El mundo del toro todavía está conmocionado con este personaje conocido como Sebastián Marín. Una sanguijuela que ha intentado chupar la sangre de todo aquel que le daba un voto de confianza. Una lacra que ha defenestrado los valores del toreo. Sigue y persiste con sus engaños y sus mentiras. Cada día una treta con tal de no afrontar la verdad y la que se le viene encima.

Hoy en dos burdos comunicados se ha vuelto a ver que la mentira forma parte de su vida. El supuesto abogado que redacta tal comunicado no existe.  El nombre de Guillermo Silva López no consta en ningún colegio de abogados de España, el número de licencia 402019 tampoco consta ni el colegio de La Coruña, ni en Madrid. Consta un Guillermo Silva Bernabe, pero todo esto ha sido comprobado. Curiosamente la dirección que ha proporcionado Paseo de la Castellana número 46 y 48 corresponde a su vez a la embajada de Irlanda en España. Y paradójicamente el Dni  -40201969Y- de dicho abogado empieza igual que el número de su licencia. Por cierto, el Dni corresponde al Sr. Juan Alfonso Sagnier Muñoz.  Este muchacho se cree que toda la gente es tonta, y él es el único listo que puede salirse con la suya, mintiendo reiteradamente. Ahora mismo estamos hablando de un delito de falsedad documental.

Son decenas de personas que se han ofrecido para contarnos sus historias con este personajillo. Aunque nos vamos a centrar solamente en unas cuantas, sino tendríamos para escribir un libro, o tal vez dos. La vida de esta persona se basa en mentiras, mentiras y más mentiras. Es un cuento inventado, sin escrúpulos, sin verdad, sin consideración alejado completamente de la realidad, a nadie le importaría sino intentará con ello aprovecharse de la buena voluntad de las personas.

Varios son los ganaderos que han sufrido las mentiras de Sebastián Marín, sus muchas informalidades, sus astucias y sus intereses. Todo para sacar provecho de la desesperación que sufren los ganaderos. Entre otros ganaderos, Antonio López, ganadero de López Gibaja nos aseguró que mientras viva, jamás pisara las puertas de su casa. Le intentó sacar dos vacas, y de no haberse aplazado el tentadero por mal tiempo en diferentes ocasiones lo hubiera conseguido. Le había prometido que le pondría en la novillada de Ossa de Montiel, pero tenía que echarle dos vacas antes, y otras en la presentación del cartel.

También sufrió un intento de estafa Manuel González dueño de Kiwapa. En este caso utilizó el cáncer y la fundación Aladina para conseguir su propósito, el dinero, muy ruin. Le pidió que participara como patrocinador de la feria, cosa que Manuel González aceptó al ver cuál era el fin. Luego Sebastián Marín le pidió dinero por adelantado, a lo que el dueño de Kiwapa se negó, y le dijo prefiero dárselo directamente a la fundación Aladina. Aun con sus sospechas Manolo aceptó firmar el contrato que le propuso Sebastián, aunque finalmente nunca apareció a la cita, fue una tal Lucia y jefa de prensa quien le pidió perdón, y se excusó pidiendo una segunda oportunidad por teléfono. La encerrona jamás se celebró, se cambió varias veces de pueblos, hasta volatilizarse como el humo.

Estos meses han sido muy intensos para este Pequeño Nicolás del toreo, o tal vez mejor pequeño Vaquilla. Podría adoptarlo como nombre artístico, Sebastián Marín “El Vaquilla”. Pues este alegre bandolero se inventó un apoderado nuevo, de nombre Cayetano, para engatusar a Carlos Barrera, hombre de confianza de Javier Conde. Le embarcó en la organización de un festival, prometiendo 2 o 3 más para este 2021. Carlos dio la cara ante muchos profesionales, convenció a mucha gente, e incluso arregló la compra de  una novillada de José Escolar con el maestro Fundi. Sebastián Marín llegó a enviarle un contrato con el logotipo de la empresa de Mazzatini, evidentemente sin que el empresario supiera que estaba falsificando su logo y contrato. Sebastián Marín pudo sacar el Logotipo y tipo de contrato de esta empresa cuando toreo con ellos una novillada sin picadores en Jerez de los caballeros hace 3 años.

Intentó a José Antón, embaucando para que le comprara un traje de luces de “Morante de la Puebla” que costaba 4000 euros, cuando realmente no era de Morante, sino de un torero madrileño. El traje realmente costaba 2000 euros. Sebastián quería que le ingresara el dinero y el ocuparse de la gestión. Jose Antón prefería ingresarlo al dueño del traje, la cosa se volvió a enfriar.

Todas estas afirmaciones están contadas de primera mano por los protagonistas de las historias. Es muy triste que una persona así se pasee por la tauromaquia destruyendo los valores del toreo. Por cierto, ha sido expulsado de todas las escuelas taurinas donde ha estado.  Ya bastante dura es la vida para la gente modesta, y novilleros para que venga un tío como este e intente sembrar la duda en los corazones de ganaderos, apoderados, alcaldes y empresarios.

Continuará…

Por Juanje Herrero