Lo más parecido al comunismo hablando de la fiesta de los toros no es otra cosa que, haber entregado las armas al taurinismo para, al igual que sucede entre las huestes social comunistas, todos los medios informativos están al servicio del poder, es decir, ejerciendo el comunismo del que antes les hablaba; y digo comunismo porque casi todos son iguales. Prensa, radio y televisión, la mayoría, todos rinden pleitesía al amo que les sustenta porque, digo yo que así debe ser.

Y, lo digo con enorme pesar, puesto que en los toros pase lo mismo que en mundo de la política es algo que me destroza el alma. La inmensa mayoría de los medios, todos, sin distinción, rinden culto al poder establecido. Los aficionados auténticos echamos en falta la crítica de antaño en que, con sus letras y crónicas ponían las cosas en su sitio; es decir, el toreo en su conjunto se sentía vigilado y, aunque los resultados no fueran los que pretendíamos, en el peor de los casos la gente tenía su miedo y sabían que eran fichados por la crítica, sabedores de que eran personas muy respetadas. Navalón, Vidal, Villán, Azofra….eran ejemplos de la crítica auténtica, como siempre debió ser.

Ahora todo es de broma, con lo serio que es el tema nos lo tomamos a chufla, razón por la que los taurinos campan a sus anchas sabedores de que todo lo que hagan estará revestido por el botafumeiro de rigor y, si hay que buscar un culpable se elige al toro y aquí paz y allá gloria. La suerte de los toreros es que los toros no hablan porque si hicieran declaraciones como los entrenadores de fútbol al terminar el partido, los citados toros dirían cosas increíbles al respecto de sus lidiadores.

Recordemos que es el toro el único que puede salvar la fiesta de su letargo; he dicho el toro, no los burros afeitados con los que se enfrentan las figuras para deleite de cuatro analfabetos para que luzcan claveles en la solapa. Claro que, hasta los claveleros se están cansando y aburriendo porque el espectáculo, como tal, les produce hastío y bostezos y, pagar una fortuna para bostezar, mejor nos quedamos en casa. ¿Verdad?

El sistema informativo que tenemos en el mundo de los toros es exactamente igual que en la política. Los medios de comunicación, sabiamente manejados por la izquierda criminal y maldita es la que les proporcionó los votos suficientes para destrozar un país como España que, si junto a José María Aznar logró cotas increíbles que no volverán jamás, llegó Zapatero al poder tras una maniobra macabra para que, en la actualidad, Pedro Sánchez tomara nota para seguir siendo el rey, nunca mejor dicho porque al monarca actual le queda un telediario en España.

Como decía, los toros sufren de la misma desazón; digamos los aficionados que nos conformamos con muy poco. La prueba no es otra que, tras lo de Ubrique, apenas he leído cuatro líneas de crítica ante lo que allí sucedió. ¡Y mira que sucedieron cosas!

Prensa, radio y televisión, todos están dirigidos por el taurinismo y luego se quejan de que la gente no va a los toros. ¿Cómo se pueden decir tantas memeces si el enemigo duerme en casa? Hagamos una fiesta cabal, pura, auténtica y, poco a poco, los aficionados irán volviendo a los cosos taurinos porque ha sido el taurinismo el que les ha echado. La fiesta está carente de la más mínima emoción, se pueden hacer las crónicas antes de que se celebre el festejo, los toros que proporcionan emoción están en las dehesas sin que nadie les llame, los toreros cuando menos riesgo asuman mucho mejor, y con semejante palmarés quieren que la gente siga yendo a los toros. ¿Esperamos acaso un milagro? ¡Seguro que sí!

Claro que, la sorpresa mayúscula se dará este año cuando empiece la temporada en la que se habla de que se podrá dar entrada al cincuenta por ciento del aforo de las plazas. Y digo sorpresa porque, ¿qué pasará cuando no se llegue ni al cincuenta por ciento permitido? ¿A quién le echarán la culpa? Y eso puede pasar. Recordemos, como ya dijimos, que en Ubrique en la segunda tarde se pusieron a la venta setecientas veinte entradas y se vendieron quinientas. El dato es muy revelador y como encuesta, lo dice todo.