La historia del encaste Núñez comienza en 1938, un año antes de que acabase la guerra Civil española, año en el que empieza su andadura como ganadero Don Carlos Núñez Manso, toda una declaración de intenciones sabiendo la situación en la que estaba inmerso el país.

Empezó con una primera compra basada en un lote de Fernando Parladé, propiedad de Indalecio García Mateo quien poseía animales de la ganadería de Manuel Rincón tras un breve paso por los pastos de Antonio Urquijo. La segunda compra fueron reses del ganadero Mora Figueroa quién tenía vacas de García Pedrajas y toros de Conde de la Corte. Y como guinda final de este cóctel de sangres, Don Carlos Núñez añadió un lote que había heredado de Doña Concepción Dávila, hija de los marqueses de Villamarta.

Tres sangres con caracteres bien definidos y diferentes: los de Villamarta se distinguen por ser más finos, por tener algo más de hueso y unas inconfundibles hechuras. En cuanto a sus pelajes predominan los animales de capa negra, calceteros, girones y algún que otro toro de pelo castaño y cárdeno. Los de Rincón y los de Mora Figueroa, sin embargo, son toros mucho más vastos, con una abundancia de rizos en su negro, colorado o salpicado pelaje. Siendo en Mora Figueroa muy típico los pelos burracos, entrepelados y salpicados. Además Don Carlos Núñez hizo un cruce con vacas de Villamarta y toros de Mora Figueroa dando lugar al amplio abanico de pelajes. Aunque, a día de hoy en los pastos de Tarifa, es de lo más habitual ver animales de pelo negro azabache marcado por un importante semental de nombre “Bambolla” dejando como herencia su pelaje. No obstante el pelaje siempre ha estado en un segundo plano, así lo declaraba el actual ganadero Carlos Núñez.

“El pelaje es una cosa secundaria, estéticamente es muy importante, pero seleccionas fundamentalmente por comportamiento”.

Actualmente a pesar de llevar las tres sangres lo más separadas, genéticamente hablando, ha acabado produciéndose una unificación, consolidando las tres sangres hasta el punto de no saber a ciencia cierta cuál es su procedencia.

Así fue como Don Carlos levantó la ganadería de Carlos Núñez, y a su vez creó el encaste Núñez, madre de muchas ganaderías de bravo. Una de las muchas «hijas» de esta ganadería es la de Alcurrucen que en 1982 eliminó todas sus reses y comenzó desde cero con animales de Don Carlos Núñez. Como ya he dicho antes, en las reses de origen Villamarta el pelo más común era el negro, calcetero y girón, pelo que con alguna pequeña modificación, sigue siendo de lo más habituales en esta casa ganadera.

A lo largo de los años hemos podido disfrutar de este precioso pelaje en varios animales. Uno de los más conocidos, fue «Lancero» N°133 lidiado en Bilbao 2019 un encastado manso que puso contra las cuerdas y acabo ganando la partida al Juli, quién no se esperaba tener que hacerle frente por su puesto de sobrero. Agradecerle a «Lancero» el mal rato que le hizo pasar al Juli, cuando llevas tantas faenas jugando a ser torero y te encuentras un toro de estas características la verdad sale a la luz.

La sangre Núñez también está muy presente en Carriquirri por diversos motivos. Por un lado, en 1988 la ganadería fue comprada por Antonio Briones Díaz quién elimino gran parte de los animales, empezando de nuevo con reses de los herederos de Carlos Núñez, Manuel González y Socorro Sanchez-Dalp. Y por otro lado, durante varios años adquirió vacas y sementales de Alcurrucen, uno de los más importantes fue este N° 125. Semental que trasmitió a las futuras generaciones su singular y característica capa.

Otras ganaderías de importante renombre, también han mamado de la sangre Núñez y han conseguido crear un toro único y personal. En el caso de Cebada Gago, en 1964 se eliminó todos los animales doña Cristina de la Maza y se empezó con reses de Don Carlos Núñez y Jandilla.

Por otro lado tenemos a Torrestrella creada a partir de una base compuesta por vacas de Carlos Núñez. Destacar que en aquel lote de hembras venían 4 sementales, los 4 pilares que fundaron la ganadería, y recordaros que curiosamente, uno de aquellos toros se llamaba «Lancero» herrado con el número N°123.

Otra curiosa historia es la de este semental de nombre “Chincharrito” de Cebada Gago, hijo de un toro de Torrestrella. Años después, en 2011, aparecía esta vaca con casi las mismas hechuras en Torrestrella.

Tanto Cebada Gago como en Torrestrella son conocidas, no solo por su gran fondo de casta, sino también por sus llamativos y preciosos pelajes herencia de aquel cruce que realizo Don Carlos con vacas de Villamarta y toros de Mora Figueroa.

Conde de la Maza es una situación un tanto especial, a primera vista cuesta creer que los animales que pastaban en los Arenales tuviesen la misma sangre. En 1966, Don Leopoldo de la Maza, compró sementales del Marqués de Villamarta y tiempo después, en 1977, adquirió lote de vacas junto a dos sementales de procedencia Núñez. Su ganadero Don Conde de la Maza así lo explicaba:

“No se puede decir que sea Ñúñez que lo es, pero por absorción. Mi abuelo tenía ganado, mi padre tenía ganado, era ganado de Villamarta y más ganado de otras ganaderías. Las vacas que mi padre adquirió de Núñez se echaron sobre lo que ya había y los machos se sacaron sementales sobre lo que había. Por eso es Núñez por absorción aunque ahora mismo está definido como encaste propio.”

La conformación de la cabeza es lo que distingue a los toros de Conde de la Maza del resto de los Núñez, siendo los pupilos de Don Leopoldo toros de gran trapío y muy astifinos aunque mantienen otras características de los Núñez.

El Retamar, Toros en Castilla, Alejandro Vázquez, Jiménez Sáenz de Miera Manolo González, Mari Carmen Camacho, Aguadulce, Torres Gallego, son algunas ganaderías, posiblemente no tan conocidas, pero que siguen manteniendo el encaste Núñez.

A día de hoy seguimos a la espera para poder ver lidiar en las grandes plazas los Núñez de Don Carlos. Por culpa de la báscula y la obsesión de los kilos se han quedado fuera de muchas plazas. Su ganadero Carlos Núñez lo tenía muy claro:

“Un toro con 480-520, los kilos son irrelevantes, sus defensas intactas y un tipo zootécnico normal con eso debe de estar aprobado.”

Por Ana Mateo Izquierdo.