Son muchos los matadores de toros jóvenes que tenemos en la actualidad y, algunos, como puede ser el caso de Miguel Maestro, con condiciones más que sobradas para ejercer su profesión con toda dignidad y, lo que es mejor, con garantía de éxito por aquello de la torería que acaudalan. Si por regla natural se me resquebraja el alma cuando veo el panorama de estos chicos, tras conversar con Miguel Maestro quedo estupefacto al comprobar que, sus ilusiones son tan grandes e intactas que, hasta convence el chaval con sus afirmaciones. Como explico, un caso digno de encomio puesto que, tal y cómo está el panorama actual del toreo, aferrarse a esas convicciones internas como pueda ser el caso de este matador de toros, es algo alentador para los aficionados.

Miguel Maestro ha estado varios años como novillero, incluso se retiró en su etapa como tal y, superado un duro lance del destino, más tarde reapareció con éxito y, hasta se doctoró en San Martín de Valdeiglesias el pasado año 2019, incluso con toros de Baltasar Ibán, toda una proeza de su parte y un lujo para dicho pueblo en que, aquella tarde palparon y saborearon la grandeza y plenitud de una auténtica corrida de toros.

Me cuentan que el muchacho anda muy ilusionado, incluso entrenando a diario como si tuviera firmadas veinte corridas de toros; vamos, un tipo especial de los que solo los podemos encontrar en el mundo de los toros. Pese a todas las dificultades del mundillo, los toreros, entre los que incluyo con fervor a Miguel Maestro, son gentes de otra galaxia; nadie como ellos para afrontar el riesgo, la ingratitud, el olvido, las puñaladas, incluso desprecios porque, pese a todo, como explico, tienen la grandeza de la superación personal de cada cual para seguir mirando hacia delante en la búsqueda de un horizonte mejor.

-De momento, Miguel, estás en el dique seco pero, no será por ilusiones ¿verdad?

Lo ha definido usted muy bien; son las ilusiones las que me mantienen vivo como torero porque, como usted sabe tomé la alternativa en el 2019 y, en el momento en que empezaba a tener un cierto ambiente por la zona de Madrid llegó la pandemia y nos destrozó a todos.

-Te asiste toda la razón pero, he brujuleado en tu carrera que solemos decir y hallo un dato que me estremece. Siendo novillero y consiguiendo triunfos, de repente se apartaste de los ruedos durante varios años. ¿Había un motivo concreto o era una locura de juventud en la que, por las razones que fuere, murieron tus ilusiones, qué pasó?

Ahora, si me permite, deje que le hable como hombre y me olvide de que soy torero. Fíjese que, yo tenía, como meta, como gran ilusión, ser torero porque me fascina la profesión pero, con la finalidad de comprarle una casa a mi madre. Y, metido de lleno en aquella vorágine, de repente se me acabaron todas las ilusiones porque, la mujer que me dio la vida, la que yo luchaba por ella, con apenas treinta y ocho años un cáncer se la llevó de este mundo. Ahí me derrumbé por completo, razón por la que roto por el dolor abandoné el mundo que tanto amaba.

-Y tuviste la valentía de marcharte de Madrid, irte para tierras valencianas y ponerte a trabajar. ¿Cómo fuiste capaz de hacer esa desconexión que, por otro lado no es nada sencillo?

Como le decía, me sentía derrotado y la única tabla de salvación que encontré fue alejarme de los míos, cambiar de hábitos en todos los órdenes y ponerme a trabajar en mi otra profesión de la que soy técnico en electrónica. Estuve unos años en su tierra y un buen día, quizás auspiciado por mi tío, Julián Maestro, que sabía de mis condiciones como torero, me empujó para que regresara porque, según él, dejar mi profesión de torero era un auténtico crimen porque dicen que tengo condiciones para el triunfo. Regresé y empecé de nuevo.

-Y según me han contado, empezaste muy joven en la escuela taurina de Madrid y, de repente, como el que no quiere la cosa el maestro Gregorio Sánchez se fijó muy pronto en ti. El dato creo que dice mucho de ti ¿verdad?

Empecé en la escuela siendo un chiquillo porque, fíjese, auspiciado por mi tío, por todo lo que en mi casa se vivía respecto a los toros, es por ello que me decidí a ser torero, algo que no me arrepentiré jamás. De becerrista logré muchos éxitos de la mano del maestro Gregorio Sánchez, proclamándome triunfador de aquella edición de novilladas económicas, incluso triunfé en otro certamen en Jerez de la Frontera. Más tarde, de novillero toreé seis tardes en Las Ventas logrando algún que otro éxito importante pero, como le decía, la pérdida del ser que más quise en este mundo me derrumbó, de ahí la retirada.

-¿Cómo tuviste el valor de volver a tu profesión sabedor de la dureza de la misma cuando, como técnico electrónico puedes ganarte la vida con mucha holgura?

En esta decisión sí creo que tuvo mucha culpa mi tío, Julián Maestro que, como conoce mejor que nadie y sabe de mis posibilidades como torero, por ello tomé ese paso tan importante pero que, como antes dijimos, la pandemia nos arrebató a todos las ilusiones y hemos tenido que empezar de nuevo. Aquí me tiene usted, entrenando y trabajando como si nada hubiera pasado, motivado, contento porque sé de mis posibilidades, como de igual modo soy consciente de lo difícil que es este sendero durísimo pero, al final, creo que mi madre me parió torero; llegaré hasta donde el destino me permita pero, por mis venas corre sangre torera.

-Te llamas Maestro de segundo apellido, siendo así, al utilizarlo como torero por aquello de llamarte en los carteles Miguel Maestro, en realidad, con tu noble acción, ¿a quién estás homenajeando a tu madre o a tu tío?

Sin duda a los dos, pero ante todo a mi madre que me dio la vida, la que me ilusiono hasta la locura porque todo mi sacrifico iba encaminado hacia ella. Como le decía, Dios se la llevó siendo apenas una “chiquilla” con treinta y ocho años pero, me cabe la certeza de que desde su estrado celestial, alguna manita me echará.

-Te iba a preguntar por tus proyectos para este año pero, a su vez, yo mismo me pregunto, ¿qué proyectos puede tener un chaval como tú que apenas tiene nada?

Permíteme que le diga que, torear más o menos no quiere decir que los hombres no tengamos proyectos, ilusiones, deseos, enormes ganas por cambiar nuestra moneda que, en mi caso creo que puede ser posible. Voy a lucha por intentar entrar en la segunda edición de la Copa Chenel puesto que creo que puedo ser un buen candidato. He hecho algunas gestiones para torear en algunos pueblos de Perú todo va por buen camino; otro festejo en Venezuela, actuaciones todas que como se vayan cristalizando me darán mucha moral para seguir tocando puertas que, en definitiva es la misión de todos aquello que no tenemos nada pero que somos conscientes de nuestra posibilidades.

-Hombre, si se me apura, para el toreo tampoco eres tan desconocido porque, seis tardes en Las Ventas, como antes decíamos es una digna tarjeta de presentación. ¿Verdad?

Sí, incluso corté una oreja con mucha fuerzas y me llevé muchas ovaciones en aquellas actuaciones de las que hablamos pero, el problema es que los éxitos en los toros son muy efímeros, hay que reeditarlos constantemente y si no se tienen contratos todo se torna más complicado.

-¿Quién te apodera?

Me ayuda un hombre que me quiere mucho, Alfredo Fauró, se trata de un prestigioso abogado, hijo del que fuera un grande entre los toreros de plata, Alfredo Fauró Peñalver que, más tarde, hasta fue apoderado de varios toreros. Este señor ha creído en mi proyecto y, al igual que mi tío Julián Maestro, no dejan de ayudarme constantemente en todo lo que pueden.

-He visto algunos videos tuyos y, por lo que deduzco eres un hombre válido para tu profesión; es decir, no eres el clásico niño de papá que quiere ser torero y molesta a Dios y a su padre por satisfacer unas ilusiones que, de todos son sabidas como imposible. Insisto, no es tu caso. ¿Esperas un milagro o quizás llegar a Madrid de nuevo para conquistar Las Ventas?

Es cierto que, para nosotros, los toreros humildes, llegar a la cima tiene tintes de milagro pero, como usted apunta, todo pasa por Madrid, intentar meter la cabeza en la catedral del toreo, triunfar por encima de todo y, una vez logrado este sueño mucha gente ya podrá hablar de mi con base a mi toreo y, sin duda, al triunfo que anhelo.

-Imagina por un momento que, tras la feria de San Isidro, la empresa de Madrid te ofrece matar una corrida de Celestino Cuadri, por citar un ejemplo torista. ¿Cómo podrías digerir ese trago sin apenas haber toreado porque, imagino que aceptarías de inmediato?

Quizás le suene a eufemismo lo que voy a decirle pero, como quiera que es verdad se lo digo; el peor toro es el que no se torea porque los demás, mejores o peores, siempre pueden ofrecerte una posibilidad  de triunfo, al tiempo que no estoy en disposición de elegir nada, más bien de recibir con agrado todo aquello que me ofrezcan.

-¿Eres consciente de que el los toros se muere de verdad?

Y tanto como lo soy. Que me lo digan a mí que la última novillada de toreé en Madrid, la que triunfé, estaba muy reciente la muerte de Víctor Barrio, al tiempo que, en aquella misma tarde un novillo pe pegó una cornada fortísima a mi compañero Pablo Belando, todo ello al margen de los percances que he sufrido.

-Para culminar todos esos deseos, ¿te has fijado una meta?

No, de ninguna manera. Soy muy joven y además estoy dispuesto a todo tipo de sacrificio.  Como usted decía, compagino mi trabajo con los toros, entreno, vivo y sueño como torero, pero siempre con los pies en el suelo.