El término falsedad proviene del latín, de la palabra “falsitas” que significa falta de verdad o autenticidad por parte de una persona.  De la palabra falsedad y su etimología sabe mucho Carlos Zuñiga Hijo, un auténtico experto, graduado summa cum laude en la universidad de los desagradecidos, deshonestos, desleales, indecentes, impresentables, pérfidos y un largo etc.

Todas estas “escatologías” que le vienen como anillo al dedo, al empresario de Zaragoza -Zuñiga Hijo-, las podemos obtener de dos simple hechos, entre otros muchos, muchísimos más, de una vida bastante déspota y descuidada.  Una vida en la que la su falta de palabra y escrúpulos será recordada en la eternidad del toreo.

¿Cómo arruinar a un padre? Ningún hijo que se precie, ninguno, se haría jamás esa pregunta. Por muy malo que haya sido el padre, que también los hay, pero no es el caso. Fue su padre Carlos Zuñiga, quien le abrió las puertas de la tauromaquia, quien le hizo el veedor de Madrid más joven, pidiendo favores, que luego el hijo agradeció de la manera más cruel. Aniquilando sin piedad la vida taurina de un padre, que le facilitó todo.

Ahora la empresa que formó Carlos Zuñiga padre en sus comienzos como empresario taurino, Circuitos Taurinos, pertenece al hijo, el 90%; el 10% al padre. Después de un par de jugadas interesadas, y una ampliación de capital a traición, para echarle y dejarle en la calle. A mí no me gustaría ver a mi padre en la calle, lo siento mucho. Además fue el padre, quien hizo socio al hijo, y le entregó el 30%. Si eso le hace a un padre, que no le hará a los demás.

En Zaragoza, sus artimañas, falsedad y deslealtad quedaron patentes y de manifiesto. Ante un pliego de condiciones exagerado, por parte de la Diputación provincial de Zaragoza, los empresarios, todos -unidos por primera vez-, se reunieron para renunciar y no ir a por la plaza. Se llegó a un consenso, entre los que estaba Carlos Zuñiga Hijo, y en ese mismo consenso, el hijo de… Zuñiga, prometió, juro y dio su palabra de honor, a todo el mundo presente; mirando a los ojos, y dando un apretón de manos, que no se presentaría a Zaragoza. Un fatal error por parte de todos los empresarios taurinos confiar en la palabra de este personaje nefasto para la tauromaquia.

Al final, por detrás y con malas artes, se presentó sin alzar la voz, ni llamar la atención, aprovechando la experiencia que le daba la empresa de su padre. Utilizó a Jesús Mena y Julio Fontecha, les sedujo con una verborrea fácil y cayeron en una pesadilla que dura hasta el día de hoy. El azar estuvo de su lado, y la suerte le sonrió ese día, pero como dice el dicho “El ultimo que ríe, ríe mejor”.

Ese día se retrató ante la tauromaquia; ese día volvió a imperar la falsedad en su vida. Que este empresario, vaya a por cualquier plaza, es un despropósito para la tauromaquia, no lo digo yo, sino los hechos, los modos y las forma. A las pruebas me remito. La conciencia es el mejor libro de moral que tenemos. Y el que se debe consultar con frecuencia. Aunque Zuñiga hijo, no sabe lo que es la conciencia.

Ahora Zuñiga Hijo es amigo íntimo de Luisma Lozano y el Juli, Dios los cría, y ellos se juntan.

Por Juanje Herrero