Una pena que la corrida de Las Ramblas que traía una excelente presentación haya sido un dislate inmenso. Reses muy bien presentadas con unos pitones enormes, grandísimos los toros puesto que, el último, sin lugar a dudas era mucho más alto que el propio Tomás Campos. Toros sin casta, sin alma, sin nada que ofrecer han dejado la tarde en el limbo de la nada. Podríamos salvar al segundo enemigo que le ofreció a Juan del Álamo unas embestidas de lujo que el diestro no aprovechó.

Volvía a la plaza de sus éxitos Morenito de Aranda que, el chaval, ha pechado con lote infumable, yo diría que asqueroso porque no le han regalado ni una sola embestida. Muy triste para Morenito que, como sabemos, quería reeditar éxitos anteriores en esta plaza pero ha sido imposible. Ninguno de sus enemigos ha colaborado lo más mínimo y, el muchacho ha estado tesonero, valiente y cabal, pero ayuno de todo éxito.

El único toro bueno, entre comillas, le ha salido a Juan del Álamo pero, la tristeza es que no estaba Juan….Mora, para haberle cortado las dos orejas en las veinte embestidas que el animal le ha regalado a Del Álamo. No era un toro de indulto pero, como digo, le han sobrado embestidas para haber logrado un gran triunfo el chico de Ciudad Rodrigo que, a estas horas se estará preguntando las razones por las que, tras una brava faena y un pinchazo y descabello, nadie dijo esta boca es mía, salvo los aplausos de condolencia que le regalaron. En su segundo, sin posibilidad alguna el diestro salmantino ha estado valiente pero, la única opción la tuvo en el toro anterior que todavía se estará preguntado: ¿Qué me ha pasado? Y dudo que encuentre la respuesta. El toro, repito, no era de consagración, pero sí para haber dejado una estela de toreo caro en Las Ventas. Muy triste lo ocurrido porque Juan del Álamo ha cortado muchas orejas en Madrid y, lo que es mejor, hasta ha salido por la puerta grande, lo que evidencia que no es ningún matado.

Tomás Campos bastante hizo en su primero salvando su vida que, por momentos temimos lo peor en las dos cogidas que tuvo el chaval. A Dios gracias salió ileso que ya es todo un milagro. Se jugó la vida para nada y la criatura estará muy triste; o quizás feliz por haber salido por su propio pie de la plaza. En su segundo, un toro complicado de igual modo lo intentó Campos siguiendo los consejos de su maestro Diego Urdiales que estaba en el callejón. El chico lo intentó, se jugó la vida de nuevo pero no cabía opción alguna de triunfo. Lo curioso de la cuestión, como digo, es que el toro era más alto que el torero; corrida de una presentación admirable, pero de un juego nefasto.

Atentos que, Tomás Campos no es Diego Urdiales, que nadie se equivoque no vayamos a echar las campanas al vuelo antes de hora. El chaval tiene tablas, sabe que lo que quiere hacer pero, de momento no pasa de ser uno más; no ha encandilado a nadie pese a que no ha tenido los toros adecuados.

Pla Ventura