Me siguen sorprendiendo los llamados santones del toreo que, en calidad de aficionados le siguen remitiendo cartas al gordito de turno que, como sabemos, ejerce de ministro de Cultura, un despojo que tenía el gobierno que no sabía qué hacer y se lo endilgó a Rodríguez Uribe que, como el mundo sabe, al respecto se ha lavado las manos como Pilatos ante Jesús de Arimatea.

Rodríguez Uribe no sabe nada de toros puesto que, no es ni aficionado y, si lo fuera, ese cargo de Cultura no se lo hubieran dada jamás, no vaya ser que se les ocurriera defender la defenestrada tauromaquia que, ya tenemos bastante con lo que sufrimos con los llamados animalistas y, faltaba, el repugnante gobierno para tratar de exterminarla por completo. Es más, ese ministerio deberían de exterminarlo porque no sirve para nada, salvo para mantener a titiriteros, gandules y maricones. Y, nosotros, los aficionados, tan orgullosos de que un día nos encuadraran dentro del Ministerio de Cultura. Al final, nuestro gozo en un pozo.

“Excelentísimo señor” “Suplicamos ante usted” Y demás frases bonitas que, quedarían realmente enmarcadas en un contexto lógico, a sabiendas de que seríamos escuchados pero, por Dios, perder el tiempo con semejantes personajes me parece algo aberrante. No hay que escribir carta alguna, hay que movilizar a los taurinos, a los aficionados, a todo aquel que tenga la sensibilidad a flor de piel y que sepa amar una fiesta tan bella como los toros, algo que cada año demuestran varios millones de personas. Ahí es donde tenemos que enfatizar y poner el dedo en la llaga, lo demás son  zarandajas que no conducen a nada, salvo que se rían de nosotros calificándonos de “educados estúpidos”

Con este gobierno que padecemos, hacer algo lógico ante ellos me parece un dislate tremendo. Uribe es un filósofo de profesión que, su único mérito no es otra que ser de la ejecutiva del PSOE, como el tal Salvador Illa que, siendo filósofo, le dieron el cargo de Ministro de Sanidad, échale hilo a la cometa. Seguro que no sabe para qué sirve una aspirina. O ese abogado llamado Pedro Sánchez que, llegó al poder de mala manera y de idéntico modo sigue ejerciendo, mintiendo más que habla y dando vivas al puto 8 de marzo que, como el mundo sabe, en semejante fecha se infectó hasta Dios por culpa de aquel disparate absurdo y sin sentido.

Imagino que, las cartas que llegan al citado ministerio se limpiarán sus partes traseras porque, si alguien espera respuesta a las mismas está muy equivocado. Y no quiero ni pensar si le mandan copias a Pablo Iglesias o al mismo amo de España con esa cara de cartón piedra que tiene que, su logro más grande ha sido mentir día y noche y, repito, todavía quedan almas cándidas mandándoles cartas de súplica al respecto del mundo de los toros.

Como dije, el día que se nos conceda la libertad y abandonemos la cárcel en la que vivimos, ese día saldremos todos a la calle, juntaremos a millones de aficionados, a todos los taurinos del mundo y, en multitud, nos manifestaremos para que estos bobos comprendan la grandeza de una fiesta tan bella como legal. Pero claro, hablarles de legalidades a unos sujetos que no saben lo que es la legalidad puesto que de la mentira han hecho un modo de vida, es como intentar tapar el sol con las manos.

No me cabe la menor duda que, ahora es la tauromaquia pero, al paso que vamos, estas gentuzas se cargan la democracia, lo tengo clarísimo y, lo peor es que nos sobran pruebas a diario para tener el citado temor. Ya es un clamor entre los medios de comunicación decentes las críticas que les llueven a dichos personajes a diario desde todos los frentes. Pero claro, otro problema, esos tipos y tipas no están en este mundo, no pisan la calle, no leen los diarios, no ven el canal Trece de TV, ni escuchan a Federico Jiménez Losantos, ni a Carlos Herrera, ni a Ángel Expósito, ni a Eduardo Inda, ni ven a Antonio Jiménez; no ven nada, les pasan el País todos los días, les enchufan la Sexta y ya son felices.

Eso sí, Pablo Iglesias quiere imponer el IBI a la Iglesia porque según el tipo hacen negocio con sus feligreses. Hay que ser destructor, desagradecido con la vida, bestia hasta la saciedad y torpe por naturaleza solo por pensar en es macabra idea. Ojala la vida fuera justa y, ese Pablo Iglesias un día tuviera que ir a pedir a Cáritas para que comprendiera la grandeza de la Iglesia, que no su apellido. Eso no sucederá jamás porque, como se sabe, en política, cuando uno entra en el gobierno ya tiene la vida asegurada, la de él, la de sus hijos y nietos, algo que me parecería muy bien si mientras desempeñan sus funciones como políticos fueran personas decentes, patrióticos y justos ante la sociedad en que viven. Esa era la misión de todo político, luchar por el bienestar de su pueblo, algo que ha pasado a la historia porque las gentecillas que nos rigen no piensan en el pueblo ni cuando se equivocan.

Y, cuidado que esto no ha hecho nada más que empezar. Faltaba la paga que se ha sacado de la manga el tal Pablete, una forma de comprar los votos por unas putas migajas pero que, para desdichas de todas las gentes honradas de este país, la fórmula bolivariana funcionará con tal efectividad que, en las próximas elecciones, la izquierda más radical seguirá burlándose de las gentes que trabajamos y, que vaya con cuidado Pedro Sánchez que, el citado bolivariano le pude hasta ganar la partida. Vivir para contarlo.