Muchos toreros quedan postergados por falta de oportunidades pero, nunca porque no lo sean. Es cierto que, de forma lamentable en el escalafón no caben todos. Una pena porque se están perdiendo muchos toreros pero, ¿cómo se arregla ese problema? Muchos sostienen que con mucha constancia por parte de los diestros pero, por favor, si el “autobús” está lleno, ¿cómo meter más gente en él? Un dilema muy difícil de resolver pero que, insisto, se están perdiendo toreros de mucho nivel por esa falta de oportunidades a la que aludo.

Vimos la alternativa de Tomás Rufo en Valladolid con los toros de Garcigrande y, el chaval rayó a una altura insospechada pero, ¿qué hubiera pasado si los toros hubieran sido de Dolores Aguirre, por poner un ejemplo de toros auténticos? Nada hubiera sido igual. ¿Qué pasó con la alternativa de Cristóbal Reyes en Sanlúcar con toros de Miura? Que bastante hizo con salir con vida de aquella encerrona. Como digo, si todo el mundo tuviera las mismas oportunidades otro gallo nos cantaría.

Para nuestra fortuna por aquello de admirar a toreros inéditos, gracias a las retransmisiones televisivas estamos conociendo a muchos toreros que nos dejan boquiabiertos por aquello de las condiciones que atesoran, algunos, como es el caso de López Chaves, con más de veinte años de alternativa todavía sigue sorprendiendo a propios y extraños y, en la misma feria de Salamanca, Alejandro Gardel bordó el toreo junto a las figuras. ¿Qué ocurre, entonces? Lo que vengo sosteniendo, cuestión de oportunidades que a unos se las dan y a otros se las niegan.

Dicen que para ser torero hay que tener mucha paciencia, e incluso esperar muchos años y pasar toda clase de penurias pero que, al final, a cada cual le llega la hora. Hombre, si tomamos como referencia a Emilio de Justo y a Diego Urdiales si tenemos la pauta de la paciencia porque ambos diestros han esperado muchos años hasta que han llegado al éxito y reconocimiento de los aficionados en general pero, ¿está todo el mundo dispuesto a ese sacrificio a sabiendas de que nadie te ofrece la garantía de que al final tendrás la recompensa?

De igual modo, y no creamos que es poco, muchos aspiran, en el peor de los casos, al segundo circuito que no es poca cosa. Yo diría que es algo grandioso porque en ese lugar es donde anidan los héroes del toreo que, con su valor, torería, agallas y desprecio a la muerte, le dan sentido a una fiesta maltrecha por culpa de los señoritos del toreo que, como se comprueba, solo aspiran a la comodidad pura y dura. Por dicha razón, hombres como Manolo Escribano, Octavio Chacón, Curro Díaz, Rubén Pinar, Sergio Serrano, Pepe Moral y algunos diestros más de menor renombre, todos merecen el mayor de los respetos.

Es durísimo el camino, especialmente para los que tienen condiciones más que sobradas para ser gente en la torería; más fácil lo tienen lo que son “uno más” entre el montón que, lo más lógico, antes que sufrir de forma inútil es mejor abandonar. Gentes como Sergio Aguilar e Iván García, dos matadores con muchas cualidades como toreros renunciaron al traje de luces para ser ahora mismo dos rehileteros consagrados; una opción es, por supuesto que sí.

El pasado domingo pude ver a Rafael Cerro y a Jorge Isiegas y, ambos demostraron unas cualidades bárbaras para triunfar en su profesión y, en la misma tarde, con el peor lote, José Carlos Venegas demostró que quiere ser torero. Cerro marró con el estoque una faena de dos orejas por la calidad de su toreo mientras que, Isiegas, con idénticas condiciones artísticas, tumbó a su primer enemigo con una estocada de lujo y a sus manos fueron a parar dos orejas justísimas. ¿Qué pasaría por sus cabezas al ver que, teniendo condiciones más que sobradas nadie se acuerda de ellos? Está claro, hay mucho donde elegir y, como muchas veces dije, en el toreo, aunque parezca una insensatez, en demasiadas ocasiones hay que esperar el milagro.

En la imagen, Manolo Escribano con un toro de Victorino Martín en Madrid, todo un ejemplo de torería, valor y verdad.