Cuando la fiesta de los toros depende de los políticos, partiendo de la base del partido que sea, pueden ocurrir cosas como la que sucedió en el día de ayer en Ceuta puesto que, después de 27 años de espera, el dieciocho de septiembre, los toros regresarían a la ciudad autonómica de Ceuta.

A la histórica fecha se le sumaría la celebración de un homenaje, en forma de corrida goyesca, para conmemorar el centenario del originario “Tercio de Extranjería”, en el lugar que lo acunó y de la mano de un único espada, Sebastián Ritter, hermanado con el citado cuerpo de élite desde 2013.

Tras varios meses de negociaciones con las autoridades competentes ceutíes y contando con el beneplácito de los homenajeados, la empresa promotora y el espada anunciado recibieron una repentina negativa para poder obtener los permisos de localización; imposibilitando la opción de emplazamiento en todos los espacios previstos e impidiendo todas las alternativas.

Siendo éste un nuevo ataque a la Tauromaquia en territorio español. El empresario y promotor del espectáculo, Esteban Díaz y el torero, Ritter, han explicado hoy en Madrid las causas de la suspensión para poder ofrecer luz a este conflicto y les piden su apoyo para poder dar voz a esta lamentable situación, donde se pretende erradicar la españolidad en la ciudad autónoma de Ceuta.

No hace falta ser muy listo para saber las causas por las que se ha suspendido dicho festejo porque, en la actualidad y con los apestosos que nos gobiernan, hablar de la Legión es como mentar al diablo en una noche oscura. Según los políticos ceutíes, ellos no han prohibido nada pero, a la hora de la verdad, el permiso para la celebración de dicho festejo no apareció por lado alguno. Hay que ser cobardes para actuar de forma tal vil y traicionera y, lo peor de todo es que se castigó a Ceuta para que sus aficionados pudieran extasiarse viendo una corrida de toros que, por todo lo anunciado, de eso se trataba de una auténtica corrida de toros.

Esteban Díaz como organizador merece una ovación sin límites y, qué decir de Sebastián Ritter, un hombre apasionado que es capaz de jugarse la vida donde fuere y con los toros que puedan corresponderle; pues hasta esa ilusión les han robado a estas personas porque, como se presagia, Esteban Díaz no iba a enriquecerse con dicho festejo y, toda la gloria que hubiera podido lograr Ritter, en el mejor de los casos le hubiera servido para sumar una actuación más y, sin duda, para su enriquecimiento moral a nivel de torero pero, poco más.

Barrunto que, al respecto de dicho festejo, en Ceuta se recibiría una llamada desde “arriba” para impedir por todos los medios la celebración de un evento tan especial que, como digo, estaba auspiciado por los legionarios, el glorioso cuerpo del ejército español pero, como todo el mundo sabe, odiado por la maldita izquierda que, escuchar hablar de la Legión les pone enfermos porque saben de la gloria que acumularon en los tiempos en que tuvieron que formar parte la contienda española.

Como siempre y para que la tristeza alcance tintes de tragedia, el gran perjudicado, Sebastián Ritter, se ha quedado con la miel en los labios. En los toros, como en la vida, siempre lo pagan los mismos, los humildes, los que no tienen el poder, los que para comer tienen que ser sumisos ante sus amos. Ritter, si de toros hablamos, es el referente de lo que digo.