Alcanzamos nuestra localidad con la preocupación del viento. Preocupación primero por los toreros, corren doble riesgo. La primera plaza del mundo. La catedral del toreo. En el siglo 21. ¿No hay una solución, sin romper la estética? Estamos seguros de que sí…

Hasta el momento la corrida mejor presentada con mucha diferencia. Cierto de dos hierros distintos. Ese es el toro que da categoría a Madrid. No hace falta seiscientos kg. Hechuras y cara no hace falta más. Otra cosa es el comportamiento que hubo de todo. Todos con las fuerzas muy justas, saliendo del caballo ya sin ninguna opción. Se salvó el segundo de Perera, al que templó especialmente bien, impidiendo que se cayera, muy bien con las dos manos. Poderoso y entregado. Una pena la espada. Perdió una oreja de ley. Su primero para quemarlo.

Volvía Téllez sin reponerse del volteretón y estuvo por ahí. Entre el viento, las pocas fuerzas de sus dos toros y su muy poca disposición. Se le fue la tarde con tristeza. La de él y la de los que pagamos por verle.

Fonseca novillero puntero en su momento. Y ahora sigue en esa línea. Valor, entrega, desparpajo. Llega pronto a los tendidos. Como ya hemos dicho salían del caballo muertos, y así no es posible torear. Aplaudimos su actitud. Torero para seguirle y esperarle. México necesita una figura como siempre tuvo. A ver si es este.

Rafael Ortega

Andrew Moore nos muestra con su cámara la disposición sin límites de Isaac Fonseca