Ha finalizado esta temporada tan atípica como inusual en la que, irremediablemente no podemos ni debemos olvidar lo que han sido los ecos más relevantes de este año con permiso y la venia de las figuras del toreo que, lógicamente, han desempañado su papel que no era otro que seguir fingiendo enfrentándose a esos toros a modo, diríamos el medio toro sin alma, sin pujanza, sin trapío y con muchísima bondad y, la prueba no es otra que ningún torero ha caído herido en la arena. ¿Ha sido todo producto de la suerte o de que los toros salen amaestrados para que sus lidiadores se lo pasen de vicio para enardecer a los que menos saben de toros que, desdichadamente son la mayoría?

Al margen de todo ello, no podemos olvidar de ninguna manera a los que han sido los grandes protagonistas de la temporada por aquello de enfrentarse al toro auténtico y, lo que es mejor, poner en riesgo su vida y tener la capacidad para conseguir el triunfo. No existe espectáculo más bello que el toreo cuando se comprueba que un hombre, apasionadamente, se juega la vida y lo palpan desde los tendidos. Ha sido el caso de Manolo Escribano, Sergio Serrano y Octavio Chacón entre otros de menos relieve pero de idénticos méritos. Menudo triunvirato he nombrado ¿verdad? Desdichadamente, los tres valientes a carta cabal que he nombrado no tienen cortijo alguno pero, a cambio, son dueños de la verdad del toreo que, en esta época tan convulsa en que todo gira en derredor de las figuras y sus toros a modo, tres hombres han demostrado que, con el toro auténtico, si se es capaz, se puede lograr el éxito.

Escribano y Serrano comenzaron su andadura en la primera corrida de toros que se celebró en Madrid en que, con toros de Albaserrada, ambos lograron el triunfo y, lo que es más grandioso, inundaron el ruedo venteño con su verdad, valor y ese deseo indómito por lograr el reconocimiento de la afición, algo que lograron en total medida. Luego, claro, como recompensa de aquello que habían logrado en Madrid, Simón Casas, cuando confeccionó la feria de otoño no les contrató porque dijo que ya habían tenido su oportunidad y que debía dar paso a otros toreros, imagino que se refería a López Simón, entre otros mediocres.

Otra vez con Victorino Martín, Sergio Serrano en la feria de Albacete se proclamó triunfador absoluto del ciclo, lo que vino a demostrar que la farsa sigue su curso. ¿Cómo es posible que un desconocido se proclame triunfador de la feria manchega sin apenas haber toreado? ¿Queréis más méritos? Creo que es imposible. Y luego vino la corrida de Bargas, un pueblo toledano que ha lidiado, sin duda alguna, una de las corridas más auténticas de la temporada con aquellos toros del Conde de Mayalde que, al recordarlos, todavía siento pavor. Pues frente a dichos bicornes, Serrano, Escribano y Ángel Téllez, dieron la auténtica medida de lo que puede ser un espectáculo inenarrable cuando se lidia el toro con su majeza más absoluta.

Luego, los citados Escribano y Serrano, siguieron su curso en la temporada y, en distintas plazas pero siempre con el toro de verdad han logrado éxitos de clamor que, de forma lamentable, nadie ha ponderado en lo más mínimo. Todo ha girado en torno a Morante, Juan Ortega y Pablo Aguado que, siendo toreros artistas, a la hora de la verdad, han mentido porque se han enfrentado a bureles descastados, sin ninguna trasmisión y sin la menor emoción. Es cierto que, por ejemplo Morante, en la feria de otoño en Madrid firmó una faena auténtica porque, sencillamente, se enfrentó a un toro encastado que le pidió sus credenciales como matador de toros y, a fe que las mostró, sí señor. Todos debemos reconocer que, sin el elemento toro que trasmita emoción a los tendidos, todo queda relegado a un eufemismo que nada tienen que ver con la realidad de lo que los aficionados anhelamos.

Y, como antes decía, no podemos olvidarnos de Octavio Chacón que, todos sus festejos han sido frente a esas ganaderías llamadas “ilidiables” pero en la que, el diestro gaditano les ha encontrado la medida y es capaz de triunfar con las mismas. Muchas son las pruebas que puede mostrar Chacón en esta temporada que ha finalizado pero, su tarde más relevante, la que nos encandiló a todos tuvo lugar en Sanlúcar de Barrameda frente a una corrida de Miura, no iba a ser de Juan Pedro, ¿verdad? En la citada tarde, al margen de su triunfo inenarrable, lo que me conmovió fue su capacidad lidiadora en que, su grandeza estribó en que, pese a estar frente a una corrida de Zahariche, Chacón tenía tal seguridad ante sí mismo que, por momentos, hasta nos hizo olvidar que su vida corría un serio peligro, algo que se demostró a lo largo de la lidia de sus toros. Sin duda alguna, una de sus mejores tardes en todo el año, un festejo con el que acabó con la satisfacción del propio diestro que, como nos contara en su momento, en aquellos instantes sintió que su vida tenía sentido, sencillamente, porque una vez más él mismo se convenció de que puede y debe seguir siendo torero.

Es verdad que, en esta temporada en la que ya hemos pasado página, los pueblos han tenido una relevancia mayúscula y, mucho más algunas de las cadenas televisivas autonómicas, capitaneadas por CMM, en dichos pueblos hemos vista faenas de una belleza extraordinaria, razón por la que no podemos olvidarnos de Curro Díaz, Finito de Córdoba, el antes mencionado Ángel Téllez, el triunfo de Fernando Adrián en la Copa Chenel y, en ese mismo ciclo, la torería inenarrable de Fernando Robleño.