Y pasó el 16 de mayo sin toros en Madrid. Ya dijimos que esto no era de recibo y lo repetimos. Y llevarán esta espina políticos y empresa mientras vivan. Se olvidaron del rey de los toreros. Gracias a él existe esta plaza.

Somos aficionados rasos. No cronistas, para eso están otros que escriben al dictado. Solo contamos lo que vemos dejando claro que es un criterio de aficionado. O sea el que paga. El 17 volvieron los toros con novillada de los maños. De bonitos pelos, no así las hechuras. Más bien deslucido. Poniendo muchas dificultades a tres chicos muy verdes. Sabemos que hay pocas novilladas y así es difícil, vienen sin oficio y los más perjudicados ellos.

El primero el mejor del encierro con el que Diego García se le vio solo ganas. Parejo en su afán de querer resultó volteado feamente. Nos molestan las volteretas aunque son necesarias. Más el viento siempre presente. Ay el viento. Mario navas que ocupó el puesto de Marcos Linares. También volteado, con dos novillos muy a contra estilo. Destacó, como casi siempre Curro Javier.

Y vuelta al clavel. Buen ambiente a la entrada, la gente está con ganas de que esto levante, de sacar el pañuelo. No hay manera. Corrida justita de trapo por mucho que algunos callen. Y vacía de fuerza y casta. Los dos de Morante sin fijeza ni son. Sólo unos lances preciosos obligado por el Juli. Disposición por parte de Julián, al que Madrid ahora sí da el trato que merece. No siempre ha sido así. Deberá de pensar seguir matando Alcurrucén, aun siendo sus apoderados. Dignísima actuación sin espada.

Suponemos que Tomás Rufo estará preocupado. En Sevilla le pusieron en el camino y aquí no lo ha encontrado. Se ha ido por otro. A su primero le tocaron las Palmas en el arrastre justamente. Si le ponemos solo un titular sería. Deprisa, deprisa.

Lo escandaloso del callejón y el alcohol, para otro día.

Rafael Ortega

Foto de Andrew Moore