Las paradojas del mundo del toro nos vienen a demostrar que, justamente, el lance más arriesgado de toda la lidia de un torero frente a un toro no es otra que, recibir al bovino en la puerta de chiqueros, lo que conocemos como el lance a porta gayola. Una acción arriesgadísima que, al final de la faena nadie recuerda y, lo que es peor, dicho lance ni puntúa ni sirve para nada. Y lo que digo no va en demérito de nadie, más bien, de mi parte, todo lo contrario, una tremenda admiración hacia todo aquel que se juega la vida como es el caso citado.

Es cierto que, muchos toreros, sabedores de que dicha acción no es valorada por nadie ni lo intentan; es más, hasta denostan que los demás lo hagan. Además del peligro que ello entraña, belleza, en dicho acto, no puede haber ninguna porque el diestro bastante hace con salir ileso del encuentro que, en muchas ocasiones ha terminado en tragedia por aquello de las cogidas que algunos diestros han sufrido ejecutando el lance antes mencionado arrodillado frente a la puerta de chiqueros.

Es verdad que, recibir al toro en la puerta de chiqueros es algo que lo hacen los hombres que tienen hambre de triunfos y, por supuesto, de contratos, pero, como explico, dudo mucho que a nadie le hayan puesto en una feria determinada por haber estado hecho un héroe recibiendo al toro de la forma antes mencionada. ¿Solución para evitar el problema? Muy sencillo. Concienciarse todos los toreros de que su tarea, al respecto es inútil, por tanto, todo el mundo debe de eliminar de su repertorio tan nefasto lance.

Ha habido muchos percances por culpa de esta situación que, en realidad, se nos antoja dantesca al servicio de la nada. Algunos diestros han sufrido cornadas gravísimas al llevar a cabo ese fatal lance que, como explico, lo único que aporta son disgustos. Por ejemplo, con toda mi admiración hacia ese héroe actual llamado Manuel Escribano, si le llega mi comentario podrá pensar que soy un derrotista, pero, ocurre todo lo contrario, soy un defensor de la verdad y de todos aquellos que, como Escribano se juegan la vida de forma literal a sabiendas de que no habrá recompensa.

Y, como digo, las heroicas acciones de los toreros todas deben tener, como fundamento, la recompensa que corresponda. Jugarte la vida ante la indiferencia de todo el mundo es un acto baladí. Y recibir al toro en la puerta de chiqueros, por mucha expectación o murmullo que despierte en el momento en que se hace, la auténtica realidad es que no sirve para nada, si acaso para arriesgar la vida de forma absurda y, como ha ocurrido muchas veces, hacer herido y no poder continuar la lidia que, en realidad es lo que vale y puede tener reconocimiento final tras matar al toro. Dicho lance, como expliqué, tiene como fundamento la demostración del diestro para enseñar el valor que tiene al asumir tanto riesgo, pero, como decía, dudo mucho que esa exposición de valor sea tenida en cuenta por nadie. Por todo lo dicho, toreros del mundo, eliminen ustedes de su repertorio dicho lance que, lo único que pueden tener son percances o, disgustos que viene a ser lo mismo.