy buenos datos de audiencia. No olvidemos que no son famosos, son los «juveniles» del toreo. Y a veces superan en audiencia a los matadores.

-El hecho de que una cadena pública televisiva aporte tanta grandeza a la fiesta de los toros es algo memorable. ¿Cómo entiende usted que, por ejemplo, la TVE que pagamos todos pase olímpicamente de nuestra fiesta?

Entiendo que es un error estratégico porque los toros interesan al público y aportan audiencia. No olvidemos que los toros son el segundo espectáculo de masas de este país, son una industria cultural potentísima en lo económico, y es un sector que paga sus impuestos como cualquier otro.

-Todos sabemos que muchos toreros huyen despavoridos cuando saben que un festejo tiene que televisarse. ¿Cabe mayor torpeza por parte de los que niegan esta verdad que aplasta al no querer la televisión?

No sólo eso. La mayoría de los toreros importantes ha dado la espalda a los medios de comunicación, y no hablo sólo de los medios taurinos. Se han alejado de su público, se están convirtiendo en artistas clandestinos. No aparecen, y deberían hacerlo en medios generalistas. En prensa, radio y televisión. El público necesita a las estrellas, a las figuras en el argot taurino. Me parece un error descomunal por su parte.

Muchos quieren imitar en esto a José Tomás…pero luego no hacen al toro lo que hace José Tomás. Por cierto, un torero con fama de «antitelevisivo» y es el único que pone al toreo en los informativos en prime time. La verdad se impone.

En cuanto a los festejos en directo, desde el taurinismo más rancio se ha instalado la idea de rechazar la televisión en directo, una idea según la cual televisarse es «quemarse». Existe otra idea, muy respetable, de no televisarse… salvo que la contraprestación económica sea muy fuerte por parte de las televisiones. Insisto, una postura muy respetable. Cada uno manda en su cartera. Pero las televisiones públicas también tienen la obligación de atenerse a un presupuesto que es el que es.

Y lo que todavía no comprenden los toreros principales es que la televisión en abierto, para todos los públicos, para todos los hogares, es un arma imbatible para fortalecer la tauromaquia. En estos tiempos es fundamental, y no todos los actores del sector parecen ser conscientes de ello.

-Tiene usted un punto de apoyo en sus retransmisiones como es el caso de César Jiménez. ¿De quién fue la idea de su contratación? Se lo digo porque es todo un acierto para ustedes.

He de decir que la idea fue mía, pero el mérito es de César Jiménez. Cuando Cristina Sánchez «fichó» por Movistar, el comienzo de la temporada era inminente y tuvimos que actuar con rapidez. Me alegro mucho de que la labor de César Jiménez también sea apreciada por los aficionados. Es un gran torero, líder del escalafón varias temporadas, con cuatro puertas grandes en Madrid, y triunfador en las plazas de todo el mundo. César conoce al toro, conoce el toreo. Y lo explica muy bien.

-¿Existe alguna circunstancia especial y concreta para que ustedes retransmitan un festejo o por el contrario lo hacen como norma bendita por aquello de favorecer a toda la afición?

Esa decisión corresponde a los jefes. Escuchan las propuestas, y deciden.

-Permítame que le diga una cosa muy especial. Como usted sabe, el PSOE en el poder central de España odian los toros con todas sus fuerzas y, en Castilla-La Mancha, una comunidad regida por el PSOE, los toros son de una prioridad maravillosa. ¿Dónde radica el milagro? Es decir, ¿milagro o lógica pura?

No hay casualidades ni milagros. Entiendo que los políticos han de tener «buen oído». Han de escuchar a su pueblo, sus gustos, sus necesidades. Y en Castilla-La Mancha gustan los toros, forman parte de su personalidad. Dicho esto, el presidente García-Page siempre ha manifestado su afición a los toros.

-Al margen de la televisión de pago, ustedes, CMM, se llevan la palma en cuanto a retransmisiones. ¿Por qué será que otras comunidades no toman lección de la grandeza que ustedes atesoran?

No lo sé. Esa pregunta es para otras personas.

-¿Cree usted que el señor García-Page está por la labor de favorecer los toros porque es aficionado o porque es un hombre con sentido común, pese a ser del partido socialista.

Entiendo que busca lo mejor para la Comunidad que gobierna, independientemente de su declarada afición a los toros.

Y añado que uno de los grandes problemas actuales de la Tauromaquia es su politización, a favor y en contra. Los toros pertenecen al pueblo. No debemos permitir que ningún partido se apropie de la bandera taurina. Y tampoco que la ataque. Detrás de esos ataques partidistas late una ignorancia histórica muy grande, un esnobismo cateto y puritano de lo políticamente correcto que nos hace retroceder en libertades y respeto a los demás. Y mucho egoísmo: todos aquellos que pretenden imponer sus legítimos gustos personales están despreciando al colectivo a todos los demás.

-¿Han tenido ustedes, como medio televisivo, algún manifiesto en contra de la fiesta?

No me consta. Pero todo el mundo tiene la libertad de sintonizar, o no, los toros en CMM.

Hay que recordar que en CMM no sólo hay toros en directo. En una temporada normal ofrecemos cien piezas (crónicas) de las principales ferias en los informativos, algo que a menudo se obvia y es importantísimo. También está el programa semanal TIEMPO DE TOROS, en la televisión y en la radio. Los toros forman parte de los contenidos de CMM con toda naturalidad.

-Imagino que el presupuesto anual que la cadena destina a los toros será una cantidad muy a tener en cuenta. Imagino que las cifras de dicho presupuesto no estarán al alcance de todos para que usted las haga públicas ¿verdad?

Existe un portal de transparencia para todo aquel que esté interesado en esos datos.

-Usted, como aficionado, ¿ha sabido mantenerse firme ante la faena de tal o cual torero respecto a sus emociones como ser humano? Es decir, yo lloré un día viendo a José Tomás. Si eso le ha ocurrido a usted ¿cómo lo ha disimulado?

La emoción es consustancial al toreo. Deberíamos, todos, explicar menos la técnica y más la épica, el arte, lo imprevisible. No creo que haya que disimular nada. En el ruedo, ante el toro, puede pasar cualquier cosa y debemos ser conscientes de ello.

El momento más duro lo vivimos en Teruel con la muerte de Víctor Barrio en directo. No podíamos disimular. Era imposible. Es mejor llorar para bien.

-Me olvido de que es usted comentarista televisivo y deje que le pregunte. ¿Cuándo ha sido la última vez que usted ha vibrado con una faena de un determinado diestro?

De la temporada pasada en directo en CMM, con Calita en Castellar de Santiago y con Tomás Rufo en Toledo. Creo que se notó. Y no me importa en absoluto.

-Si ese respeto a los toros que Castilla-La Mancha ofrece a sus conciudadanos lo extrapolásemos al conjunto de España, otro gallo nos cantaría ¿verdad?

Ojalá fuera así.

-Ustedes, sin ir más lejos, el pasado año retransmitieron auténticas corridas de toros de las que suelen dar pánico a sus lidiadores que, en honor a la verdad, casi todos estuvieron a la altura de las circunstancias. ¿Qué prefiere usted televisar una auténtica corrida de toros para que se jueguen la vida los héroes o, por el contrario, esos festejos normalitos que al final no dicen nada a nadie?

Antes de que salga el toro, ningún festejo es normalito. Todos los toreros, y ganaderos, merecen un respeto. En 2020 las circunstancias de la pandemia y el sobrante de toros en el campo, hicieron que viéramos toros de primera en plazas de tercera, algo que se sale de lo normal incluso en esas plazas en las que el público tampoco reclama un toro por encima de esa categoría. De toda la vida ha existido el toro de primera, segunda y tercera. Tan desproporcionado es un toro grande en una plaza chica (abuso de empresarios y ganaderos) como un toro sin trapío en las plazas importantes (abuso de los toreros que mandan).

No debemos olvidar que la emoción siempre la pone el torero con el riesgo que asume en cada momento, sea cual sea la plaza, sea como sea el toro. Si se arrima, pasan cosas. Da igual cómo sea el toro. Si no se arrima…también da igual.

-La técnica, amigo, hace milagros. Se lo digo porque al margen de la propia televisión en que ustedes retrasmiten, esos mismos festejos los podemos ver por Internet en cualquier parte del mundo. ¿Qué porcentaje tiene ustedes de aficionados por ese medio de Internet?

Por la repercusión que observamos en cada retransmisión, deben ser muchos. Por eso digo lo de la «Monumental de Castilla-La Mancha» cuando me refiero a CMM.

-Se ha hablado mucho de los enemigos de la fiesta pero, al respecto, seguimos dilucidando dónde están dichos enemigos, dentro o fuera de la fiesta. ¿Qué opinión tiene usted?

El peor enemigo de la fiesta de los toros es su inmovilismo y las arcaicas estructuras de una industria que debe renovarse. La revolución pendiente: pensar en el gran público.

-En honor a la verdad, a la hora de la retransmisión, ¿dice usted lo que siente o por el contrario está encorsetado por el lugar que ocupa?

Desde el respeto, digo lo que siento y lo que veo. La imagen en directo lo dice todo. Procuro no invadir el criterio del telespectador. Y creo que se me entiende todo. Lo que digo…y lo que no digo. Los silencios en televisión son ilustrativos y necesarios. Sobre todo cuando en el ruedo aparece el misterio de la Tauromaquia. Ahí sobran las palabras.

-Añada cuanto quiera, señor Martín de Blas. Esta es su casa, nosotros sus amigos.

Muchas gracias por invitarme a vuestra casa. Ha sido un placer hablar de toros.

Un fuerte abrazo.

Pla Ventura