Los sociatas que tanto denigran la fiesta de los toros, la que odian con todas sus fuerzas –salvo las excepciones de rigor- por el contrario no tienen recato alguno a la hora de conceder subvenciones del ámbito que fuere, siempre y cuando a ellos les guste. Nosotros, los aficionados a los toros, al igual que los profesionales de dicho sector, no aspiramos a nada; es decir, todos sabemos que nadie subvencionará un solo pitón por utilizar un término taurino pero, por favor, tampoco queremos que nos quiten lo poquito que nos queda.

De que somos un mundo pestilente para la sociedad en que vivimos y, de forma muy concreta para nuestros gobernantes que no saben de toros ni de personas pero, lo más sangrante es que no saben que dentro de eso mundillo, directa o indirectamente, cientos de miles de familias viven de esa “industria”, como pudiera ser el comercio, el turismo o cualquier materia que se nos ocurra que, en la actualidad, casi todo ha quedado devastado por muchas razones, entre ellas, la pandemia y, acto seguido la dejadez de un gobierno absurdo que, insisto, no saben de nada, salvo mirarse el ombligo creyendo que hacen las cosas bien cuando, como es notorio, la realidad les aplasta en sus pensamientos y, lo que es peor, en sus actitudes.

Y esos mismos socialistas que nos quieren destruir y para ello se han “comprado” un Pablo Iglesias a modo, para distribuir subvenciones donde les da la puta gana, para eso no tienen problemas. Cuidado que, me parece muy bien que den subvenciones pero, amigo, de darlas, que se repartan y que todo el mundo pueda gozar de dichas prebendas crematísticas.

Es el caso del ayuntamiento socialista de Leganés, como no podía ser de otro modo, ha financiado a su club con trescientos sesenta y dos mil euros. Es decir, la calderilla que sobraba en dicho consistorio. Y se quedan tan anchos. Eso sí, como sucede siempre cuando se quiere ayudar a lo que a ellos les interesa, todo se da por bien empleado.

Como vemos, hablar de socialismo en España –y en cualquier parte del mundo- no es otra cosa que mentar banalidades al más alto nivel y, la contada no deja de ser una estupidez sin precedentes, por muy contentos que estén los directivos de Club Deportivo Leganés. ¿Habrán subvencionado, desde dicho ayuntamiento, al resto de colectivos deportivos o culturales de dicha ciudad? Es algo que averiguaremos muy pronto, pero de momento, ante tal subvención, nos queda la sospecha del amiguismo ante todo aquello que huela a socialismo. Por cierto, habría que preguntarle al alcalde de Leganés qué ha sido de su plaza de toros multiusos que en su día un alcalde lógico y cabal, pensando en sus vecinos la construyó.

Seguro que, ante tal dispendio, Pablo Iglesias y su amo Sánchez no se rasgan las vestiduras ante un hecho lamentable como el que hemos contado. Si ese mismo ayuntamiento hubiera dado un solo euro para los toros, a estas alturas del hecho consumado, Pablo iglesias ya habría montado un escándalo de época, argumentado sus excentricidades habituales, sin pensar, como digo, que del mundo de los toros viven miles de familias.

Pero este es el sino que nos ha tocado vivir por querer defender el pan de un mundo tan importante como el que más que, para mayor suerte  para el gobierno, el mundo de los toros aportó, hasta este año, millones de euros en impuestos de todas sus actividades artísticas; es decir, impuestos llegados al Estado mediante la aportación de los aficionados que, al respecto, hemos sido modélicos comprando esas caras entradas para ir a los toros, eso sí, a sabiendas de que un porcentaje muy alto iría a parar, directamente, a las arcas de los que ahora nos niegan el pan y la sal.